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25 de octubre 2025 - 5:00hs

En Montevideo, cada vez más gente vive en la calle. Y a medida que esta población crece, la sociedad se va quebrando en dos –si es que no está quebrada en más partes–. Las personas que tienen casa, y las que no, apenas interactúan, como si hubiese una tercera dimensión, más allá del tiempo y el espacio, que los separa, que desvía sus miradas.

En ese contexto –de quejas por quienes piden plata, por quienes sacan la basura del contenedor, por quienes hacen sus necesidades en la vía pública–, aparece un documental que presenta un nexo posible. El amor duerme en la calle, del cineasta Guzmán García, genera empatía inmediata en las personas que están en la sala de cine. Y lo logra con una fuerza tan simple como el amor.

El amor duerme en la calle introduce, una a una, cuatro parejas. Están en distintas etapas de la relación: van desde el romanticismo más pegajoso a la tranquilidad de dos compañeros.

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Fabián y Cristina de "El amor duerme en la calle"
Fabián y Cristina de

Fabián y Cristina de "El amor duerme en la calle"

Están por un lado, Fabián y Cristina, en plena efervescencia del amor: se abrazan, se pisan al hablar, se dicen lo enamorados que están.

Tienen una energía carismática que da al documental un despegue divertido y luminoso. El contexto de Fabián y Cristina no es ideal, de todas formas. La calle es un ambiente de violencia que los tiene siempre amenazados. Hace poco Fabián fue atacado y estuvo cerca de morir: su cara y su pierna lo atestiguan. Todo es más complejo si se tiene en cuenta otro factor: Cristina está embarazada. Pero parece que va a estar todo bien, mientras estén juntos.

María y Jonatan, en cambio, se ven más tranquilos y brindan una sensación de calidez. Él parece ser la pareja que María necesita: alguien que se preocupa por ella. Su ex no la trataba bien. Incluso, la había contagiado de VIH sin decirle nunca que tenía el virus. Enferma de sida, cuando Jonatan la conoció, pesaba 37 kilos.

Él no sabía qué le pasaba a ella al principio, porque al igual que había hecho su expareja, María no le dijo a Jonatan que tenía VIH. De todas formas, eso no parece molestarle a él. Dice que no tiene miedo de haberse contagiado. "Yo perdí el miedo hace años", sostiene. Además, en cualquier caso, entiende que la mitad de la responsabilidad sería suya por no haberse cuidado.

Jonatan y María no se muestran acaramelados como la pareja anterior, pero parecen quererse.

Jonatan y María de "El amor duerme en la calle"
Jonatan y María de

Jonatan y María de "El amor duerme en la calle"

Por otro lado, la pareja de Rúben y Paola parece ser la más establecida y la que está en mejores condiciones: llevan varios años juntos y tienen una apariencia cuidada. Durante el documental, son los únicos que logran salir de la calle y construirse un hogar para ellos mismos.

En contraste, la relación de Vanessa y Jhonatan (su nombre es con h a diferencia del otro Jonatan) muestra inmediatamente señales de que no es sólida. Vanessa, muchos años mayor que él, advierte que el joven tiene que "parar" con la vida que lleva.

Ella es una mujer grande que está cansada de vivir en la calle. Dice que está llegando a su límite y que necesita "empezar de nuevo". "Esta vida ya me cansó hasta por demás", sostiene.

Mientras escucha a su pareja desahogarse, Jhonatan se pone silenciosamente a llorar. Quizás es la persona más transparente a nivel emocional en toda la película. Pero esa sensibilidad está acompañada por una inmadurez que va agotando a Vanessa. Ese vínculo, casi de madre-hijo, es uno de los principales conflictos del documental y deja momentos muy tristes.

Jhonatan y Vanessa de "El amor duerme en la calle"
Jhonatan y Vanessa de

Jhonatan y Vanessa de "El amor duerme en la calle"

Porque si hasta el momento El amor duerme en la calle parece una serie de historias conmovedoras sobre cómo el amor prevalece ante la tragedia de vivir en la calle, a medida que avanza, esa aparente narrativa se empieza a deformar. Dos fuerzas implícitas en el film empiezan a cobrar fuerza: la adicción y la violencia.

Cada vez que la película pasa de una pareja a otra, el espectador no sabe qué se va encontrar. Muchas veces, una de las personas de la pareja ya no está: o se fue o cayó presa.

En un momento, Jonatan no sabe dónde está María. Ella se hartó de su estilo de vida, de su adicción y de que se fuera durante la noche. Él lamenta no haber podido ser el "hombre" que ella necesita. Le preocupa no saber cómo está porque, como subraya, ella tiene VIH.

El director del documental, Guzmán García, le pregunta qué sentiría si ella estuviera mal de salud.

"Ver una persona que vos hospitalizada y pinchada por todos lados... ¿Qué vas a sentir?", dice Jonatan. "¿Remordimiento? ¿Que la dejaste sola? ¿Que sos un hijo de puta? ¿Que capaz es por tu culpa que está así?", se responde a sí mismo.

Jonatan en el documental "El amor duerme en la calle"
Jonatan en el documental

Jonatan en el documental "El amor duerme en la calle"

Mientras tanto, Fabián y Cristina siguen juntos, pero enfrentan un gran dolor: no pueden criar a su hija. El Estado se las sacó. Aunque Fabián entiende que no pueden tener a una bebé en un colchón a la intemperie, lamenta lo que está pasando. "Son malos porque si te dan a tu hija es un cable a tierra. Son cosas que te hacen salir adelante".

La presión que ejerce su situación empieza a afectar la pareja: donde antes no había discusiones, ahora abundan. Sobrepasado por lo que está atravesando, Fabián confiesa que no tiene otra instancias donde expresase que no sea el documental.

“Sinceramente esto que estoy hablando nunca lo hablé con ella", dice y señala a Cristina. "Yo no hablo con ella. No me desahogo. Estoy aprovechando este momento para desahogarme".

Mientras Fabián y Cristina intentan conseguir un hogar para que el Estado les permita criar a su hija, Rúben y Paola disfrutan de la casa que construyeron con sus propias manos.

Sigue pareciendo que protagonizan la historia más exitosa de la película, pero hay un problema que subyace la relación: Rúben tiene recaídas con la droga y, cuando eso sucede, se pone violento. En una de las apariciones de la pareja, se acaban de reconciliar después de cuatro meses separados.

Rúben y Paola de "El amor duerme en la calle"
Rúben y Paola de

Rúben y Paola de "El amor duerme en la calle"

En la siguiente, él está preso por agredirla.

"Yo creo que si no llamaba a mi cuñada, me mataba", cuenta Paola, llorando. "Ya no era él. No era esa persona de la que te conté al principio", le dice al director.

No es el fin de esta nota continuar con spoilers de lo que sucede en la película, pero es inevitable hablar del momento mejor logrado cinematográficamente, es decir, donde García aprovecha al máximo el lenguaje audiovisual.

Casi todo el documental presenta planos fijos donde los protagonistas hablan frente a cámara, con algunas excepciones donde se los ve cocinando, caminando o cuidando coches. Cuando se está llegando a la hora y media de película, volvemos a la casa que construyeron Rúben y Paola. Lo último que sabíamos era que su historia se había terminado: él estaba preso por atacarla y ella había dicho que se había acabado el amor.

Pero una sucesión de planos parece sugerir algo distinto. Al frente de la casa vemos un cartel con dos apellidos y luego vemos un par de sillas de playa y una mesa donde se compartió un mate. La noticia queda confirmada cuando cuando vemos a Rúben sentado en el sillón de la casa: él y Paola volvieron.

Reflejando de alguna manera el shock que tiene la audiencia, el director del documental tartamudea mientras le pregunta a Rúben qué fue lo que pasó

Él dice que no estaba respetando su tratamiento de adicción, que hizo "las cosas mal" y que le pegó a su esposa. Dice también que se extrañaban mutuamente cuando él estaba preso y que se dieron cuenta que el problema era la droga. Dice que lleva más de tres meses sobrio.

García le pregunta si le parece que quedó algún rencor. Rúben dice que no, que ya se dijeron todo lo que tenían para decirse.

El cineasta entonces le pregunta a Paola si está de acuerdo. ¿Quedó superado el episodio de violencia? La cámara en lugar de moverse para apuntarla a ella, se queda en Rúben. Lo muestra oír la respuesta de su esposa.

Rúben en el documental "El amor duerme en la calle"
Rúben en el documental

Rúben en el documental "El amor duerme en la calle"

"No sé si superado. No sé si es la palabra", empieza ella y el espectador intenta descifrar las expresiones de él. Qué significa la sonrisa que se borra al principio, pero que después vuelve. Qué significa cuando mira hacia abajo. Qué significa cuando se vuelve a acomodar en el sillón con los brazos detrás de la cabeza. Es imposible saber.

"Yo creo que a todas las personas hay que darle oportunidades. Y yo soy la menos indicada para juzgar a nadie", dice Paola.

¿Quién puede juzgar entonces? ¿La persona que va al cine a ver la película? El amor duerme en la calle no da esas respuestas.

¿Qué respuestas da entonces? Probablemente las que nadie quiere escuchar. Querríamos pensar que el amor nos puede salvar cuando no queda nada. Que el amor es lo único que escapa a este sistema capitalista donde el dinero define todo. Pero no, nada de eso es cierto. Quizás la película es solo un último intento, a través de lo más elemental que tiene un ser humano, para no perder del todo la empatía.

El amor duerme en la calle se puede ver en Cinemateca y en Life Cinemas.

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