La parte brasileña de la mayor selva tropical del mundo no enfrentaba un número tan elevado de incendios en un mes desde setiembre desde 2010, cuando fueron contabilizados 43.933, según los datos del Instituto Nacional de Investigaciones Espaciales (INPE, por sus siglas en portugués).
El número de incendios en setiembre superó en un 8,3 % el de agosto (38.266), que era hasta ahora el mayor para un mes en los últimos 14 años, según los datos del INPE, que utiliza imágenes de satélite para contabilizar diariamente los focos de calor.
Con los números récords de incendios en agosto y setiembre, los focos acumulados en los nueve primeros meses de 2024 llegaron a 104.653, por encima de los registrados en todo 2023 (98.646) y un número en un 80,6 % superior al del mismo período del año pasado. Se trata del mayor número para el período en los últimos 17 años, desde los 136.287 incendios registrados entre enero y setiembre de 2007.
Hasta agosto pasado, igualmente según datos oficiales, los incendios habían calcinado este año 6.718.025 hectáreas de la Amazonía brasileña, lo que supone un 1,6 % del bioma.
El Ministerio de Medio Ambiente atribuye el significativo salto del número de incendios a la intensa ola de calor que enfrenta la Amazonía a los cambios climáticos y a la histórica sequía en todo Brasil, la mayor en los últimos cincuenta años.
Según datos divulgados la víspera por la titular de la cartera, Marina Silva, el 58 % del territorio brasileño enfrenta los efectos de la intensa sequía y un 20 % sufre con sequía extrema.
Silva afirmó que, por falta de lluvias y por la sequía, la profundidad de algunos ríos amazónicos se redujo de hasta 14 metros a escasos 70 centímetros, lo que ha dejado aislados a varios municipios y poblados que dependen del transporte fluvial en la región.
Ante la previsión de lluvias por debajo de lo esperado para las próximas semanas, los expertos consideran que la situación puede empeorar en importantes ríos como Solimões y Negro, que son los principales afluentes del Amazonas.
En base a EFE