El comunicador argentino Julián Weich vivió una particular experiencia de vida con su hijo Jerónimo luego que este dejó sus estudios y el rugby para vivir una vida como mochilero y malabarista. De paso por el Enjoy de Punta del Este, Weich relató un episodio en Panamá cuando fue a visitar a su hijo.
En conversación con El Observador, Julián comentó como fue esa experiencia de hippie "Esto fue cuando cumplí 50, ahora tengo 58, que mi hijo estaba de malabarista por todo Sudamérica, y en lugar de ir toda la familia a visitarlo a él, como decía que no quería seguir viajando, me fui yo solo. Estuve 10 días con él viviendo en Panamá. situaciones de vivir en la calle, vivir en la calle en el sentido de dormir en una carpa, en un parque nacional, en un hostel, en la calle, donde nos tocara dormir, porque estábamos paseando por Panamá. Mientras él hacía malabares, yo pasaba la gorra y así íbamos costeando nuestros 10 días de vacaciones".
Por otro lado se refirió a su experiencia con los artistas callejeros: "Si vos hablas con la gente que está haciendo arte en la calle, son de todas partes del mundo. Es muy loco eso. Siempre que les doy una colaboración a alguno en la calle, le pregunto de donde es. Me sorprende porque son de muchas partes del mundo. Hay que diferenciar la gente que está en la calle y la gente que no tiene otra, que vivir en la calle. Entonces la línea es muy delgada y no hay que fomentar que la gente intente vivir de la calle, porque no está bueno. Si bien es posible y puede hacerse una vida sana, no es algo que uno diga: que bueno lo que esta haciendo. No quiero fomentar algo de lo cual no estoy cien por ciento convencido y seguro. La gente en la calle es mucho más amable de lo que uno se imagina, porque cuando uno esta de 'hippie', te reconocen como un hippie, no como que tenés plata o celular, ni vas a tener algo de valor, entonces no corres riesgos, salvo que te metas en la boca del lobo. Así que miedo no tuve nunca. A mi hijo le pasó que todas las personas que le decían: no vayas por ahí porque es peligroso, él confiaba en que no iba a ser peligroso y nunca le paso nada. Obviamente que el mide 1,90, y yo no, que es varón, lo que le favorece . Me parece que hay que aprender a vivir en la calle, no es que cualquiera puede vivir en la calle. Hay que aprender porque son otros códigos, es gente que se ayuda, son 'hermanis', siempre se están ayudando, siempre están compartiendo, colaborando, la verdad que es otro mundo. No lo hice (el viaje) como documental, porque no tengo productora, no creo que sea incorrecto socialmente, estaría tranquilizando a los padres de los hippies nada más. Pero no se si es algo que uno diga; quiero vivir esa vida, porque no se si está buena".
Actualmente Jerónimo vive en Córdoba y se dedica a realizar casas ecológicas en barro y madera.