En esas mismas paredes colgaba, hasta hace poco, un cuadro que ahora está en todas las plataformas como el arte de tapa de Correntada, el último disco de la banda que, al momento de la entrevista, empezaba a vibrar en los oídos de la gente. Once canciones nuevas que entran "pateando la puerta" (y pidiendo ayuda).
Amame que quiero saber
cuánta luz me puede atravesar
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El Plan de la Mariposa vuelve este viernes a la Sala del Museo y repite el sábado, con dos funciones agotadas. Sobre el crecimiento de la banda de hermanos, su vínculo con Uruguay y su último disco, esta entrevista.
¿Cómo fue el recorrido para una banda de provincia, hasta llegar a la capital y tener un crecimiento como el que están teniendo ustedes?
La rodeamos a la capital. Antes de poder realmente hacer buenas fechas y que nos viniera a ver gente acá quizá íbamos a La Plata o a Mar del Plata, e iba mucha más gente porque teníamos una red de vínculos. Cuando llegamos a Buenos Aires no conocíamos a nadie. Llegás al Obelisco y mirás ahí y preguntás por dónde se entra. Tenemos una impronta del interior si se quiere, porque somos de ahí. El público también es de todos lados. Nos gusta mucho ir a tocar a los pueblos y las ciudades. Nos gusta mucho salir a la ruta, viajar, tocar. El proceso ha sido mucho de acercar la música en vivo a los lugares, como muy del territorio. Creo que mucho es resultado de ir a tocar, creo que nos quedan dos o tres provincias sin tocar acá de Argentina. La primera o la segunda vez que fuimos a Uruguay hicimos una gira por toda la costa en un motorhome viejo que tenemos donde dormíamos todos ahí arriba. Tocamos en Solitario Juan en Montevideo y después tocamos en todas las playas de Uruguay. Estuvo increíble y así hemos hecho también acá en Argentina por años. Eso por ahí ha generado una sinergia en la que también la gente viaja a vernos. Se generan vínculos, amistades y cosas alrededor de ese ritual que es agarrar la ruta e ir a compartir un momento de música.
De aquella vez que hicieron esa recorrida por la costa uruguaya hasta el 28 y 29 de junio, cuando se presentan en Montevideo, estuvieron en Obras, llenaron dos Luna Park, salieron de fronteras hacia Latinoamérica y Europa. ¿Cómo estás viviendo esta explosión o gran crecimiento que está teniendo la banda?
Ha habido un crecimiento bastante más marcado post-pandemia. Fue loco porque nos mandamos a hacer un Obras cuando todavía estaban todas las restricciones del Covid, entonces cuando lo anunciamos no fue algo muy ambicioso porque vos podías meter un tercio de la gente que entra. En el medio, justo en el final de la pandemia, se fueron bajando las restricciones hasta que fue abierto y se llenó. Fue como 'wow podemos hacer un Obras'. Ya después de eso hicimos otro y se agotó. Dijimos bueno podemos hacer un Luna Park, probamos y salió. El año pasado hicimos dos Luna. Pero no deja de ser un proceso bastante orgánico y no tan vertiginoso, si tenés en cuenta que hace más de diez años que estamos haciendo lo mismo. Siempre ha crecido, pero ahora sí creció de una manera así más notoria. De pronto cuando ya hicimos dos Luna el año pasado dije 'wow, acá tocó Frank Sinatra, se casó el Diego' (risas). O son boludeces o son importantes, pero es como participar de una cultura popular.
Embed - El Plan de la Mariposa | Serenata de una ruta larga
Con Uruguay también se fue dando una onda tremenda. Desde siempre nos gustó mucho la música de Uruguay, crecimos con La Vela como la banda de nuestra adolescencia. También tienen un vínculo muy cercano con nuestra ciudad, La Vela en Argentina siempre fue a Necochea, siendo que Neco es una ciudad relativamente pequeña. Nosotros lo vivimos un montón, primero de ir a verlo y después fueron uno de los primeros artistas a los que teloneamos por un amigo en común. Un poco sin quererlo nos marcaron un ejemplo de artistas amigos que hacen a su manera o en su ley una movida y llevan adelante una carrera o un camino artístico haciéndolo muy propio. Después nos pudimos relacionar a nivel personal, ellos nos han ayudado un montón de veces y han sido muy generosos, El Cebolla [Sebastián Cebreiro] y El Enano [Sebsatián Teysera] grabaron en un disco para nosotros en 2015 cuando nadie nos daba ni pelota.
Danza Antalgia.
De a poquito fue generándose un vínculo muy zarpado con Uruguay. El año pasado fuimos a tocar y nos fue ver el negro Rada. Es como un ícono, una figura, para mí el negro Rada es Uruguay. Era como que Uruguay te venga a ver. Cuando vi ahí de pronto los rulos esos entre el público dije ‘este chabón es un fenómeno, tiene 80 años y está tomando el trabajo de venirnos a ver’. Es un regalo increíble. Me emocionó mucho cuando sucedió y en los contactos que he tenido es un tipo muy amoroso.
Acaban de sacar Correntada. ¿Cómo es este momento en el que como banda ponen a disposición del público una nueva obra?
Muy loco. Hace casi cuatro años que no sacábamos un disco completo, es una buena temporada. Siempre tiene una carga de adrenalina y de desnudez también. Todavía me parece raro que esté disponible. Lo escuché un montón antes de que saliera y de pronto ya estaba del otro lado. Ya está, ya se fue y viaja solo. También hice la tapa, es una pintura de como de un metro por un metro que ahora está en la sala de ensayo pero la tuve en mi casa bastante tiempo y era súper invasivo porque es un cuadro grande, y de pronto el primer día que la vi en la computadora era como 'ya está, viaja y ya no es tan mía'.
Es un disco muy propio, en el sentido de que lo hicimos en nuestros propios tiempos e incluso lo grabó y lo mezcló Santi Mc Carthy, que es el sonidista que opera el sonido en vivo de la banda. Es loco hacerlo tan en familia, que sea un proceso en familia amplia más allá de mis hermanos como es el grupo de laburo. Tiene algo muy lindo eso de poder hacerlo a tu manera y que si resuena mejor todavía, si se recibe bien. Pero es un proceso en el que vamos tratando de que nos guste a nosotros. Ese es el filtro más potente. Y como somos un montón, se va puliendo y consensuando. Vamos debatiendo y buscándole el carácter al disco, a las canciones, a los arreglos, y capaz que las discusiones más acaloradas son por detalles bastante pequeños porque hay un ente colectivo que está de acuerdo en el grueso. Hay una complicidad y un camino compartido que hace que nos gusten las mismas cosas. Este es un momento muy particular, el de salir con un disco nuevo, es lindo.
Es un disco en el que, justamente, se sumergen los vínculos humanos. En esto de buscar un refugio en otra persona en momentos difíciles.
Sí, en la posibilidad de mostrarse vulnerable también o de refugiarte en un otro. La música te da como ese servicio de ablandar un poquito y de ir más allá de la palabra, que también es re importante pero capaz que es más difícil necesariamente explicitar todo. En cambio, la música es una vibración que te predispone de una manera y que a la palabra misma le da una potencia distinta. Una llegada hacia algo quizá más subconsciente o menos literal, es una fuerza muy poderosa.
Es un disco con muchos matices. ¿Cuál era el carácter que querían darle al sonido de este disco?
Sí somos una banda de rock en un sentido amplio, nos gusta el ensamble de una guitarra eléctrica, una batería, un bajo, y hay algo de la intensidad de un tema con potencia que nos gusta y que también nos gusta mucho para el vivo, nos gusta tocar algo con cierto peso. Es algo que físicamente se siente copado también, es como que tiene algo catártico, como un poco como salir a correr. Después sí, siento que tiene como dos vertientes si se quiere Correntada: una quizá un poco más sensible y otra un poco más al frente, como más intensa, y en el medio tiene algunos híbridos. Tiene mucho de sala el disco, de buscar los ensambles tocando todos juntos. Eso con un ida y vuelta al estudio también, con mucho mucho sinte, mucho sample, que mi hermano Máximo que toca la tecla también estuvo maqueteando mucho a partir de lo que hacíamos en la sala. Había como una especie de dialéctica sala-estudio en la que hacíamos ensayos de producción, con mucha improvisación y espontaneidad para ir encontrándole el carácter a la canción, después mi hermano lo llevaba a la computadora e iba refinando un poco ese viaje y se hacía como una vuelta a la sala. Un poco el carácter se lo va dando la impronta de cada uno. Es medio caótico pero cuando nos gusta a todos es porque sentimos que hay algo ahí, después hay cosas que van decantando. A veces se da la magia en la que espontáneamente surge algo que es distinto, tiene un carácter y resiste el paso del momento a una segunda, tercera, cuarta, décima escucha.
El arranque del disco, Pulpo, toca también un tema como el la salud mental.
Está lindo, a mí me gusta ese tema. Lo hizo Sebas y cuando lo escuché me resultó súper emocionante porque tiene mucha potencia, es como un tema rockero y al frente, con fuerza, y a la vez la letra tiene algo de mostrarse vulnerable. La canción dice ‘tengo un pulpo negro que me aprieta la sien, me está haciendo daño y yo le doy de comer’, cuando lo escuché me conmovió porque todos estamos o estuvimos en algún momento ahí. Son momentos muy difíciles y muy picantes para estar vivo en este mundo, la música tiene ese potencial catártico. Capaz que es como una terapia, sin ponerle tampoco una connotación demasiado esotérica pero es mágica la música. A veces me pongo Pulpo, voy en la bici al palo al lado del río y vuelvo a mi casa y me siento mejor, me conecté con esos pensamientos de mierda que estaba teniendo hacia mí mismo y dije, 'bueno, claro, nos pasa a todos'. Vivir es difícil, y la música, por lo menos a mí, me ayuda.
De alguna forma comienza con cierta sensación de desesperación, pero en algún momento en el disco aparece la calma, un poco de la mano de otras canciones o de otros vínculos humanos. ¿Es un recorrido buscado?
Hay de todo en el disco. Hay momentos quizás más de bálsamo, más de calma y letras un poco más suaves y más optimistas, por decirlo de una manera, que en sí mismo también es como un riesgo artístico. Tiene su riesgo artístico decir cosas lindas en un momento de mierda, ¿no? Pero empezar pidiendo ayuda es un buen punto de partida. Y también me gusta la cadencia intensa que tiene Pulpo, es como que me gustaba como entrar pateando la puerta un toque y después te podés largar a llorar igual.