La ahora condenada deberá realizar trabajo comunitario y fijar domicilio, entre otras acciones
La mujer que decapitó a la perra de su expareja en Paysandú y se la dejó frente al lugar de trabajo de su dueño, fue condenada con cinco meses de libertad a prueba. La investigación determinó que lo hizo para intimidar a su expareja.
La ahora condenada de 31 años fue condenada por el "delito de violencia privada especialmente agravada" debido a que fue utilizada la cabeza del animal "de forma simbólica para ejercer violencia", confirmaron desde la Fiscalía actuante a El Observador.
Fuentes de la investigación agregaron que la mujer no fue condenada en base a la ley de Bienestar Animal, pero sí "en base al mensaje y al mecanismo siniestro que utilizó para intimidar a la expareja".
La condena es de cinco meses de prisión, pero fue sustituida por régimen de libertad a prueba por el mismo plazo. Como parte de la sentencia deberá realizar trabajo comunitario, presentarse una vez a la semana ante la autoridad policial, fijar domicilio y someterse a una evaluación médico-psiquiátrica.
Yuli era una perra mestiza con rasgos de Border Collie, de entre 3 y 5 años, que fue decapitada con un corte neto mientras aún estaba viva, según el informe veterinario.
Este corte le causó “la pérdida completa de sangre e interrupción funcional de su sistema nervioso”. Además, el informe detalló que “no presenta rigor mortis”, lo que descarta que el animal estuviera muerto al momento de la mutilación. También se confirmó que no se halló chip de identificación.
La organización Plataforma Animalista denunció el caso como un “acto intencional, brutal y de absoluta crueldad”. Las primeras sospechas también apuntaban a un conflicto personal.
En el comunicado, la organización exigió la intervención urgente del Instituto Nacional de Bienestar Animal (INBA) y pidió a las autoridades que el hecho no quede impune.
Hace dos semanas, se realizó una marcha en la ciudad de Paysandú en reclamo de justicia por el maltrato animal que sufrió Yuli.
Vecinos y amigos marcharon bajo la consigna "Que sea delito" y acompañaron a Milton, el dueño de Yuli, quien dialogó con Subrayado durante la movilización. "Lo más importante es que sea penalizado el maltrato animal y que se haga justicia por este caso y por todos los que vengan", expresó Milton.
Yuli estaba con Milton desde hacía un año y ocho meses. "Fui a Colonia a buscarla, la crie arriba del camión y después la empecé a dejar porque ya estaba demasiado grande. Aprendió todo lo que era trabajo de campo, era la que me ayudaba, compañera en horas pesadas de soledad", relató Milton.
"Fue terrible compañera, es muy doloroso, estoy muy roto por dentro", sentenció.