Dólar
Compra 38,60 Venta 41,10
El Observador | Julio de Brun

Por  Julio de Brun

Asesor en AIC Economía & Finanzas
20 de octubre 2025 - 17:44hs

La excepcional aparición del Tesoro norteamericano interviniendo en el mercado de cambios argentino en la jornada del jueves 9 de octubre no sólo representó un salvataje de último minuto en la complicada situación financiera de Argentina, sino que también es una señal de los tiempos que corren, donde el multilateralismo ha dado paso a una relación norteamericana con los demás países caso a caso, con las motivaciones específicas que se requieran, sin rendir cuentas ni poder servir de antecedente frente al resto de la comunidad internacional.

Para apreciar la magnitud de la medida en su contexto histórico, los ejemplos de intervenciones bilaterales con el propósito de defender la moneda de otro país bajo un ataque especulativo hay que ir a buscarlos a las décadas del veinte y del treinta del siglo pasado, cuando en diversas oportunidades la Reserva Federal apoyó al Banco de Inglaterra o al de Francia, con montos ciertamente mayores (ajustados por las magnitudes de la época) a lo realizado en estos días con Argentina. Desde el acuerdo tripartito entre Estados Unidos, Francia e Inglaterra de 1936 y el acuerdo de Bretton Woods de 1945, las intervenciones en el mercado internacional de monedas estuvieron señalados por un mayor o menor grado de cooperación internacional, tanto para mantener las paridades de las monedas respecto al oro e incluso después del abandono definitivo de ese sistema en 1973. Si bien la movida del Tesoro respecto a Argentina no puede ser catalogada como de “sin precedentes” como lo hizo algún medio de prensa, es cierto que hay pocos testigos vivos de una medida bilateral similar.

El acuerdo que todavía negocian febrilmente las autoridades argentinas con las estadounidenses es vital para frenar la corrida especulativa contra el peso argentino, que se aceleró (pero no comenzó) desde las elecciones legislativas en la provincia de Buenos Aires el pasado 7 de setiembre. Si bien el plan económico del gobierno de Javier Milei fue exitoso para eliminar prácticamente el déficit fiscal y frenar la hiperinflación que se insinuaba a fines de 2023, mantenía su talón de Aquiles en no haber priorizado, dentro de todas las emergencias que aparecían al inicio de su mandato, la recuperación sustancial de las reservas internacionales. En términos netos, cuando se deducen los encajes bancarios, el tramo no utilizado del “swap” de monedas con China y la deuda emitida para atender los atrasos con proveedores comerciales del exterior, las reservas netas del Banco Central de la República Argentina (BCRA) no llegan a dos mil millones. Esto no alcanza para atender la deuda a corto plazo ligada al dólar (“dollar linked”) ni otros instrumentos en moneda local, que en un contexto de tipo de cambio fijo o de flotación limitada por una banda cambiaria es indiferente que sean deuda del banco central o del gobierno federal, que sea en pesos, pesos ligados al dólar o en dólares. Si la gente huye de estos activos para buscar refugio en activos externos o “dólares en el colchón”, su respaldo son siempre las reservas internacionales.

En consecuencia, por más que se retiren pesos del mercado cada vez que se interviene en el mercado de cambios, están más cerca de agotarse las reservas que de retirarse todos los pasivos en pesos del BCRA. Esto significa que, en un contexto de corrida, el valor del peso argentino es nulo. Igual que lo era en 2023. Obsérvese que no tener déficit fiscal no cambió esa situación. Como lo dijimos en algún informe anterior, se corrigió el problema de “flujo” (el constante aumento de emisión sin respaldo para financiar el déficit fiscal) pero quedaba sin solucionar el problema de “stock” (la relación entre las reservas y los pasivos monetarios y no monetarios de corto plazo del banco central y el gobierno, al tipo de cambio que han establecido las autoridades argentinas como referencia).

Más noticias

En un contexto normal de acceso a financiamiento externo, el problema de “stock” se resuelve (al menos, de momento) con acceso a crédito de largo plazo. Pero el hecho de que, pese a los logros en el frente fiscal, el riesgo país permaneciera por encima de 700 puntos básicos, elevándose por encima de 1000 en las últimas semanas, es una muestra de que ese camino estaba cerrado y de que le estaba faltando al programa económico del gobierno argentino el imprescindible componente de confianza.

Con el acuerdo con el FMI se intentó recomponer la situación. También formó parte de ese esfuerzo la reducción de retenciones contra la venta de divisas por parte de exportadores. Pero las intervenciones en el mercado de cambios, por parte del BCRA y el gobierno, en el mercado contado y futuro, se llevaron algo más de 10 mil millones en lo que va del año, la mitad de los cuales drenaron desde setiembre.

Cuando poco poder de fuego le quedaba ya al gobierno y al BCRA, llegó la intervención del Tesoro norteamericano en el mercado contado que impulsó a la baja al dólar en el mercado argentino entre el jueves 9 y el viernes 10. Preludio de un desembarco mayor, que es la negociación de un swap por 20 mil millones de dólares. Con esta salva el gobierno argentino espera calmar a los mercados hasta las legislativas de octubre. Estas pondrán el rumbo del mercado financiero argentino y su repercusión sobre Uruguay en el futuro próximo.

Seguí leyendo

Te Puede Interesar

Más noticias de Argentina

Más noticias de España

Más noticias de Estados Unidos