El ataque de perros a ovinos sigue expresándose en distintas zonas de Uruguay y para los afectados "es un drama", definió uno de ellos a El Observador: "Estamos desesperados, en Cerrillada hay al menos seis productores que en dos años perdimos 150 a 170 lanares, es mucho dinero y muy grande la tristeza", lamentó Claudio Loreto.
En Rivera y pegado a Brasil
Cerrillada, donde viven de 300 a 400 personas, es un paraje ubicado en el oeste de Rivera, en la 7ma. sección policial, lindero a la frontera con Brasil y distante unos 140 kms de la capital departamental y unos 50 kms de Vichadero.
De lunes a viernes Claudio trabaja en la Intendencia de Rivera. Lo hace en tareas de higiene, en la recolección de residuos y también en el servicio de arreglos de jardines y parques, en 14 localidades donde hay escuelas, cementerios, policlínicas, hogares estudiantiles y espacios públicos.
Antes o después de lunes a viernes y durante todos los sábados, domingos y feriados se ocupa de actividades productivas en un campo de unas 100 hectáreas que es de su madre, quien reside en la capital de Rivera.
Vive en Cerrillada y desde el pueblo se traslada en moto o en camioneta para desarrollar todas las labores relacionadas con el mantenimiento del campo -ubicado a unos 2 kms de su casa- y de los vacunos y ovinos.
La producción de carne se utiliza para el consumo propio y familiar, se venden animales en forma particular y en ferias ganaderas y la lana se comercializa a una barraca de Vichadero.
Actualmente su majada la conforman unos 100 lanares, que son cruza, no de raza definida, considerando todas las categorías, es decir ovinos de cría, corderos y los de consumo.
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40 ovinos muertos y varios heridos
"El año pasado, en mi campo, los perros mataron 20 ovejas y lastimaron a varias más, ahora íban cuatro o cinco meses sin ataques y hace unos días volvieron para matar a 14 y dejar mordidas y muy heridas a seis más", contó, para añadir que que "en la zona de Cerrillada hay al menos seis productores que en dos años perdimos de 150 a 170 lanares solo en estos últimos tiempos".
Mencionó que de día es difícil ver ataques y poder responder porque hay gente trabajando en los campos y los perros no aparecen.
Los ataques de las jaurías son mayormente de noche y si bien hay productores que tienen instalaciones -como galpones, bretes y mangueras- para proteger a los animales, no todos cuentan con esa ventaja y no todos pueden vigilar porque en algún momento hay que descansar y es imposible asumir el costo para pagarle a alguien que lo haga.
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Pérdidas en dinero y el impacto anímico
Claudio, hablando con evidente tristeza, reconoció que por un lado está el daño económico directo que se expresa con la pérdida de la venta de animales y lana -un ejemplar hoy puede significar de US$ 80 a US$ 90 dijo y aparte se paga arriba de un dólar el vellón de 3 kilos- y con los gastos que se incrementan por tener que ir a diario a atender a los animales heridos y tener que comprar antibióticos y curabicheras, por ejemplo.
También "nos duele", expresó, "llegar al campo contentos para trabajar y de golpe ver a los animales que estaban sufriendo durante horas por las mordidas".
"No sabemos de quiénes son los perros, pueden ser de alguien o no tener dueño, sí sospechamos que son varios que andan en jauría y además también pueden ser perros que vengan desde Brasil... acá la línea de la frontera la tenemos pegada al campo", indicó.
Si bien es verdad, admitió, que muchos productores se han cansado por la falta de soluciones y no pierden el tiempo haciendo denuncias que no dan resultados, lo que aumenta la sensación de estar desprotegidos, en este caso gente del pueblo que también está muy angustiada por esta problemática se movilizó, por lo cual el comisario responsable en la zona visitó a los productores.
Entre otras cosas, dijo Claudio, les mostró el documento que avala que si el productor encuentra a perros agrediendo a sus animales puede matarlos sin que haya consecuencias... "pero es casi imposible dar con los perros... llegamos antes del amanecer después de dormir unas horas y ya encontramos todo el destrozo", comentó.
Por el momento, aunque el tema ha ido trascendiendo más, por ejemplo el periodista local Marcio Silva de Activa TV en Rivera realizó un informe en Cerrillada, no hubo soluciones de parte de las autoridades.
Los productores y vecinos, a la hora de responder sobre quiénes deberían hacerce cargo, señalan especialmente al Instituto Nacional de Bienestar Animal (INBA).
Hay al menos un caso, supo Claudio, de un productor que se cansó, vendió lo que le quedó y dejó de producir con ovinos.
"La verdad es que nos sentimos muy mal, precisamos que nos ayuden a cuidar a nuestros animales que tanto trabajo nos da poderlos tener, porque nos gusta hacer esto, trabajar en el campo, no queremos tener que terminar como ese productor que se cansó de lo que los perros nos hacen", concluyó.
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