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11 de noviembre 2025 - 17:32hs

Los psicólogos usan el término “alerta” para referirse al estado de vigilancia ante el posible peligro. Y es la palabra que mejor describe la actitud generalizada entre los maestros de la escuela 123 de Jardines del Hipódromo, en el epicentro de Montevideo, después de que una madre ingresara el pasado miércoles al centro educativo y, con la colaboración de algunos adolescentes del barrio, empezase a golpear a niños, docentes y padres.

Pero después de tres días de paro y una jornada de reflexión en la sede central de Primaria, el equipo docente de la escuela concluyó que era el momento de volver para “ir viendo cómo se sienten en territorio”. Y, sobre todo, para que los alumnos —muchos de ellos afectados por el caos generalizado del mediodía de aquel miércoles— encuentren un poco de normalidad.

La subdirectora general de Primaria, Selva Pérez, dirá presente en la vuelta a clases. El Ministerio del Interior les aseguró a los docentes que reforzará el patrullaje y la custodia en portería. Pero el estado de alerta —ese que aflora ante lo que trastoca— no cede.

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Las maestras, vestidas de negro, conversaron en el cuarto piso de la sede central de Primaria por más de cuatro horas. Salieron de allí con caras de agobio, esa flojedad que da el exteriorizar lo que a uno le pasa, lo que siente, cómo lo siente.

¿Qué pasó en la escuela 123?

Una alumna de sexto grado le pegó a una compañera. Las familias de ambas fueron citadas a la escuela, en horarios diferenciados, pero se cruzaron y empezaron las amenazas. Hasta que el miércoles, a la hora de la salida (turno matutino), la madre de la chica “agredida” irrumpió en la escuela con unos adolescentes. Empezaron a pegar “en patota”, frente a los alumnos de los primeros grados escolares que recién estaban acabando el día lectivo.

En una semana los sextos años tienen el paseo de fin de año, ese hito que pone fin al ciclo escolar. Pero el viaje prometido a Piriápolis puede que no se cumpla. Hay padres y niños con miedo. Tanto que una de las familias se mudó del barrio.

La escuela 123 integra, según la clasificación de Primaria, la quinta parte de las escuelas de contexto más pobre. Cuenta con 306 alumnos. La mitad de ellos (47%) vive en hogares beneficiarios de la Tarjeta Uruguay Social. Casi un tercio de las madres (29%) no acabó la escuela o apenas pudo completarla. Y solo el 3% llegó a la educación terciaria.

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