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28 de junio 2025 - 5:00hs

Hace ocho años, en 2017, Iñaki Abadie y Jorge Piñeyrúa llamaron a Federico Buysan. Los gerentes del Grupo Magnolio le dijeron que querían empezar un proyecto de radio deportiva, y querían que él les ayudara a definir el equipo que acompañaría a la figura central, Alberto Sonsol.

Buysan optó por quedarse en el que venía siendo su hogar profesional desde 1997, la radio Sport 890. Pero cuando en 2024 volvieron a llamarlo, dijo que sí. El proceso fue rápido, porque salvo por Sonsol, fallecido en 2020, el resto de la base de figuras del proyecto sería la misma que habían pensado la primera vez, con nombres como Rodrigo Romano y Julio Ríos en esa lista.

A comienzos de este año debutó en AM, FM y YouTube El Espectador Deportes, la nueva encarnación de la histórica radio, donde Buysan conduce el programa La mañana del fútbol, además de participar en Básquetbol de primera.

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Después de estos primeros seis meses, el periodista deportivo reconoce el disfrute que le significa que el proyecto esté funcionando más allá de los recelos que pudo haber por el impacto que significó la transición de la radio de una programación periodística a una deportiva, de la competencia con las otras dos emisoras especializadas (Sport y Carve Deportiva), y del funcionamiento entre las distintas figuras.

“Teníamos gente que nos parecía importante sumar a la radio, nombres que de alguna manera había que hacerlos combinar, y había que encontrar roles que queríamos cubrir”, explicó Buysan en entrevista con El Observador. “Las incorporaciones tenían que ser las justas, no era acumular nombres por acumular, sino cubrir roles, ahí estuvo la clave. Se priorizó la parte humana, queríamos algo sano desde el arranque, buena convivencia, buen ambiente, gente competitiva y que le guste la noticia, la información, ganar una nota, sufrir por perder una entrevista. Después de seis meses puedo decir que ese fue uno de los grandes éxitos. Disfrutamos hacer asados, pensar cosas juntos, y eso se palpa en el aire”.

Cuando vino la propuesta de El Espectador, ¿cuánto tiempo te llevó tomar la decisión de irte de Sport 890 después de 27 años?

Fue bastante rápido. Traté de sacarle la parte emocional porque si no, no me iba a ir nunca. Tenía una muy buena relación con mis compañeros pero también tenía excelente relación con quienes dirigían la radio porque me mimaron todos esos años. Entonces era duro, pero también había un proyecto que era más moderno, que incluía YouTube, y que a nosotros en Sport nos venía costando hacer ese proceso de cambio. De hecho, había sido negado varias veces cuando lo planteábamos por aspectos económicos o de entender que la radio iba por otro lado. Congeniaba el armar una radio con ganas de imponerse en el mercado, me cerraba la propuesta económica personal, me parecía que tenía la gran chance de armar algo que fluyera, entonces me gustó desde ese lugar.

¿Con la inclusión del vivo que sale por YouTube, tuviste que aprender algún código de comunicación nuevo, o cambiar algo?

Tuve que aprender a controlarme. Me pasa que a veces quiero hacer gestos de “mandame la pausa” o “pegame tanda” o para decirle a mis compañeros “no preguntemos más porque venimos atrasados”, y tengo miedo de hacerlos porque alguien lo puede malinterpretar como que quiero cortar al entrevistado, o a un compañero. También a cuidar la presencia, en Sport iba de remera, short y championes porque después me iba a caminar, y ahora trato de cuidar la vestimenta, estar bien peinado, estar lo mejor posible porque es parte también de lo que estamos dando. Tratamos de que arriba de la mesa haya termos de la radio y cosas de la radio porque si no era un cachivache, ser más conscientes de la imagen. Eso nos cambió y hasta el día de hoy me cuesta en algún momento.

¿Cómo te llevas con la competencia? ¿Sos de mirar lo que tienen los otros programas?

En el momento del aire, solo si me comentan algo mis compañeros, porque en realidad estoy más llevando las riendas del programa, entonces no estoy con el teléfono 100% atento a qué están haciendo mis colegas. Aprendí que ganamos y perdemos. Lo bueno es estar preparado para los dos escenarios y que nos duela cuando perdemos, pero por el hecho de decir, “¿que nos faltó que no llegamos a tal noticia o a tal entrevista?”. Sanamente, no lo hago con desesperación. Y de hecho sería poco agradable, hasta para mis compañeros, si estamos todo el día enajenados porque perdemos una noticia. Es lo normal, hay muy buenos colegas que laburan igual que nosotros o más. Tenemos mejores y peores programas, como cualquier tira diaria que hace un programa de radio de dos horas de lunes a viernes, entonces tratamos siempre tener entrevistas, tener buena información, nuestros propios títulos y que otros medios lo tomen, eso está bueno y es lo que nos motiva.

20250627 Federico Buysan

En los últimos 4 o 5 años pasamos a tener una radio deportiva, a tres. ¿Le encontrás explicación a ese fenómeno?

El deporte está en nuestra sangre, en la cultura del uruguayo y a la gente le gusta escuchar el deporte. Por algo programas como el nuestro compiten de buena manera con programas políticos y con programas que tienen su gente, con radios históricas. Si vos vas a números, y esto yo lo dije el día de la presentación de la radio, cuando se cuestionaba que El Espectador pasara de ser una radio periodística a una deportiva, los programas más vistos del 2024 en televisión fueron partidos de fútbol. ¿Cómo cuestionan con tanta liviandad que haya radios deportivas? Cada una tiene su estilo. ¿Perdurará en el tiempo una u otra? No lo sabemos, eso lo va a marcar el futuro, pero el deporte interesa y las marcas confían y ponen dinero en el deporte siempre. ¿Tres radios deportivas es mucho? Puede ser, el tiempo dirá, pero ¿por qué no se cuestiona que haya ocho o diez radios con contenido político, hablando de lo mismo, cuando generalmente eso no genera tracción en la gente? Yo defiendo el deporte a morir porque después cuando aparecen los éxitos todos son los primeros en ponerse atrás, entonces no entiendo el cuestionamiento y no lo entiendo desde el lugar de los resultados que hay en audiencia, en lo comercial, en la repercusión en los medios. La respuesta está ahí.

Más allá del innegable peso cultural que tiene el deporte, sobre todo el fútbol, ¿en Uruguay a veces se le da más importancia de la que tiene?

Sí, a veces a mi rol se le da demasiada importancia. Yo veo cuestionamientos o veo gente que se enajena y digo, pará, somos periodistas deportivos, no soy un doctor, no analizo la economía, no soy un científico, analizamos fútbol, opinamos sobre las cosas que están en torno, dale el lugar que corresponde. Lo que pasa es que el fútbol genera mucha pasión. Y también creo que a mucha gente que nos critica le encantaría hacer lo que hacemos: trabajar de tu vocación, que te paguen bien, viajar por el mundo, cubrir eventos, ver partidos, acceder a personalidades del fútbol. Me siento privilegiado de poder vivir de mi profesión y mi vocación pero también entiendo la bronca que le genera al otro, me encuentro en asados con amigos, y te dicen “vos que sos un bacán, que te pagan por ver fútbol, que viajaste al mundial”. Sí, pero laburás los siete días de la semana, arrancás a las 6 y media y te acostás a las 12 de la noche. Ahora son las vacaciones de julio, se van todos y nosotros nos quedamos acá. Y a mí me encantaría irme para Rocha, o a Punta del Este, o quedarme en casa viendo una serie. Ven la parte linda y no ven la otra parte sacrificada que tiene este trabajo, como tantos otros trabajos.

¿Cómo se compagina la vida familiar con todo eso?

Sabiendo que tengo horarios difíciles y situaciones especiales y que no es parejo. Puede haber un sábado que no haya fútbol y tengo todo el día libre entonces nos vamos por un día. Disfruto de las horas libres, lo que trato de encontrar siempre son horas para compartir con mi mujer, para estar con mis hijos, con mis perros, para estar en casa, salir, no me gusta estar todo el día metido en el deporte. Necesito en determinado momento del día salir un poco del teléfono, salir de la noticia. Entonces, es difícil, tu señora te tiene que entender, tiene que ser socia tuya y por suerte con Cata (Ferrand) lo tengo. Me conoció laburando de esto, entiende mi carrera porque ella tiene algo similar y mis hijos lo recontra disfrutan porque saben que amo lo que hago, saben que a veces puedo y a veces no, pero siempre trato de acompañar. Uno no puede perder de vista determinadas cosas que tiene que tratar de cuidar.

¿Cómo conviven tus hijos con la exposición que tenés y con las reacciones que generás con tus comentarios y opiniones?

Las más chiquitas no lo perciben tanto, a veces sí me dicen “papá ¿qué haces en Youtube?”. El más grande ya tiene 21 y me ha acompañado mucho en la radio, en la tele y sabe las cosas buenas y malas de la profesión. Florencia, que tiene 19, no le da mucha bola a las redes y tampoco, por suerte, al mundo del deporte, está más por fuera. Ellos ven la parte más linda que es el contacto con la gente en la calle. Porque cuando vamos a comer, cuando vamos a un shopping o cuando salimos el que se te acerca te viene a comentar algo, bueno o malo, del laburo pero con respeto, con cercanía, es muy difícil si yo estoy con mis hijos, que alguien te grite o te insulte.

Te agreden por las redes.

Si vos lees en cada entrevista, en los comentarios abajo, a la gente no le cae nadie bien. Ya no lo tomo personal, tomo la respuesta de la gente en el día a día, en el cara a cara o con respeto. He tenido a veces discrepancias con gente que te marca, pero la verdad que recibo también elogios que me encantan y hay gente que me ha visto desde que yo tenía 17, 18 años y hoy me ve con 50, en los lugares que pude acceder, ven que nadie me regaló nada, que fui quemando etapas como cualquiera, como cualquier trayectoria en cualquier ámbito de laburo. Lo que pasa es que lo nuestro es permanentemente visible y expuesto, y el periodismo deportivo juega mucho al límite también, siempre estás ahí al filo y lo más importante es mantenerse, entonces desde ese lugar no tengo mucho para cuestionarme. A veces te equivocás, otras acertás, a veces quedás expuesto innecesariamente, te regalás y a veces realmente le pegás. He tenido de todo, entonces destaco más la regularidad de todos estos años, la permanencia y el siempre ir creciendo.

20250627 Federico Buysan

Y con eso de la permanencia aparece ese discurso de “son siempre los mismos”.

Como yo me fumé (y lo digo con el máximo cariño y respeto) que delante tuve 35 años al Toto da Silveira, Alfredo Etchandy, Ariel Delbono, Julio Ríos, Alberto Sonsol, Julio César Gard, Mario Uberti, toda esa generación, incluso gente que hoy sigue como Carlos Muñoz o Alberto Kesman. No son siempre los mismos, lo que ocurre es que hay determinadas figuras que perduran en el tiempo y mantienen su lugar, que por algo debe ser también. El Toto da Silveira fue el comentarista número uno y se mantuvo 40 años y por algo fue, yo eso lo viví, estaba atrás y esperé mis momentos . Un día el Toto se fue de la radio y la radio eligió que yo me quedara en su lugar. El tema es estar pronto para cuando te llegue la oportunidad. También veo que hoy todo el mundo quiere todo ya, los comunicadores quieren acortar el camino y necesitan resultados rápido, escribir hoy la gran nota, tener un mano a mano con Luis Suárez, estar en un programa en un canal abierto. Es todo un proceso. Yo durante años no salí al aire, hice producción, llamaba por teléfono para conseguir información y la daba otro. Nosotros también involucramos a un montón de gente joven que está ingresando en los medios y va teniendo su lugar, capaz todavía no son primeras figuras pero están ahí en la mesa, es lo normal.

Hace un año en DSports le hicieron una entrevista a Suárez de la que se sigue hablando todavía ahora por sus declaraciones sobre la relación entre Marcelo Bielsa y el plantel de la selección uruguaya, ¿cómo la recordás?

Me hubiera gustado que fuera más prolija. Éramos muchos preguntando y es difícil seguir un hilo, profundizar. A mí por eso me gustan más las notas personales, que te dan el espacio para la repregunta. A veces me pasa que estamos en un programa, somos muchos y cada uno está esperando para preguntar pero no está escuchando lo que está contestando, y ese es un gran debe del periodista, pensamos en nosotros y no en lo que está hablando el entrevistado o lo que preguntó el colega. Entonces con Suárez me hubiera gustado una nota en la que hubiéramos podido profundizar un poco más. Creo que también Suárez entró ese día en algunos detalles que me parece que eran irrelevantes, pero que él los marcó como ejemplo de lo que pasaba en la relación con Bielsa. Lo conceptual fue lo más trascendente y creo que fue algo que él quería decir y que el grupo quería que se supiera. No fue casual, fue predeterminado y era algo que en el ambiente era vox populi. Después se va acomodando todo, el tiempo va curando algunas situaciones y los futbolistas se van acostumbrando a las nuevas modalidades de quienes conducen la selección.

¿Cómo ves al fútbol uruguayo?

A mí me gusta. Sí, me gustaría mejorar un montón de cosas, la continuidad en el juego, equipos más competitivos, que haya menos distancia entre los grandes y los chicos, pero me divierte, me divierte ir a las canchas chicas por más que no tenga las mejores comodidades porque me crie ahí adentro, porque mis primeros partidos eran en esas canchas. Después veo dificultades económicas, somos un mercado muy chico, es muy difícil que haya plata para todos, y es normal que haya diferencias, hay clubes que fueron muy mal administrados. A veces somos demasiado duros con lo que tenemos acá. A pesar de todo siguen saliendo tremendos jugadores, buenos entrenadores, me parece que a veces nos damos mucho palo interno, nos divierte darnos para atrás, y en algún momento decimos ¿por qué tanto? ¿Por qué somos tan ortivas con nosotros mismos? Después ese mismo jugador va al exterior, le va bien y nos llenamos la boca, pero acá lo hacemos guasca. No entiendo esa exigencia tan dura que a veces tenemos con lo nuestro.

El fútbol uruguayo ahora está en plena discusión por la renovación de los derechos de televisión ¿Cómo te parás en esas discusión?

Trato de siempre dar las dos versiones. Si hay algo de lo que me puedo jactar, es que en el programa de radio o en el Polideportivo hablan las dos posturas. Yo puedo tener una postura pero no puedo hacer rehén a la gente de ella. Tenemos que tratar de darle el abanico entero para que cada uno saque sus conclusiones. Eso me parece que es lo más sano, y no sé si todos los programas pueden decir lo mismo. Soy cuidadoso con eso, porque lo que nos genera permanencia en el medio es la credibilidad que podamos tener sobre el tratamiento de todos los temas, y en un medio tan chiquito, los dirigentes, los jugadores, los entrenadores saben cómo te movés. Esa idea de los periodistas ensobrados en Uruguay no existe, durarías dos minutos en el medio, porque se sabe enseguida, y te pierden el respeto, dejan de darte notas y perdés el lugar. Entonces tenés que lograr el respeto. Te vas a equivocar, y cuando un periodista se equivoca tiene que tener la humildad de pedir la disculpa, sea pública o privada, como te quede más cómodo. Porque me parece que podés errar en una información, en una opinión, podés tener un mal día. Acá no te perdonan nada, le errás y sos el peor. No, pará, si estoy 15 horas por día al aire, de lunes a domingo, y generalmente tenés una estabilidad emocional o de conducta, mirá la regularidad, no el error. A veces somos muy duros también en ese aspecto.

A lo largo de tu carrera has tenido también experiencias por fuera del deporte, como Todos contra mí o Día perfecto. ¿Volverías a algún programa que no sea deportivo?

Me han ofrecido alguna cosa últimamente, pero hoy en día tengo una carga demasiado pesada. Quería enfocarme este año puntualmente en el proyecto de El Espectador, mantener mi alegría de venir al canal para hacer Telemundo, Polideportivo, mi trabajo en DirectTV. Podía cuadrar el horario, pero era un extra que no sé si quería tener en este momento, entonces lo dejé pasar. Pero siempre estoy abierto porque me siento comunicador. Soy periodista deportivo y me siento cómodo en el deporte, pero me puedo sentir bien acompañando un panel para hablar de lo que sea. Creo que por suerte fuimos rompiendo un poco el molde del periodista deportivo que era abogado, escribano, que solo hablaba de eso. Y el deporte es entretenimiento, en definitiva.

¿Qué tanto show tiene el periodismo deportivo?

Tiene bastante. Es fútbol, es deporte, tenemos que entretener, si vamos a decir que viene un 9 a Peñarol o a Nacional tenemos que ponerle un poco de suspenso y de color, de que se dificulta, que puede venir, que no. Es parte del juego. Lo que es armado se nota y no queda bueno. Lo que es natural de una discusión, de divertirte con tu compañero porque tenés confianza, porque tenés picardía, eso es sano y está lindo porque el que está del otro lado lo disfruta también. No podemos tener una falta de respeto o hacer pasar a alguien un momento incómodo. Con el paso de los años lo fui aprendiendo. Al principio uno quiere ser muy tajante, muy duro, después te vas dando cuenta que no son todas finales, que tenés que elegir y también te vas dando cuenta que sos parte de un engranaje en el que cumplís un rol específico. Ni gano ni pierdo partidos, ni ninguna opinión mía va a cambiar absolutamente nada, entonces tengo que saber el rol que estoy cumpliendo. A veces creemos que incidimos mucho más de lo que incidimos.

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Federico Buysan El Espectador Radio Grupo Magnolio

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