Sobre una mayor frecuencia de episodios climáticos adversos y de mayor intensidad, reconoció que es un "tema estructural" que es abordado por las autoridades y técnicos del ministerio, en su Estrategia Nacional para el Desarrollo Agropecuario (Senda), con el objetivo de mitigar el problema y crear condiciones de adaptación.
Indicó que es más sencillo dar respuestas cuando el fenómeno es la sequía que cuando se trata de una inundación y remarcó que lo que se sufre en Rio Grande del Sur, a muy pocos kilómetros de Uruguay, "nos puede pasar".
Mencionó que Brasil es un país mucho más grande y con más recursos, tras lo cual preguntó en voz alta si Uruguay está en condiciones de enfrentar algo similar, que establece que en el caso del sur de Brasil se tardará décadas en alcanzar una recuperación completa.
El ministro Mattos dejó en claro que tiene "dudas" sobre la capacidad de reacción a nivel local".
Mattos: denuncias del problema en foros internacionales
Dijo luego que constantemente ha estado expresándose sobre los impactos de la variabilidad climática en distintos foros internacionales, donde trasladó que la causa es la accion humana y especialmente la acción humana en los países desarrollados, que se comprometieron, en el Acuerdo de París, a derivar recursos a países en desarrollo que cada vez son más vulnerables a la variabilidad climática.
Recordó que la sequía que padeció Uruguay el año pasado, "la peor de la historia", que impactó en todos los rubros de la producción, determinó que el crecimiento de la economía haya sido apenas existente, un 0,4%, cuando este año superado ese problema será de 3,5% a 4%.
La magnitud del problema determina que haya decisiones que dependen no de un ministro, ni de un gobierno, sí de "toda la sociedad", reflexionó.
Exceso hídrico en Uruguay: 1,2 millones de héctareas
Sobre la declaración de emergencia agropecuaria, ahora por exceso hídrico, considera un área global de 1,2 millones de hectáreas de zonas bajas en los dos departamentos mencionados, afectada allí fundamentalmente la agricultura y la ganadería, también aunque en menor medida la lechería.
Detalló que hubo un volumen excesivo de lluvias, incluso estaba lloviendo en varias de esas zonas este miércoles, con problemas para la población urbana (mencionó la crecida del río Olimar) y rubros productivos.
En el caso del arroz, esa zona es parte de la cuenca tradicional y resta cosechar el 5%. También allí hay cultivos de soja, menos tolerante a las inundaciones, con afectación en productividad y calidad.
En ganadería, muchos productores debieron trasladarlo a zonas más altas e incluso hay lotes en las calles, de modo que puedan salvarse y acceder a algo de alimento.
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Ganadería: muchos lotes debieron trasladarse a zonas más alta y hay dificultades para darles de comer.
Juan Samuelle
Avanzado el otoño, con la llegada de los primeros días de fríos intensos, el estado de las pasturas y de los verdeos en muchos casos está perdido o al menos comprometido.
Mattos valoró la reciente declaración de Emergencia Víal, considerando problemas que hay en la red de caminería y mencionó que para mover la producción está notándose una falta de camiones y una suba en el costo del flete, aumentando además los egresos, por ejemplo para el secado de la cosecha.
Los recursos del Fondo Agropecuario de Emergencias (FAE), disponibles tras la declaración, permite que productores de escala familiar accedan a apoyo financiero e incluso algunas ayudas no reembolsables.
Se diseñará una asistencia mediante entrega de forraje, para lo cual es muy valiosa la experiencia de la gestión realizada en la sequía del año pasado.
También señaló aportes esperados, en asistencias especiales, desde el Banco de la República y desde la banca privada.
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Sequía: sojas en campos de San José, muy afectadas por la sequía.
Juan Samuelle
Un gobierno con emergencia agropecuaria casi constante
Mattos, a propósito de una variabilidad climática más desafiante, recordó que esta es la quinta declaración de emegencia durante el actual período de gobierno (la mayoría fue por sequías) y que además hubo 18 postergaciones de los plazos antes establecidos, por lo cual muchos episodios se sostuvieron además durante muchos meses.
Sobre el monto de la asistencia, el actual es aún difícil de estimar, sí pudo informar que en el caso de la sequía se vehiculizaron unos US$ 40 millones mediante créditos subsidiados.
Es la forma de que el productor acceda a dineros de rápida y libre disponibilidad, con plazos acordados de retorno y subisidios en los intereses, detalló Mattos.
Dijo que esto es "la realidad del campo", donde se produce mayormente a cielo abierto, donde la variabilidad climática crece, donde hay mayor vulnerabilidad e insistió en que "evidentemente no estamos preparados para episodios más frecuentes y de mayor intensidad", tanto que en donde hoy hay campos inundados hace cinco meses había una sequía.
"Las aguas no han bajado para una evaluación de daños", agregó.
Comentó que "por suerte" en arroz solo queda por cosechar el 5%. Se perderán kilos, por ejemplo por desgrane, pero juega a favor un alza del precio, tras lo que pasó en el sur de Brasil, donde hay de 1,5 a 2 millones de hectáreas con pérdidas, en chacras y depósitos del gran proveedor para el resto de Brasil (produce cinco veces más que todo Uruguay), lo que "tira el precio para arriba". Una menor productividad local será compensada por el precio.
En soja, la producción del este uruguayo es menor y la cosecha los departamentos del litoral avanza y se podrán obtener unos 3,5 millones de toneladas con buenos rindes y calidad, también con precio positivo, US$ 440 por tonelada en Nueva Palmira y US$ 480 en Chicago, con tendencia al alza consecuencia de lo que ha pasado en Brasil, por lo cual habrá "un buen empuje" para Uruguay (se esperan unos US$ 1.500 millones por exportaciones de soja).