¿Cómo quedan en el reparto a partir de lo que necesitaban y de lo que trae el presupuesto?
En el tema de vivienda siempre vamos a necesitar, porque la vivienda es una dificultad y un desafío tanto de acceso como de permanencia en Uruguay, en América y en el mundo entero. Si a eso le sumás los niveles de vulnerabilidad y emergencia habitacional que tiene Uruguay, que llega casi a 70.000 viviendas con dificultades importantes —la gran mayoría de ellos de hacinamiento—, obviamente que siempre necesitamos presupuesto. En el marco de restricción presupuestal que tenemos, accedimos a un 20% de aumento presupuestal comparativamente con el anterior. Por ende, nosotros estamos satisfechos con eso. Tenemos un presupuesto con un 20% más; ahora tenemos que demostrar que este plan se puede ejecutar y que da buenos resultados.
Con este plan, ¿cuánto se estaría cubriendo el déficit de vivienda?
Nosotros no queremos dar números cuantitativos en construcción de casas, porque es como simplificar nuestras gestiones. Nuestra meta es 70.000 soluciones habitacionales. Que no es necesariamente una casa nueva. Quizá es que te subsidio la mitad del alquiler para que tengas dónde vivir, quizá es un subsidio para que te compres la casa en el mercado financiero o con el Banco Hipotecario, o es un préstamo blando o es un subsidio para reparar tu casa y que no termines en un asentamiento el día de mañana. Hay una cuestión que acá no vemos, que todos contamos casas, y de repente realojaste, relocalizaste cientos de miles de familias y varios asentamientos, pero en los últimos 25 años todos los gobiernos relocalizaron asentamientos y seguimos teniendo la misma cantidad de asentamientos. Eso lo que te está diciendo es que la política pública en algún lugar está fallando. Y la falla más importante justamente está en que nosotros estamos poniendo baldes pero nadie cierra la canilla. Cerrar la canilla no implica construir casas. Cerrar la canilla implica que si te estás por caer en un asentamiento porque te están faltando $ 2.000, yo te pueda subsidiar esa parte del alquiler. O que si tenés el techo que se te llueve hace meses, años, no sé, y no tenés cómo arreglarlo, yo te puedo dar un subsidio para que arregles el techo. Entonces, esas soluciones permiten mantener a la gente en su vivienda.
En la discusión siempre todos quieren erradicar los asentamientos. Pienso en Lacalle Pou cuando prometió asentamiento cero y después reconoció que no era viable. Se intentan erradicar, se generan nuevos, y ese número nunca baja. Entonces, siendo realistas, ¿es posible bajar la cantidad de asentamientos?
Sí es posible, hay que ser muy realista y mirar con honestidad la realidad y decir: lo vamos a lograr si cortamos la canilla. En los hechos, si no logramos que las personas no lleguen ahí (a los asentamientos), eso es imposible.
¿Se trazan de acá al final del periodo lograr disminuir la cantidad de asentamientos? ¿Creen que es algo que van a lograr?
Parte de este plan, justamente la amplitud y la diversidad de herramientas que tiene, es qué incorporamos para que no sea simplemente relocalizar o construir en las zonas de vulnerabilidad, sino frenar por otro lado.
Pero eso en gobiernos frenteamplistas anteriores no se veía así.
No había subsidio de alquiler, no existía el subsidio de compra, no. Son herramientas nuevas.
¿Decís que con este sistema tiene que bajar la cantidad de asentamientos, de acá a 5 años?
Tiene que bajar, sí. Y bueno, si no baja es porque en algo fallamos, evidentemente. Ahora, como te dije antes, esto es una ruta perfectible. Estoy seguro que se nos van a ocurrir nuevas herramientas y soluciones.
Christian Di Candia, subsecretario de Vivienda
Christian Di Candia, subsecretario de Vivienda. Foto: Leonardo Caerreño. Focouy.
El primer eje estratégico del Plan Quinquenal de Vivienda refiere a la emergencia habitacional. ¿Quiénes serán los beneficiarios?
Hay cuestiones que tienen que ver con el plan en general, que creo que tiene varias novedades en relación a los periodos anteriores, no solamente al último del gobierno de Lacalle Pou, sino incluso a los gobiernos anteriores del Frente Amplio. Tiene que ver con el enfoque multidimensional de la cuestión de la vivienda: de la comprensión cabal de que la vivienda en sí, como una casa que se construye con ladrillos o con madera o con lo que fuera, no resuelve en sí misma, y que incluso es un desgaste y un mal uso de los recursos públicos. Que en realidad la vivienda es un factor fundamental e importantísimo para que exista educación, para que exista salud, para que exista seguridad, pero que a la vez la vivienda no se puede pensar sin pensarse desde el territorio, la especificidad del lugar y de la propia construcción social que hace la sociedad.
Si algo apareció es una mirada mucho menos propietarista de la vivienda, de que las soluciones al acceso y a la permanencia no tienen que ser siempre construcción y que no tienen que ser siempre entregar una vivienda o hacer posible una compra de una vivienda, sino que hay otra batería de herramientas muy amplia que van desde un subsidio de alquiler parcial, por ejemplo, que no existe hoy en el ministerio, y que es una de las novedades importantes. Porque cuando hablamos de la problemática de vivienda, obviamente que hay que buscar que las personas lleguen a su techo propio, pero en realidad muchas veces el problema de los asentamientos, del crecimiento de los cinturones de pobreza, se da porque hay familias que no pueden permanecer en la vivienda que están hoy. Entonces allí aparecen los préstamos o los subsidios para arreglos, para refacciones, para programas que logren mantener a las personas y a las familias, o incluso el subsidio de alquiler parcial, que capaz que lo que te está faltando son $ 2.000, algo que permita que la persona no caiga en un asentamiento y pueda sostener la vivienda.
Se diversifica la caja de herramientas.
Hay una diversificación importante de la caja de herramientas tratando de comprender que cada familia es un mundo, que la composición de los hogares cambió. El cambio cultural y demográfico que hubo en los últimos años es muy importante, y generó un incremento importantísimo de los hogares unipersonales. Las familias antes tenían un promedio de 3,5 integrantes en 1985 y hoy no llega a 2,5. Esos cambios culturales y sociales tienen que generar obligatoriamente una mirada distinta sobre un plan quinquenal de vivienda. Entendiendo también que esto es una construcción humana y, como tal, es perfectible, esto es una hoja de ruta. Esperamos, seguro, ojalá, que en estos próximos años, además de estas herramientas, se nos ocurran otras.
¿Cómo llegan los beneficiarios a acceder a este tipo de planes y en función de qué se los va seleccionando?
Bueno, acá depende de qué público, de qué decil de ingreso nosotros estamos atacando. Cuando pensamos en las familias de mayor nivel de vulnerabilidad y de emergencia habitacional, son procesos sociales que llevan tiempo, que los hacen los equipos sociales del Mides, de las Intendencias, de la Agencia Nacional de Vivienda y obviamente del Ministerio de Vivienda. Son procesos que seleccionan los territorios por contaminación, por posibilidad de inundación, o por el hacinamiento y la mala calidad de la vivienda en la que se vive. En ese sentido está trabajando la Dinisu (la Dirección Nacional de Integración Social y Urbana), que compone el Plan Avanzar, el Plan Juntos y el Plan Mejoramiento de Barrios. Con alguno de esos planes se está trabajando en 200 puntos del país, en aproximadamente unos 20.000 hogares. Son 11.000 hogares del interior del país y unos 9.000 hogares en Montevideo. Y obviamente, a medida que se van terminando algunos de esos proyectos o se va incorporando presupuesto, a partir del incremento, vamos a generar nuevos proyectos. Después hay otro delineamiento de los objetivos estratégicos que está también definido por el gobierno, que es lo que pasa con las capas medias y medias bajas. Ahí también hay una batería de herramientas, que esas son más a demanda de la propia población y que lógicamente nosotros tenemos que tener una política de comunicación mucho más agresiva, porque no hay política pública que realmente sea potente y sirva si la ciudadanía no se entera.
¿Cómo me entero yo qué es lo mejor para mí si no estoy pudiendo pagar el alquiler? ¿Qué es lo que tengo que hacer? ¿Tengo que esperar que me capte el programa? ¿O tengo que ir yo al ministerio?
Nosotros lo que le explicamos a la gente es que no hay una respuesta unipersonal porque no se puede dar. Yo no puedo decidir a qué persona sí y a qué persona no. Y esto lo tiene que tener claro. Hay que presentarse a los programas. Por ejemplo, el plan Entre Todos, que es un plan que nosotros vamos a potenciar, que se generó en el gobierno anterior pero que tenía falencias importantes. Una de esas falencias es que los constructores traían a los clientes, a los beneficiarios. El ministerio ponía el subsidio, pero en realidad no elegía quiénes eran los que iban a vivir en esos hogares.
¿Y cómo se adecua eso?
Vamos a mantener un margen para que el inversor y el constructor pueda demostrar que el proyecto tiene viabilidad, si yo tengo un 30% de preventa o un 40%, hay que ver cuánto, y que el resto sea por llamado público del ministerio. Es decir, que el ministerio diga: tenemos estas viviendas en estos edificios de determinado precio que va a tener la posibilidad de tener ciertos niveles de subsidio, porque el plan Entre Todos va subsidiar la cuota. Es decir, si la cuota son $ 25 mil, podés pagar $ 15 mil, los otros $ 10 mil lo subsidia el ministerio. Obviamente sus subsidios son controlados cada tanto tiempo.
¿Y los beneficiarios se eligen por sorteo?
Bueno, dependiendo de la cantidad de personas que se anoten para cada una de las soluciones. Un ejemplo concreto: hay un edificio Entre Todos acá en Montevideo, en La Blanqueada, que construyó 50 viviendas y se presentan 40 interesados, los otros 10 le quedan libres al constructor para venderlos. Si se presentan 60, habrá que sortear 50. Suponemos que dependiendo de dónde sea la construcción la demanda va a ser distinta. El Banco Hipotecario va a tener un rol muy importante: va a dar hasta 10 .000 créditos hipotecarios en este periodo. El periodo pasado dio 3.000. Hay una diferencia contundente, muy grande. Pero además también el Banco Hipotecario participa en el Entre Todos con préstamos, con subsidios. Y además está trabajando con la Agencia Nacional de Vivienda para que esos préstamos puedan ir hasta el 95% del capital.
¿Cambia un poco el rol del Banco Hipotecario? Porque hasta ahora lo que venía pasando con el Hipotecario es que se ha convertido como un banco más de plaza y que te daba mínimamente algún beneficio más, pero tampoco era un gran diferencial con respecto a un banco privado.
Bueno, nosotros queremos potenciar el rol social del Banco Hipotecario, siempre teniendo en cuenta las garantías que tiene que tener un banco y la contundencia en sus planes estratégicos de acción. Recordemos que en 2005 el banco estuvo cerrado por seis años, pero que hoy, luego de 14 años de trabajo interrumpidos, le propuso al gobierno nacional que las ganancias anuales puedan ser incorporadas al sistema público de vivienda para dar subsidios de alquiler. Hoy está dándole dinero a rentas generales como cualquier banco. Un banco corresponde que dé algún margen de ganancia. Ahora, tiene también un componente social.
¿Pero qué posibilidades hay de que eso se concrete?
Al Ministerio de Economía le interesó y lo va a estudiar. No para este primer año, no para el 2026, pero puede ser que se concrete en el marco del periodo quinquenal. De hecho, el artículo fue incluido en el presupuesto y quedó de costado para este primer presupuesto quinquenal, pero puede estar en cualquier rendición de cuentas en los próximos años.
¿Qué cambios o innovaciones tienen previstas con el sistema de cooperativas?
Tuvimos menos de 12.000 viviendas construidas en cooperativas en el periodo pasado. Nuestra idea es llegar como mínimo a 15.000 viviendas. Hoy las cooperativas solo pueden tener un enchufe por cuarto. O las cuestiones que tienen que ver con las edades de los niños y los géneros de los niños para compartir cuartos, cuando hay un montón de familias ensambladas. Hasta los 10 años los niños tienen que compartir cuartos sin importar el género. Una cosa son tus hijos de una pareja, otra cosa es una familia ensamblada. Obviamente cualquier cambio en el reglamento del producto implica algún costo, pero hay que hacerlo.
¿Estas 15.000 ya entrarían con un nuevo reglamento?
Si logramos acordar el cambio de reglamento antes del primero de enero, los sorteos del año que viene entrarían. Pero hay cuestiones como estas que hay un acuerdo que hay que arreglar, lo mismo que los controles de los subsidios. Hoy en día el nivel de subsidio en el régimen cooperativo es altísimo y la herramienta del subsidio la tenemos que defender todos. Hoy en día hay 400 viviendas vacías en las cooperativas. Estamos buscando en conjunto soluciones para que se genere algún tipo de garantía o algún margen de salida para esas viviendas...
Durante muchos años se hicieron realojos completos de asentamiento a otros barrios enteros, donde las lógicas se repetían. Ahora, hay una mirada desde la izquierda de que eso no es una política deseable porque termina generando guetos. ¿En qué momento cambió esa mirada?
No, incluso este último periodo, hasta hace poco, se cometieron errores importantes. En Paysandú hay una relocalización que busca (realojar) 900 familias juntas.
Pero en el último gobierno del FA también lo hacían.
No, digo esta porque fue como inmensa. Pero sí, nosotros también cometimos en el último periodo errores de ese tipo. Casi todos esos realojos son parte del Plan Nacional de Relocalizaciones que se hace junto con las intendencias; el Avanzar tiene esa lógica. El Plan Avanzar en su momento se creó en 2022, se le puso plata en el 2023, plata que venía de Colonización, con todos esos líos que generó, y recién comenzó a funcionar en el 2024.
Yo creo que ahí hubo una lectura quizás equivocada, con la mejor intención del mundo, que se pensó que alcanzaba con ponerle plata y construir, sin acompañamiento social, sin proceso social, que un poco es lo que pasa en esto que te comentaba, que además de estar esas 900 familias juntas, hay familias que no se quieren ir ahí, porque quedaron lejos de la escuela, quedaron lejos del CAIF. La vivienda es una pata sola de todo el trabajo que tenés que hacer con la pobreza multidimensional, que implica un factor cultural y social que sin acompañamiento por parte del Estado no alcanza con dar una casa. La solución de darle la casa se termina en poquísimo tiempo, entonces tener el foco ahí en el territorio es fundamental.
¿Se van a dejar de hacer esos realojos en conjunto, entonces?
Lo primero es que se abandonó la lógica de que todas estas familias van juntas, corriéndolas del lugar todas juntas. Se trabaja para que las herramientas sean distintas. Cuando vos hacés una localización, por ejemplo, ahora algunos van a casa a construir algo nuevo, otros van a compra de vivienda usada. Ese aprendizaje ya se dio en Isla de Gaspar en 2019, que fue el asentamiento más grande. De los anteriores, Boix y Merino, por ejemplo, ese asentamiento se trasladó completo y tiene problemas hoy de seguridad, de violencia…
¿En qué momento se dio cuenta la izquierda de que el plan de relojos todos juntos no estaba siendo el correcto?
Yo te diría que todos esos aprendizajes son procesos de evaluación de las políticas públicas y procesos que tienen que ver con lo que recogen los equipos sociales en el territorio y obviamente son fotos de la realidad. Se replican lógicas. Y tiene que ver también con los cambios culturales, sociales y demográficos, por ejemplo, con el avance también del narcotráfico en algunos territorios, con el avance de la violencia. Si uno no trabaja en el entramado social y en la convivencia y en la incorporación de diferentes miradas, es muy difícil que vos puedas trabajar contra eso cuando vos dejas territorios aislados, ni que hablar sin presencia del Estado. Yo creo que cualquier proceso político tiene que ver con eso. En todo caso la pena fue que el último periodo igual se volvió a hacer.
Otro de los cambios está vinculado con la ley de vivienda promovida, dado que no llegó al público que prometía llegar. ¿Cómo lo están reenfocando?
Lo primero tiene que ver con un sinceramiento sobre las consecuencias de los últimos cambios que tuvo principalmente la Ley de Vivienda Promovida. La Ley de Vivienda e Interés Social de 2011 y los cambios de 2017 buscaban que la vivienda sea de más fácil acceso para las capas medias. La realidad indicó en los últimos dos o tres años que la liberalización del tope de precios y de las zonas donde se podía construir llevó a que la ley de vivienda promovida sea en realidad más una ley de promoción de la inversión y de promoción del empleo. Pero para la población objetivo del Ministerio de Vivienda, que son las capas medias, medias bajas y bajas, obviamente no era una política de acceso a la vivienda. El Ministerio de Vivienda va a mantener obviamente el control porque corresponde al producto arquitectónico y del ordenamiento territorial, pero aquellos proyectos que no sean de vivienda topeada, que puedan ser parte de subsidios, que puedan ser parte del plan Entre Todos, van a ir a estudio directo del Ministerio de Economía a través de la Comap, y que el Ministerio de Economía dirá si es una inversión que le sirve al país, y si es una inversión que genera empleo, lo darán, sea donde sea, y no importa si la vivienda después vale US$ 500 mil. Lo que nosotros le pedimos fue que nos queríamos enfocar, que no queríamos gastar en recursos humanos y que la ministra esté con una ley que dice que es de interés social. No le iba a aportar a la lógica y que además después terminaban también generando una situación en que la gente veía un cartelito que decía que la obra era del sistema público de vivienda, y cuando averiguaban valían US$ 300 mil. Entonces claramente por lo menos ese cartelito no va a estar más, en todo caso será promoción del empleo. Pero no va a estar más asociado al sistema público de vivienda.
Sobre las casas abandonadas, por ejemplo, ¿ahí se va a incursionar en alguna política para para hacerse de esos lugares?
El Senado tiene dos proyectos de ley que trabajan sobre este tema, con el intento de justamente hacer que el Estado se pueda hacer de forma más rápida en las casas que tienen un abandono y un deterioro evidente. Te puedo decir que es complicado demostrar que la casa está abandonada, que no es simple, porque además de que en Uruguay la propiedad privada tiene una defensa importante, alcanza muchas veces con que la gente deje la luz prendida para mostrar un consumo o explicar que una vez por semana viene el primo al interior por estudio.
¿Y cómo se integran los edificios públicos?
No tengo número, pero sí está la Dinot está trabajando en eso con la Dirección General de Catastro para potenciar el registro. El registro existe, pero nunca nadie ha liderado ese registro. La idea es poder ampliar la cartera de tierras, propiedades del Estado para generación de política pública. Ahí yo estuve hace pocos días con el Director General de Catastro, Andrés Recalde, está absolutamente afín, de hecho estuvimos conversando sobre algunas políticas públicas acá en Ciudad Vieja, algunos proyectos que va a tener el ministerio en los próximos meses. Igualmente es importante construir, es importante recuperar, pero quiero hacer énfasis en la permanencia de la gente, intentemos sacar del eje único el tema de la construcción de las casas.
¿Cómo afectó la renuncia de Cecilia Cairo en los planes del ministerio?
En los planes en realidad no afectó, porque Tamara Paseyro era la directora de Dinisu. De hecho fuimos los primeros dos que nos juntamos con Cairo en diciembre del año pasado en la transición. La primera directora que me presentó Cecilia Cairo fue a Tamara y el equipo es exactamente el mismo. Y en realidad sí generó, a nivel personal. Siempre es un cimbronazo, lógico, porque además, más allá del porqué, de cómo se dio, Cecilia es una persona que hace 20 años que está metida en el territorio, que conoce los temas de vivienda de memoria, creo que merecía perfectamente ser la ministra de vivienda. Y con otra impronta distinta a la de Tamara, tenía un empuje en estos temas muy importante, en mi caso tiene conocimiento personal además de más de 20 años. Obviamente estoy recontra a gusto con Tamara, pero tenía ese vínculo personal también. En lo que tiene que ver con la política pública estoy seguro que Tamara debe hablar con Cecilia de manera más o menos seguida.
Con el paso del tiempo, ¿creés que fue una buena decisión que haya renunciado?
Es una respuesta contrafáctica. A mí me hubiese gustado mucho que Cecilia hubiera tenido la oportunidad de ser la ministra, pero creo que en su momento fue la decisión correcta.