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Una noche en el estadio donde comenzó la gesta de Maracaná

En el estadio Independencia de Belo Horizonte se inició el camino al título de Uruguay en el Mundial de 1950
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14 de junio de 2019 a las 19:39

Enviado a Belo Horizonte, Brasil

El final de la historia del Mundial de 1950 es más que conocido: con el recordado Maracanazo logrado por la selección uruguaya en el estadio más grande del mundo al ganarle por 2-1 a Brasil.

Pero el comienzo de esa historia no es tan conocido. Se recuerda sí el 8-0 con el que la celeste le ganó a Bolivia en el debut, pero no es tan sabido que dicho encuentro se jugó en Belo Horizonte, la misma ciudad en la que el equipo de Óscar Tabárez debutará este domingo en la Copa América de Brasil 2019.

El partido ante los bolivianos se disputó en el Estadio Independencia de la ciudad capital de Minas Gerais, escenario que aún sigue en pie, adaptado a los nuevos tiempos, y que fue recorrido por Referí el pasado jueves, día en el que Atlético Mineiro recibió a Sao Paulo por el Brasileirao.

El estadio de los repechos

¿Cómo habrán hecho Obdulio Varela y compañía para subir los repechos para llegar al primer partido del Mundial 1950? Lo primero que llama la atención al llegar al Estadio Independencia, ahora denominado Arena Independencia, es que el estadio queda en la cima de un morro.

El taxista, que venía escuchando el partido a todo volumen, paró su coche en una calle cercana y no se veían las luces del escenario. “Es allá arriba”, indicó. Y al levantar la vista, a lo alto, se vieron las tribunas iluminadas.

Para llegar al estadio en el que Uruguay ganó 8-0 con un triplete de Óscar Miguez, dos de Juan Schiaffino, más los anotados por Ernesto Vidal, Julio Pérez y Alcides Ghiggia, hay que subir unos repechos empinados poco habituales para los uruguayos. Y luego, bajarlos. Y para recorrer los alrededores, subir y bajar.

Este jueves a la noche el estadio arde. Los hinchas del Galo hacen sentir la localía en cada llegada de su equipo ante Sao Paulo.

Aquella vez en 1950, cuando jugó Uruguay ante Bolivia solo hubo 5.284 espectadores, aunque luego de la consagración celeste deben haber sido muchos más los que dijeron estar en el escenario que en aquel entonces tenía un aforo de 30.000 lugares.

El estadio, que además está enmarcado en medio del barrio de Horto, con casas en su mismo predio, cuenta con tres tribunas. En los videos del partido de 1950 se ve que las laterales se unían con la que está detrás de uno de los arcos formando una “U”.  En las imágenes también se aprecian las montañas en el horizonte.

Hoy el escenario es propiedad de América Futebol Clube, el tercer grande de Belo Horizonte, que es local ahí y también se lo cede a Atlético Mineiro. Cruzeiro, por su parte, juega en el Mineirao.

Cuando se inauguró para el Mundial de 1950 el estadio pertenecía al club 7 de Setiembre, día de la independencia brasileña, por eso se le llama Independencia, si bien su verdadero nombre es Estadio Raimundo Sampaio.

En el primer mundial brasileño, además del 8-0 de Uruguay a Bolivia se disputó otro partido histórico, el 1-0 de Estados Unidos a los padres del fútbol, Inglaterra. Y también el 3-0 de Yugoslavia a Suiza.

Todo el pueblo

En las inmediaciones del Arena Independencia se ve de todo. Los distintos contrastes de Brasil quedan en manifiesto.

En la tribuna de “camarotes”, la más exclusiva, desfilan los mozos con las bandejas y pasean hinchas del Mineiro bebiendo cerveza.

También toman los hinchas que caminan por afuera, en la calle, donde se percibe el olor a alcohol y pululan los revendedores, a pesar del estricto control de ingreso.

Por el otro lado, en los accesos de la tribuna “popular”, conviven un indigente envuelto en una frazada y un oficinista de camisa y pantalón que llega tarde al partido. Además de las canciones de los hinchas, se escucha fuerte el sonido típico de la batucada brasileña.

No hay problemas de seguridad. Varios policías militares circulan por las inmediaciones del lugar e incluso se acercan a uno de los típicos locales de comida brasileña para ver la polémica del VAR en la previa del gol de Atlético. Comentan la jugada con los presentes y siguen custodiando los repechos.

Adentro del puesto, el menú ofrece tropeirao, un potente plato de la región con arroz, feijao, bife, huevo, tocino y col, entre otros condimentos, además de churrasco, sándwiches, jugos y bebidas.

Cuando el árbitro, luego de observar varios minutos la jugada, le dio el gol a Atlético Mineiro, el estadio estalló en el festejo del tanto.

Fue una noche de puro fútbol brasileño, en el escenario donde la celeste comenzó su conquista del Maracanazo.

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