Mano a mano, el presidente que asumió en marzo y el presidente que gobernó hasta fin de febrero. Una reunión así, a puertas cerradas, para conversar sobre medidas de gobierno entre dos figuras políticas de primer nivel, en cualquier país generaría una catarata de análisis partidario sobre las consecuencias. Pero en Uruguay, esto quedó en segundo plano, una foto, declaraciones, y el destaque de la calidad de la democracia y convivencia ciudadana.
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