Ciro Tamayo dice que extraña “saltar con ganas, agarrar una buena carrerilla y pegar uno de esos saltos que te quitan el aliento”. A Ariele Gomes le hace falta sudar, ensayar y sentir que el cuerpo le responde como ella quiere. Nelson López se declara adicto a los saltos y a la adrenalina que eso le genera, y los necesita, así como también precisa del contacto físico que evoca la danza. Mel Olivera extraña la rutina, sentirse activa, desplazarse por el estudio sin limitación de espacio. Los cuatro son bailarines del elenco estable del Ballet Nacional del Sodre (BNS) y aunque también añoran volver a los escenarios, brillar y sentir la vibración del público, lo que más extrañan ahora es el proceso que los lleva al aplauso.
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