¿Estudiaste periodismo porque querías escribir?
Sí. En realidad, lo que me hubiera gustado es escribir ficción. En mi adolescencia iba para ese camino y en un momento dije “bueno, hay que vivir de algo”. Y en mi mente, sin saber nada de medios, de periodismo, ni de trabajo, pensé que podía trabajar escribiendo como periodista y al mismo tiempo ficción. Estudié periodismo en la UdelaR, y mientras cursaba de a poco fui dejando de escribir. En la facultad además empecé en Uniradio, que es la radio de la Universidad, tenía un programa de música y otro que era sobre películas, sobre series. Y fui metiéndome en la radio.
¿Ahora escribís?
Tengo algunas cosas escritas pero no las he terminado ni he pensado en publicar.
Son una de tus marcas registradas, ¿cuántas remeras tenés?
Tengo muchas, y finalmente llegué a un momento mediático en el cual tengo un canje. Eso me consolida en los medios.
¿Si el día de mañana te piden ponerte un traje para el trabajo, te lo pones? ¿O defendés la bandera del periodismo de remera?
En Polémica en el bar llegamos hasta el saco. Para mí no hay que disfrazarse. Si estás cómodo con un traje, ponételo, y si no, no. La gente se va a dar cuenta. ¿Qué te rinde más a vos? ¿Ver a un monigote que tiene un saco puesto, pero no le queda bien o no le gusta, o a alguien que está cómodo en su trabajo y hace las cosas bien, pero no tiene puesto el saco? Calculo que todo el mundo prefiere lo otro.
20250515 Entrevista a Jorge Balmelli
Foto: Inés Guimaraens
¿Nos tomamos demasiado en serio a nosotros mismos los periodistas?
Sí, obvio. Los comunicadores en general, te diría, más que solo los periodistas. Los comunicadores, los conductores de televisión, los influencers. Porque son trabajos que tienen poca remuneración salarial, o una remuneración salarial buena, pero con circunstancias que son debatibles, y que tienen hoy en día cada vez menos prestigio social. Entonces a medida que la gente empieza a decir “tendríamos que odiar más a los periodistas”, y vos sabés que salarialmente no sos el profesional que te gustaría ser, porque la Caja Profesional te metió con arquitectos, con médicos, con ingenieros, y claramente no estás a esa altura, lo que te queda es el ego, lo que te queda es hacerte fuerte y decir “lo que yo hago es súper importante, entonces vale la pena todo este sacrificio”, cuando todos sabemos que no necesariamente es así. A veces lo vale, a veces no lo vale.
¿Hiciste ese proceso vos?
Cuando tenés una exposición mínima y te putean, te critican, te armas una coraza hecha de tu ego. Nadie que no tenga ego se anima a salir dos, tres horas por día a comunicar cosas, a hablar con gente, a dar su opinión. Un poquito de ego tenés que tener. Lo importante es que sea un ego sano y que sea un ego, en todo caso, que lo uses como armadura para defenderte y no un arma para atacar a los demás. Cuando convertís el ego en tu marca personal, perdiste todo.
¿O sea que con la exposición tenés una relación sana?
La exposición tiene cosas lindas, que es que generas una comunidad en los programas en los que estás, y hacés amigos. La relación en la radio y el streaming es muy mano a mano, conoces a la gente que te escucha, interactúan contigo, te escriben, te mandan mensajes. Pero cuando llegás a una audiencia más masiva, te encontrás de todo y particularmente las redes sociales, si pudiera no las usaría. Las uso solo como un vehículo para poner mis cosas laborales porque no me aporta nada estar ahí expuesto a gente que no conoces y malinterpreta absolutamente todo lo que vos haces. No pondría un tuit con mi opinión sobre el tema del día porque ¿qué gano, además de hacerme putear? Prefiero decirlo en un medio en el que estoy, y de una forma que a mí me gusta, y ante una comunidad que yo he creado. Y si aparece alguna persona que justo se metió ahí, bueno, que se meta y que opine lo que quiera.
20250515 Entrevista a Jorge Balmelli
Foto: Inés Guimaraens
¿De ahí viene esa postura tuya de no compartir cosas de tu vida personal o no exponerte tanto?
Mi lógica es esta: cuando comunicas algo, puede ser una entrevista, un informe, periodismo, entretenimiento, lo que se te ocurra, le estás entregando algo a otra persona. Hay cosas de mi vida personal, mi familia, mis afectos, mis amigos, que no las quiero entregar, son mías. Ahí tengo un tema de egoísmo propio. Cuando veo que hay gente que hace de su vida personal su contenido, que lo que hace es comunicar todas sus decisiones, su vida de pareja, su vida familiar, exponer a gente que son terceros, que no tienen nada que ver, yo miro eso y me espanta. De eso quiero estar muy lejos. Puedo entregar mis opiniones, me puedo inmolar, puedo decir alguna barrabasada, pero mi vida personal no la voy a regalar nunca, no me importa lo que me paguen.
¿En qué momento dijiste, “hago periodismo, pero también le pongo humor”?
Si pretendés hacer periodismo y abordar temas como la política y solo te van a consumir cinco intelectuales que ya saben absolutamente todo y que muchas veces te escuchan para reafirmar sus propios conceptos, está bien, pero le estás hablando a un grupo muy reducido que no te necesita tanto. Si bajás dos o tres escalones más y capaz que tus conceptos son un poco más básicos y la información es un poco más general, pero le llegas a un público más grande, a mi parecer estás haciendo un servicio que es muy útil y que a veces los periodistas lo miramos un poco por arriba del hombro. Si le llegas a mucha gente hacés un trabajo que está bueno. Después tenés otro tema que es tu propio talento y hasta donde llegás. Yo siempre trabajo en equipos, sé que hay periodistas mucho mejores que yo, y hay conductores mejores que yo, entonces ¿qué es lo que puedo aportar? Esto, intento mezclar la información con el entretenimiento y tener un estilo que pueda llegarle a la otra persona.
¿Eso es lo que te tentó de Polémica en el bar?
Este año cambió un poco el formato y fue más hacia el entretenimiento. Me preguntaron si quería seguir y yo dije sí porque Polémica es primero un programa de entretenimiento y después es un programa con contenidos políticos. No está mal hacer entretenimiento con la política, y no está mal que vos hagas debates raspadores y no está mal que agarres el tema del momento y lo abordes y le des un poquito de profundidad, pero después vayas a la discusión popular. Porque acá hay una batalla silenciosa de la que nadie te habla, y es que valoren los programas como Polémica, y los programas que hablan de política de forma liviana, porque el día de mañana no van a estar más. Van a hablar de entretenimiento y chimentos porque te pareció que cuando llevaban a dos políticos a debatir decías que era una pavada, lo despreciaste.
¿Qué te dio Polémica? ¿Te dio cancha?
Fue mi primera experiencia en televisión, entonces fue aprender mucho de cosas que yo ignoraba con respecto a cómo funciona, cuáles son sus códigos. Te tenés que parar bien, los hombres tenemos un poco permiso de ser adefesios, de ser gordos, pelados, nefastos, pero pensar “la verdad estoy saliendo horrible, tal vez tendría que hacer lo que me están recomendando todos mis amigos y hacer dieta, ejercicio”. Tenés muchas de esas cosas y te da llegada a un público masivo muy distinto.
20250515 Entrevista a Jorge Balmelli
Foto: Inés Guimaraens
Venís de esta trayectoria de trabajo en equipo tanto en radio como en televisión, pero con Al Weso te tocó pasar a estar solo. ¿Cómo fue ese salto para vos?
En un momento querés tener tu proyecto propio porque todas las cosas que haces en equipo no dejan de ser proyectos donde de una forma u otra negociás, proponés cosas, hacés cosas que te gustan, cosas que le gustan a otros y en un momento decís, “quiero probar cómo sería si hago una cosa enteramente mía”. Yo me estoy divirtiendo, los que vienen la pasan bien, tiene una repercusión que está interesante, creo que es un aporte que está bueno. Busqué hacer algo distinto a lo que hago en los otros kioscos. En una entrevista en un medio como radio o televisión, para empezar probablemente sea acotada, tenés 20, 30 minutos para hablar con una persona, tenés tandas en el medio, por lo cual tenés un ritmo que es difícil de llevar, y eso a veces a lo que te lleva es a una entrevista mucho más confrontativa. Y eso a veces genera una cosa que la gente no termina de entender, se piensa que hostigás a las personas. Y no se dan cuenta que está todo bien. Esa persona accedió a venir, esa persona se va, te saluda. En la tanda, cuando vos pensaste que estaba todo picado, la persona conversa contigo y no pasa nada. Muchas veces la barra de la gente que entrevistas, sea de izquierda, de derecha o lo que venga, se toma mucho más en serio tu trabajo periodístico que los propios invitados que entienden que lo que vas a hacer es valioso porque por algo van. Y en un streaming que vos tenés una hora y media, o si querés hasta dos, para hablar con una persona, generás otra cosa. La podés ir llevando de a poquito. Mucha gente te habla de que es como un partido de fútbol, la entrevista hay que ganarla y te podés comer un gol bobo, podés errar uno, podés hacerte un gol en contra. Y en el streaming es distinto, es más parecido a un baile, donde vas llevando a la otra persona, la otra persona te lleva a vos, tenés que generar distintos momentos.
Embed - Al Weso #58 | Gabriel Pereyra - Inseguridad, narcotráfico y periodismo
Además de que no necesariamente las entrevistas hay que ir a ganarlas.
Hay un error que es pensar que la entrevista es un enfrentamiento, donde tenés que derrotar al otro. Porque en el mejor escenario posible, los dos salimos fortalecidos. Porque yo te marqué algún error, o una disconformidad, vos me das tus argumentos de por qué eso está bien o no, y vemos si tus argumentos terminan siendo fuertes y aguantan. Vos saliste fortalecido porque lograste aguantar un cuestionamiento en la cara, y yo salí fortalecido porque logré cuestionarle algo y me dio sus explicaciones. No es un duelo a muerte en donde la idea es arruinar al otro. También hay otro tema y es que a medida que los medios tradicionales empiezan a tener una crisis, cada vez es más difícil construir una audiencia. Hoy lo que está pasando es que muchos nuevos medios están ante una disyuntiva. ¿Hago el mismo recorrido que hicieron los medios tradicionales de intentar ser una voz lo más imparcial posible, llevo gente de todos los palos posibles, o me caso y hago un programa partidario? Si yo me caso con una de las dos mitades del Uruguay, construyo una audiencia más rápido, tengo gente que me está viralizando todo el tiempo, entonces es una disyuntiva muy tentadora y mucha gente cae en eso. Yo intento no caer ahí porque creo que a largo plazo te sigue rindiendo más ir por el otro camino, por el camino de no terminar casándote e intentar ser lo más objetivo posible, sabiendo que uno tiene también su corazoncito, sus ideas y que está bueno no esconderlo.
¿Cómo es tu vínculo con el rol de entrevistador? ¿Era un formato que tenías muchas ganas de encarar?
Es más fácil traer a una persona, sentarla en un estudio y hacerle una nota larga, que producir un informe. La entrevista es un formato muy barato, ese es un plus. A mí lo que me gusta de la entrevista más allá de que es fácil de producir, es que podés profundizar. En otros formatos, tenés que plantear un abanico de cosas. Mientras que en una entrevista agarrás a uno y ponés el foco ahí. Para mí lo que te da la entrevista también es que tenés momentos, yo a veces la pienso así, digo “con esta persona quiero generar estos tres momentos” y después abrís un poco la cancha.
20250515 Entrevista a Jorge Balmelli
Foto: Inés Guimaraens
Como alguien que tiene vínculo con el humor, ¿qué cosas te hacen reír?
Por lo general el personaje me hace reír mucho menos que la persona. Te diría que el personaje que más me hace reír es el Tío Aldo, pero Pablo Fabregat me hace reír muchísimo más. La cotidianidad y la forma de pensar y de ser de alguien a veces me resulta mucho más graciosa que cualquier otra cosa. Me va a hacer reír mucho más Lacalle Pou trastabillando con la moto, intentando parecer cool, que cualquier chiste que puedan hacer sobre él. Y así con todos. En Uruguay a veces creemos que el humor es necesariamente hacer un chiste o hacer un personaje cuando a veces el humor son las situaciones, el absurdo de la vida y de la política que tenemos.
Fuera del trabajo periodístico, ¿qué hace en su día Jorge Balmelli?
Jorge Balmeli es un trabajador, con todo lo que ello implica, pero que a veces se quiere dar ciertos gustos, por lo cual está muy complicado cuando termina el mes, porque quiso salir a comer, porque quiso ir al cine. El Jorge Balmelli que pasa bien hace sufrir mucho al Jorge Balmelli que trabaja. Me cuesta mucho ver en qué cosas los de nuestra generación vamos a estar mejor que la generación de mis padres. Esa generación accedía mucho más fácil a una vivienda, tenía una jubilación mucho más segura que nosotros. También tenía un estilo de vida mucho más austero, es cierto, pero tenía esas otras cosas cubiertas. Nosotros tenemos una dificultad casi imposible de sortear para conseguir una vivienda, tenemos una jubilación que en mi caso, porque estoy en la Caja Profesional, probablemente ni exista. Entonces me estoy mentalizando de que voy a ser un jubilado pobre y que en algún momento voy a perder mis trabajos y voy a estar en la llaga, como muchas figuras mediáticas. Lo que te queda es intentar disfrutar los momentos que tenés y a veces lamentablemente se te va el sueldo en eso. A veces digo que tendría que vivir una vida austera, quedarme en mi casa y comer arroz con atún y mayonesa, que debe ser una de mis comidas favoritas, pero lamentablemente no se puede y no veo a nadie que ataque esos temas, ni por izquierda ni por derecha. Para gente como nosotros, de clase trabajadora, esas respuestas no están todavía. Están algunas respuestas que tampoco son soluciones, que tienen que ver con las personas que viven en asentamientos, personas en situación de calle.
20250515 Entrevista a Jorge Balmelli
Foto: Inés Guimaraens
¿Por qué te parece que no están esas respuestas?
Porque son temas que no están en el marketing político. Me parece que tuvimos una campaña muy poco jugada en la cual todos jugaron al achique, donde nadie quiso meterse con estos temas y donde también todos tienen un poco de cola de paja, porque todos pasaron por el gobierno y no consiguieron las soluciones, entonces prometer cada vez es más difícil, cada político que viene sabe que lo que te promete probablemente no lo pueda cumplir. Todos están mirando el déficit fiscal y diciendo, “bueno, a la gente no le puedo prometer sacarla de la pobreza, entonces hablemos de otros temas, te voy a intentar sacar de la pobreza extrema; no te puedo dar una casa pero te puedo arreglar el piso, y con eso espero dejarte contento durante cinco años. Pero la macroeconomía va a andar bien, vamos a tener un buen rango inversor por lo cual van a venir empresas que van a instalarse acá y alguna gente va a conseguir trabajo. Entonces vos no vas a tener casa, pero por lo menos estamos bien en todas estas otras cosas”.
En un momento de tu vida estuviste entre un empleo público en el Ministerio de Turismo y el empleo en Suena Tremendo, y elegiste el segundo. ¿A veces pensás en esa vida de empleado público?
Yo creo que si hubiera terminado como asesor de comunicación del Ministerio de Turismo me hubiera muerto. No quiero imaginarme como sería el Jorge burócrata, no me pregunto cómo sería esa otra vida. Uno tiene que valorar costo y beneficio, capaz que al Jorge que paga todos los meses la Caja Profesional le hubiera encantado ser funcionario público, porque estaría en caja, me jubilaría. Pero bueno, el Jorge que quiere tener un trabajo que le gusta y disfrutar lo que hace todos los días, agradece haber tomado esa decisión.