Las recientes declaraciones de la Presidenta actual del INAU, Dra. Claudia Romero, sobre un déficit presupuestario llaman la atención pública sobre un tema importante, pero no novedoso.
Lo cierto es que, históricamente, siempre han sido necesarios refuerzos adicionales al presupuesto asignado por el Parlamento, tanto en este último período como en los anteriores. Todo gobierno que asume recibe un legado. Lo que realmente importa es qué se hace con él.
El período 2020–2024 estuvo marcado por desafíos excepcionales. La pandemia tensionó todos los sistemas de protección social. Pero también dejó al descubierto debilidades estructurales que ya existían, especialmente en la protección de niñas, niños y adolescentes.
Durante esos años aumentó la demanda de servicios del INAU, no solo por la crisis sanitaria y social, sino también por efectos acumulados de gestiones anteriores que no supieron, o no quisieron, actuar a tiempo. La falta de una estrategia preventiva coordinada convirtió muchas intervenciones en respuestas tardías. Los adolescentes que ingresaron a centros del INAU entre 2020 y 2024 fueron, antes, niñas y niños invisibilizados por un sistema que no reaccionó cuando debía. No se trata solo de lo heciciredado, sino de las decisiones —u omisiones— que profundizaron esa inercia.
El gran desafío sigue siendo el mismo: prevenir antes que intervenir. Parece una obviedad, pero no lo es. Prevenir no significa solo anticiparse a los riesgos, sino modificar las condiciones que los generan. Y eso implica actuar sobre lo estructural: fortalecer las redes familiares, los entornos comunitarios, el acceso a servicios esenciales y la presencia activa del Estado en los territorios.
¿Es ingenuo apostar a la prevención? No. Lo ingenuo sería resignarse. La prevención no se mide por lo que ocurre, sino por lo que no ocurre. No rinde políticamente en el corto plazo, no es vistosa en términos mediáticos, pero es indispensable si realmente se quiere cuidar. Porque, aunque no todo daño es evitable, mucho sí lo es. Y cada caso evitado importa. Apostar por la prevención es apostar por lo profundo, por lo que transforma de verdad.
En ese sentido, el INAU necesita fortalecer herramientas de gestión de casos que garanticen una intervención integral, coherente y sostenida. Relevar información clave, comprender la situación de origen, elaborar planes individuales, hacer seguimiento real. Los Planes de Atención Individual (PAI), en su formato actual, están desactualizados y resultan insuficientes para ese fin.
También es justo reconocer avances. Durante 2024 se priorizó el fortalecimiento de los Centros de Primera Infancia, en el marco de la ampliación de cobertura aprobada por el Directorio en 2022. Desde la Presidencia del INAU, se realizaron gestiones al más alto nivel para conseguir los créditos necesarios y cumplir con los compromisos asumidos: nuevas aperturas y ampliaciones planificadas, con las condiciones necesarias para funcionar correctamente.
La primera infancia, esa etapa de máxima vulnerabilidad y de mayor potencial, fue prioritaria en el período anterior y esperamos, como fue anunciado, que lo siga siendo en este nuevo gobierno. Ojalá se consolide como verdadera Política de Estado. Pero no basta con abrir más CAIF. Se necesita un enfoque más amplio, que evalúe las políticas no solo por su cobertura, sino por su impacto real en las vidas de niñas y niños.
La política social no puede reducirse a slogans como “poner a la gente en el centro”. Requiere coherencia, continuidad y, sobre todo, memoria completa. Para avanzar, necesitamos un debate honesto y basado en hechos. Esperamos conocer pronto el plan de gestión del nuevo Directorio del INAU, así como su plan operativo, traducido en metas, objetivos y estrategias concretas.
Porque el INAU no actúa solo. Atiende a niños, niñas y adolescentes con trayectorias complejas, muchas veces atravesadas por múltiples vulneraciones. Y eso exige un abordaje coordinado, sistémico, que involucre a otros organismos (educación, salud, justicia, seguridad) y también a las redes comunitarias. Articular no es una consigna: es una necesidad urgente si realmente queremos cuidar mejor.
*El Dr. Guillermo Fossati (Ph.D) es expresidente del Instituto del Niño y Adolescente del Uruguay (INAU)