Un repartidor denunció a PedidosYa. Le recriminó que había una relación de dependencia y que no era un mero socio delivery. Hubo tres fallos y dos resultaron a favor de los trabajadores y uno de la plataforma.
En el que determinó una relación de dependencia y obligó a PedidosYa a pagar haberes al trabajador, el juez un concepto llamado "subordinación algorítmica", acuñado por Atahualpa Blanchet, investigador y especialista en inteligencia artificial, trabajo y derechos humanos, vinculado al Instituto de Estudios Avanzados de la Universidad de San Pablo, al Consejo Nacional de Derechos Humanos de Brasil y a la Universidad Católica de San Pablo.
En entrevista con El Observador explicó el estado de situación de la subordinación algorítmica a nivel global.
Blanchet la describió como una relación de dependencia que se genera cuando las tareas, evaluaciones, decisiones y condiciones de trabajo están determinadas por un algoritmo.
Según explicó, este modelo “desafía a parámetros de la legislación laboral” porque “no hay un encaje con relación a parámetros previamente establecidos” y algunos países intentan aplicar criterios “por analogía” ante situaciones nuevas.
El investigador identifica tres macrotendencias: “el displacement”, entendido como el desplazamiento de mano de obra por automatización; “la interacción humano-algoritmo”; y “la plataformización” de las actividades laborales.
Para describir la interacción cotidiana con sistemas de IA, Blanchet señaló que “estamos constantemente interactuando con herramientas… desde la computadora hasta sistemas de reconocimiento facial” y que estos mecanismos también asignan tareas, monitorean desempeño y pueden incluso participar en decisiones de despido.
Sobre los mecanismos de control, detalló que existen plataformas con monitoreo de “uso de teclado, clics, georreferenciamiento” y distintos sistemas de ranqueo y evaluación de desempeño usados para distribuir tareas o tomar decisiones laborales.
A su vez, explicó que la gestión algorítmica opera muchas veces con opacidad: “no hay rastreabilidad sobre los datos que son colectados… y tampoco hay transparencia de qué forma se utilizan esos datos para hacer ese ranqueo”.
En cuanto a América Latina, Blanchet afirmó que “hay una cierta dificultad para establecer marcos regulatorios” y que “Uruguay no es diferente”, aunque reconoció que existen proyectos en discusión y antecedentes judiciales relevantes.
Plataformización, automatización y dependencia tecnológica
El especialista advirtió que la plataformización se expande más allá de repartidores y conductores: “tenemos abogados en Brasil… ‘trabajadoras domésticas en Estados Unidos’, ‘programadores’ y otras actividades que se desarrollan ya en este esquema”.
Sostuvo que cada país busca modelos propios. Mencionó casos en Corea del Sur, India, Chile y Brasil, donde se discuten aportes automáticos y categorías laborales específicas para trabajadores digitales.
El fenómeno, sostuvo, genera nuevas tensiones: a medida que se entiende mejor la dinámica de estas herramientas, surgen debates judiciales y regulatorios. “Primero la tecnología surge y se implementa, y después con el paso del tiempo uno empieza a comprender cómo funciona y cuáles son sus impactos”.
Entre los riesgos emergentes, Blanchet mencionó la creciente dependencia tecnológica. Planteó que si sistemas críticos fallan, “puede generar un colapso” en áreas como “distribución de alimentos, gestión energética o acceso al agua”.
También alertó sobre el impacto de los agentes de inteligencia artificial, sistemas “con un grado de autonomía e independencia mayor, con menos interferencia y supervisión humana”. Señaló que ya existen “dark factories” en China que funcionan de forma totalmente automatizada, sin necesidad de supervisión humana.
Respecto al futuro del empleo, dijo que en algunos países ya se experimenta con entregas “por drones". Mencionó que en Nueva York algunos comercios emplean cajeros remotos en Filipinas por Zoom, lo cual demuestra que “a veces es más barato explotar a las personas que a las máquinas”.
Consultado sobre el dilema regulatorio, Blanchet afirmó que es necesario actuar, pero con conocimiento: “hay que comprender bien cómo funciona el sistema, cuáles son sus impactos, sus riesgos y también sus potencialidades”. Y remarcó que no se trata de frenar la innovación: “No se trata de negar la tecnología… sino de evaluar para qué sirve y generar bienestar y crecimiento económico”.
Finalmente, definió el eje del debate: mantener la “centralidad humana” y evitar “un punto de no retorno de totalitarismo digital” si se pierde control sobre las herramientas tecnológicas.