Venezuela vive días muy agitados. El presidente designado por la Asamblea Nacional Juan Guaidó hoy cuenta con el respaldo de Estados Unidos y otros países de la comunidad internacional. El hecho no pasó desapercibido en los mercados, donde los precios de la deuda venezolana se han recuperado, de la mano con las especulaciones sobre una eventual caída del régimen encabezado por Nicolás Maduro y una posible reactivación de la economía.
Por ejemplo, un bono de deuda soberana con vencimiento en setiembre de 2027, cupón de 9,25% empezó el año en 23,7%, tocó el 28% a mitad de enero -un máximo de 5 meses- y está hoy en 33%.
Una recuperación de más de 50% ha tenido el precio del bono con vencimiento en mayo de 2023, con cupón de 9%, que empezó el 2019 en 22%, llegó a 27% promediando enero y hoy está en 33%. Algo similar también ocurre con un bono de referencia que vence en octubre de 2024.
Hay básicamente tres motivos que explican la recuperación de los valores. Uno es la mejora general de los mercados de bono luego de la caída observada en diciembre. La segunda está vinculada a la recuperación de los precios del petróleo (subió 17% en enero), una industria clave en Venezuela. Y una tercera se relaciona con la posibilidad que haya un cambio de gobierno y con ello una reestructuración de la deuda.
¿Oportunidad de compra?
Hace poco más de un año que el gobierno de Maduro comenzó a dejar de pagar los intereses por unos US$ 60.000 millones de deuda. Hoy la mayoría de los bonos registra incumplimientos. Se estima en casi US$ 8.000 millones lo que debe el gobierno de Maduro y las empresas estatales por concepto de intereses y capitales impagos.
Esa situación desplomó los precios y los papeles se negocian desde hace meses a menos de la mitad de su valor nominal. Son bonos que ofrecen un alto rendimiento, pero claro está, atado a un alto riesgo.
Hoy vale preguntarse si se está ante una buena oportunidad para comprar deuda venezolana especulando con que Maduro deje el poder, o es todavía temprano para fijarse en esos papeles.
La deuda venezolana aún se mantiene en valores muy bajos, con una alta probabilidad de que permanezca impaga, a menos que se concrete un cambio drástico en la dirección del país.
El gobierno de Estados Unidos prohibió semanas atrás que ciudadanos de ese país realicen transacciones con bonos emitidos por la petrolera Pdvsa. Pocos días después amplió la prohibición a los bonos soberanos. Eso ha repercutido en una caída de la liquidez y ha dejado practicante sin transacciones al mercado secundario.
Hoy por hoy los bonos de Pdvsa no se pueden tranzar desde Estados Unidos, y los que quieren realizar alguna transacción con bonos soberanos están haciéndolo desde Europa, pero de forma muy limitada.
El director de la firma Regum Diego Rivero dijo a El Observador que hay un solo bono de Pdvsa que sigue pagando cupones porque tiene como principal garantía las refinerías de Citgo en Estados Unidos, pero actualmente tiene una TIR de 10% que se puede obtener con bonos argentinos.
“Invertir en estos bonos implica un riesgo muy alto de impago, aunque plantea la posibilidad de obtener una rentabilidad extraordinaria. Por eso no es recomendable para perfiles conservadores o moderados, que son quienes frecuentemente buscan invertir en renta fija”, explicó.
Según dijo, para encontrar una oportunidad más clara debería consolidarse el cambio en la dirección del país y pensar en un valor superior al 40% como precio de entrada al mercado. “En la situación actual el riesgo es demasiado alto y la liquidez es baja, por lo que no se sugiere colocar operaciones aún”, afirmó Rivero.
“Una opción interesante”
Por su parte, el director ejecutivo de la gerenciadora de patrimonios FDI, Mariano Sardáns señaló que en principio puede ser “una opción interesante”, pero el problema es el tiempo que puede tener la reestructuración. Además, hay que tener en cuenta que es un activo prácticamente ilíquido.
En general cuando un país hace una reestructuración, se mantiene el capital principal, pero se posterga el pago y se otorga una compensación, comúnmente un mayor interés.
“Se podría ver como una buena alternativa para especular y como toda especulación debería hacerse con una porción de la cartera donde la pérdida total no perjudique financieramente”, afirmó a El Observador.
“Uno podría decir: ´voy a tomar el 3% de mi cartera que por ahí representa el 1% de mi patrimonio total para invertir en bonos de Venezuela’. Es acotar la pérdida bajo el peor escenario”, explicó.
“Estamos hablando prácticamente de una generación y media acostumbrada al populismo. Es una población intoxicada de populismo que para cambiar esa cabeza va a tardar muchos años. Puede haber muchos pasos para adelante, pero por ahí uno o dos para atrás desde el punto de vista institucional, económico y demás. Por eso digo lo de encapsular la pérdida a una porción chica de la cartera. El concepto es que estamos especulando, no estamos invirtiendo”, insistió el experto.
NTYT
Primer reclamo
En diciembre pasado un grupo de cinco fondos de inversión que poseen US$ 380 millones de un bono que vence en 2034 comenzó una acción para reclamar el incumplimiento de pagos por parte del gobierno. En este caso el país caribeño no canceló US$ 140 millones en intereses que correspondía saldar en 2018, según informó la agencia Reuters. La medida podría llevar a que otros inversionistas que tienen bonos tomen el mismo camino y se abra una disputa legal similar a la que ocurrió con acreedores del gobierno argentino.