“Veo mucha gente endeudándose con la soja y eso me preocupa”

¿Qué mensaje quiso transmitir en su charla en la Expoactiva? 
Lo principal es que estamos en una agricultura que es cada vez más compleja, con márgenes que son cada vez más chicos. Tenemos que hacer una gestión de precios mucho más eficiente de la que estamos haciendo. En términos generales el agricultor sabe manejar al resto de los riesgos, pero cuando llegamos al manejo de los precios las cosas son bien distintas y es un punto en el que tenemos que empezar a pensar. La gestión de riesgos, en un sentido general, es un negocio muy fluctuante –como es la agricultura– y requiere de otra mirada que no la estamos teniendo hasta ahora. La idea de la charla era, justamente, empezar a sembrar los conceptos de hacer una gestión de precios más profesional, una gestión de la visión del negocio diferente para no ahondar en el error. La base de eso es reconocer la forma en la cual las personas tomamos decisiones, algo que es universal para todos. Por eso era tan importante poder presentar, de una forma fácil y divertida, cómo funciona el proceso de toma de decisiones basado en lo que la psicología moderna entiende aplicado a un caso concreto en la agricultura.  

¿Y cómo le parece que toman las decisiones los productores? 
Veo mucha inercia en la toma de decisiones de los productores. Hacen las cosas pensando en un esquema que no representa la realidad actual y, mucho menos, los riesgos futuros. Es como que venimos siguiendo el pensamiento de que la soja va a pegar un salto de precio y nos va a salvar. Y si eso no pasa, ¿qué hacemos? Entonces, hay que empezar a reemplazar el pensamiento desde ahí. Capaz que tengo que hacer un proceso de migración a otras actividades. Un proceso que puede ser lento y sistemático, pero que me permita desembocar en un lugar distinto y mejor. Esto no es lo que veo. Veo mucha gente aferrada todavía a eso de que la soja lo va a salvar. Veo mucha gente que sigue endeudándose con la soja y eso me preocupa porque hay una lógica instalada de la realidad que es ‘tengo que financiarme porque si no me financian no planto y si no planto no pago lo que debo y sino pago lo que debo la cadena se corta’. Me parece que es una forma un poco perversa de pensar. Sobre todo no da una respuesta porque lo que hay que buscar es la rentabilidad. Dónde está la rentabilidad es lo que tengo que ir a buscar. Aunque sea poca, que sea rentable y no perder todos los años.  

¿Cuál sería una buena opción para dejar de lado esa inercia? 
Creo que los mercados siguen dando oportunidades. Lo que pasa es que (los productores) son muy lentos al momento de agarrarlas. No tenemos la estructura, no tenemos el capital, no tenemos la estructura operativa para poder llevarlo adelante. Eso es donde falla. Si los mismos kilos los vendes, en el caso de la cebada, a US$ 220 que es una operación de cobertura que se pudo hacer en noviembre del año pasado y hoy el precio es de US$ 170 claramente faltan de US$ 40 a US$ 50 que hoy hacen toda la diferencia entre un cultivo rentable y una pérdida segura a los mismos kilos. Eso es lo que falla. No estamos viendo la oportunidad de riesgo. Hay que pensar si este precio cierra la cuenta o no. Para adelante, ¿cierra o no? Eso requiere de un cambio conceptual de no estar jugado al resultado cuando el resultado aparece, si no de anticiparse a ese resultado. Esa es la clave. 

¿Por qué los productores no se animan a dar el paso? 
Porque todo conocimiento nuevo requiere de esfuerzo para aprenderlo. Cuando hablamos de mercado, hablamos de que no las tenes todas compradas y si no las tenes todas compradas podes perder plata en el mercado de futuro. Pero tenes que hacer el aprendizaje y tener los elementos para poder hacer la cobertura cuando la necesitas. Si te acordas de eso cuando estas con el agua hasta el cuello o por arriba de la nariz ya es tarde. El problema es ese. Ahora la excusa es que no hay plata y es cierto. Pero cuando sí la había, ¿por qué no hiciste el esfuerzo de aprender? Creo que, como sociedad agropecuaria, nos debemos una mirada mucho más crítica a los esfuerzos que hacemos para la gestión de todos los riesgos, los productivos y los comerciales. 

¿Hay algún país en la región que haga las cosas bien? 
En la región tenes dos esquemas diferentes. Una, Argentina con agricultores muy duchos que están sometidos a una presión de hostilidad macroeconómica financiera de un gobierno que les cambia las reglas a cada rato. Son realmente muy ingeniosos para salir. Y en Brasil, hay un grupo grande que tiene esta gimnasia adoptada. La otra referencia que tenemos es Estados Unidos donde, justamente,  aprendieron en base a sangre de haber perdido plata, pero se dieron cuenta de algunas cosas interesantes. A saber, tenes que tener una estructura de contención de precios importante y tenes un Estado que mira por la red de contención del lado de sostener un esquema mínimo de seguros contra catástrofes climáticas subsidiado, pero que permite una proyección de rendimientos importante. La otra es garantizar un ingreso mínimo en caso de catástrofe. Todos sabemos que la agricultura es riesgosa. La cuestión es que los agricultores, en promedio, ganen todos los años y no pierdan. De otra forma estás haciendo que el mercado haga una selección natural de paliar a los que no están preparados. Me parece que, como Uruguay agropecuario, necesitamos de una visión distinta de las cosas porque claramente lo que ensayamos hasta ahora, cuando miras los grandes números de la agricultura, está fallando. Algo hay que cambiar.  

¿Qué puede pasar con el tema del precio de la soja? 
No tengo muchas expectativas de que los precios vayan a cambiar mucho para bien. Más bien me preocupa que no veamos otro 2018 en términos de precios porque sería devastador para nosotros. Este año escuchabas a mucha gente que decía que este era el último año que apostaba y si todo fracasa vamos a tener un gran problema. No veo que haya una dinámica muy grande de precios en los que tengamos un cambio drástico. Si dependiera del clima exclusivamente, pasaría por un evento Niño que complique la cosecha en Argentina, que le pegue a Argentina y que nosotros salgamos inmaculados. Si ese no es el caso, creo que la tenemos cuesta arriba. Lo que creo es que si no cambia grandemente el balance de oferta y demanda global para lo que está previsto este año, esta situación se puede prolongar tal vez por un año o dos.  

¿Qué debería hacer el productor para zafar de la crisis? 
Creo que hay que empezar afinar mucho el lápiz de hacer la agricultura en donde se puede hacer, no donde no se puede, donde los costos son manejables, donde puedo expresar el rendimiento máximo del cultivo. Y en el resto hacer algo que no me comprometa, porque si no tengo un problema importante. No hay muchos sectores rentables en la agropecuaria uruguaya. Convertirte a la ganadería cuesta un montón de plata que mucha gente no la tiene. Creo que el sistema va a ir encontrando caminos para canalizar el financiamiento para esa actividad. Pero va a ser una recuperación lenta, un proceso paulatino donde tenemos que tratar de capitalizar las oportunidades porque están y aparecen, pero hay que saber agarrarlas.

Perfil

Datos: Nació en Montevideo, el 3 de enero de 1971. 
Familia: Divorciado, tiene dos hijos. 
Profesión: Ingeniero agrónomo, doctor en gestión agroindustrial (Universidad Agro París Tech, en Francia). 
Pasatiempo: Armar modelos a escala.