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El veto al aborto: una herida entre Vázquez y el Frente, y la carta de "un socialista sin carné"

La resolución del presidente durante su primer mandato generó un cimbronazo en la interna de la fuerza política
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07 de diciembre de 2020 a las 05:03

Tabaré Vázquez es un referente de la izquierda uruguaya. Es el hombre que llevó al Frente Amplio hasta lo más alto, de la mano de las masas populares. Fue su primer gobernante. Fue su primer presidente. Y eso ya es suficiente para guardarse un lugar en el corazón de los frenteamplistas.

Pero tampoco significa que la relación de Vázquez con la fuerza política haya sido idílica. Los tratados de libre comercio, las relaciones con otros países y la gestión de la educación fueron algunos de los temas que tensaron más de una vez la cuerda entre el líder y la fuerza política, aunque es probable que ninguno de esos sucesos haya sido tan emblemático como el veto al aborto durante su primera presidencia.

Terminaba el año 2008 y el Parlamento, a impulso de la bancada oficialista que contaba con mayorías, había aprobado una ley de Salud Sexual y Reproductiva que despenalizaba el aborto. Pero Vázquez, médico de profesión, no dejó que la iniciativa prosperara.  

El 14 de noviembre, el presidente aplicó el artículo 137 de la Constitución y vetó los pasajes centrales de la normativa aprobada por su propia fuerza política. Para oponerse a la despenalización, Vázquez apeló a argumentos científicos y otros de la agenda provida. “La legislación no puede desconocer la realidad de la existencia de vida humana en su etapa de gestación, tal como de manera evidente lo revela la ciencia. La biología ha evolucionado mucho. Descubrimientos revolucionarios, como la fecundación in vitro, y el ADN con la secuenciación del genoma humano, dejan evidencia que desde el momento de la concepción hay allí una vida humana nueva”, escribió. 

Además advirtió que el proyecto calificaba “erróneamente y de manera forzada, contra el sentido común, el aborto como acto médico, desconociendo declaraciones internacionales que son reflejo de los principios de la medicina hipocrática que caracteriza al médico por actuar a favor de la vida y de la integridad física”. 

En la resolución también señaló que el veto respondía a “razones de constitucionalidad y conveniencia” y agregó que “hay consenso en que el aborto es un mal social que hay que evitar”.

El presidente argumentaba a su vez que la ley violaría los artículos 8 (“todas las personas son iguales ante la ley”), 36, 40 (“el Estado velará por” la “estabilidad moral y material” de la familia y “la mejor formación de los hijos dentro de la sociedad”), 41, 42 (derecho a la protección de la maternidad), 44, 72 y 332 de la Constitución. 

En síntesis, Vázquez proponía hallar una alternativa “basada en la solidaridad” económica para solucionar los altos índices de interrupción de embarazos, y ó “promocionar a la mujer y su criatura, otorgándole la libertad de poder optar por otras vías y de esta forma salvar a los dos”.

La resolución también agregó que se debe “rodear a la mujer desamparada de la indispensable protección solidaria, en vez de facilitarle el aborto”.

En su libro Crónica de un mal amigo (Aguilar, 2011), Vázquez vinculó su oposición a la interrupción voluntaria del embarazo con la historia de una paciente oncológica a la que un día había aconsejado practicarse un aborto. La mujer no le hizo caso y años después se la reencontró curada del cáncer y con su hijo.

Firmas ausentes

La resistencia al veto dentro del Frente Amplio fue tal que la resolución presidencial no logró reunir las firmas de todos los ministros involucrados. En el libro Tabaré Vázquez: Compañero del poder, el periodista Sergio Israel relata que la camioneta de Presidencia "salió a hacer la recorrida habitual para levantar las rúbricas de cada ministro, pero el funcionario regresó con las manos vacías antes de terminar la ronda porque le avisaron que interrumpiera su tarea". 

El Partido Socialista, al que pertenecían Vázquez y cuatro ministros de su gabinete, había pedido expresamente no firmar el veto. Entre ellos estaba Daisy Tourné, al mando del Ministerio del Interior, afectado por la normativa. Tampoco lo firmó María Simón, ministra de Educación. La única que acompañó la resolución fue María Julia Muñoz, ministra de Salud Pública, a pesar de que apoyaba la nueva legislación. 

Aplaudido por la oposición y criticado por sus compañeros, el veto de Vázquez finalmente no obtuvo mayores resistencias en el Parlamento y la ley quedó postergada hasta el período siguiente, cuando bajo la presidencia de José Mujica finalmente prosperó una iniciativa del mismo talante. 

Pero las heridas quedaron.

Los coletazos más importantes se dieron en la órbita del Partido Socialista y terminaron con la renuncia de Vázquez a la colectividad que lo había arropado desde 1983.

La Juventud Socialista emitió una dura declaración tras el veto, en “rechazo” de “la actitud del compañero”. “Un presidente debe defender convicciones de su pueblo”, afirmaron los jóvenes del partido. 

Un Congreso del Partido Socialista a los pocos días arribó a una declaración similar. “Lamentamos profundamente el veto del Ejecutivo y discrepamos con los fundamentos utilizados”, señaló el documento. También se mandató a los legisladores a presentar nuevamente el proyecto al inicio del siguiente período legislativo.

Ante esas palabras, Vázquez envió el 24 de noviembre una carta de renuncia al entonces secretario general del partido, Eduardo “Lalo” Fernández. La misiva, en la que el presidente anunciaba que pasaría a ser “un socialista sin carné”, se mantuvo en reserva unos días antes de salir a la luz y generar una conmoción política en el Frente Amplio. 

En la carta, Vázquez solicitó “ser excluido del padrón de afiliados del Partido Socialista del Uruguay” y señaló que era una decisión tomada “sin alegría pero con serenidad tras conocer el contenido y analizar los alcances de la resolución adoptada por el Congreso”. 

“Concibo al socialismo como una pasión por la libertad, la democracia y la justicia. Como militante socialista creo haber obrado en consecuencia con esa concepción y con lealtad al Partido, pero vista la mencionada resolución, por razones de elemental respeto a la soberanía partidaria y consideración a mí mismo, seguiré viviendo esa pasión como un socialista sin carné”, escribió el presidente.

“No ignoro las eventuales derivaciones de mi decisión, pero por encima de esta circunstancia amarga están el inquebrantable afecto que nos une, el irrenunciable compromiso que tenemos con el Uruguay y las tareas que compartimos para que nuestro país sea cada día mejor para todos”, agregó Vázquez, que terminó la misiva saludando a sus compañeros “con el cariño de siempre”.

En 2013, cuando la ley aprobada en el gobierno de Mujica se sometió a un pre referéndum, Vázquez concurrió a las urnas para manifestarse en contra. "No hay sorpresa por mi participación (...) Hay que hacer cosas sin importar los costos políticos", declaró en esa jornada.

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