Chery era muy querido por todos sus compañeros. Con apenas 23 años, le decían “El Poeta”, ya que siempre le gustaba escribir versos para ayudar a que algún amigo –jugador o no– pudiera conquistar a una joven. Era el Cyrano uruguayo.
Esa tarde, Uruguay formó con futbolistas históricos en sus filas: Roberto Chery; Manuel Varela, Alfredo Foglino, Rogelio Naguil, Alfredo Zibechi, José Vanzzino, José Pérez, Héctor Scarone, Carlos Scarone, Isabelino Gradín y Ángel Romano. ¡Cuántos títulos juntos! ¡Cuánta clase!
Chery salió con una sonrisa enorme en el estadio de Laranjeiras de Río de Janeiro, recién estrenado para ese Sudamericano que se debió haber jugado un año antes y se pospuso por una epidemia de gripe. Con su infaltable gorra que lo carecterizaba, no sabía que sería su debut y su despedida. La suya fue una triste historia que enlutó a la celeste días después.
Había nacido en el Barrio Sur como tantos cracks, y sus dos mejores amigos eran Isabelino Gradín y Antonio Campolo. Con ellos se fue a probar a la Reserva de Peñarol en 1915 y quedó.
En medio del partido ante Chile –que ganó Uruguay 2-0– en una gran atajada, realizó un esfuerzo desmedido y sintió un fuerte dolor. Pese a ello, siguió jugando y terminó el encuentro. Pero cuando llegó al hotel, no aguantó más. Había sufrido un estrangulamiento de una hernia inguinal.
Eduardo Cicala, integrante de la comisión del Museo de Peñarol, contó a Referí que pese a la lesión que había sufrido en el partido ante Chile, “sacó una pelota tremenda en la hora que hubiera sido el descuento”.
En tanto, Uruguay jugó su último partido ante Brasil. Le ganaba 2-0, pero los dueños de casa, empataron. Debieron ir a una final que fue la más larga de la historia. Como igualaron 0-0, fueron a un alargue de 30 minutos. Seguían igual, por lo que jugaron 30’ más. Friedenreich –quien muchos dicen que hizo más goles que Pelé–, le dio la victoria a los brasileños. No era una victoria más: fue el primer título de Brasil en su historia.
Chery no había querido despedirse de sus padres cuando zarpó la delegación celeste a Río. Así lo cuenta Cicala: “Sus amigos comentaron que no tuvo el coraje de despedirse de sus padres cuando partió el barco hacia Río. Tenía miedo de que se hubieran emocionado mucho al ver partir a su hijo que por primera vez realizaba un viaje y se alejaba un poco de ellos”.
Un día después de la final ante los brasileños –13 después de su lesión– el arquero celeste fue intervenido quirúrgicamente, pero no pudo superar la operación.
El Jornal do Commercio de Río de Janeiro del sábado 31 de mayo de 1919 contó todos los detalles de lo que fueron sus últimas horas: “Causó profunda consternación en las ruedas deportivas de esta capital la infausta noticia del fallecimiento del Sr. Roberto Chery, uno de los miembros de la delegación deportiva uruguaya actualmente entre nosotros.
Chery sufría desde hacía un tiempo de una hernia agravándose a raíz de los esfuerzos que hizo en el encuentro ante Chile.
Internado en un cuarto particular de la Casa do Saúde del Dr. Pedro Ernesto, allí fue intervenido a las 4 de la tarde de una delicada intervención quirúrgica.
A las 7 y 40 de la noche fallecía el footballer acompañado por casi todos los miembros de la delegación de su país.
El footballer uruguayo fue operado por el Dr. José de Mendonca y su cuerpo fue embalsamado con el fin de ser trasladado a Montevideo donde será sepultado.
Chery era un eximio futbolista, jugando en todas las posiciones, aunque prefería hacerlo de golero, donde su figura era siempre brillante. Formaba parte del equipo de Peñarol de Montevideo con el cual había sido varias veces campeón uruguayo.
El Dr. Manuel Bernárdez, ministro de Uruguay luego que conoció la noticia de Chery, estuvo en la Casa de Saúde del Sr. Pedro Ernesto.
El cadáver del uruguayo fue velado durante toda la noche por los miembros de la delegación uruguaya, representantes de la Confederación Brasileña de Deportes, Liga Metropolitana de Football, Federación Brasileña de Sociedades de Remo, la Asociación de Cronistas, representantes de las delegaciones argentina y chilena y gran número de deportistas.
El cuerpo de Roberto Chery será transportado para Montevideo a bordo del vapor São Paulo corriendo con los gastos la Confederación Brasileña de Deportes”.
Cicala dice que el resto del plantel llegó a Montevideo en tren y que el barco con Chery arribó el 18 de junio. “Fue velado en las oficinas de la AUF, entonces en 18 y Vázquez y sepultado en el Cementerio del Buceo”.
La consternación fue tan grande que a los pocos días estaba pautado un encuentro entre Uruguay y Brasil por la Copa Río Branco. Los celestes desistieron de jugarla, por lo que el partido se jugó entre Brasil y Argentina y se puso en juego la Copa “Roberto Chery”. Argentina jugó de celeste con la camiseta uruguaya, mientras Brasil lo hizo con la de Peñarol, el equipo al que defendía Chery. Terminaron 3-3 y donaron la copa a los aurinegros. La recaudación fue para la familia del malogrado arquero.
Alguna vez, un gran maestro del periodismo como fue César L. Gallardo, escribió sobre él: “De Roberto Chery, ya fallecido en mayo de 1919, se pudo decir que más que una esperanza, fue una bella realidad malograda al nacer. No necesitó pasar por ese inevitable proceso previo del aprendizaje que se va integrando con el tiempo: desde su primera aparición en la final de la Competencia de 1916 contra Rosario Central, disputada en campo argentino, se presentó como un arquero consumado a quien no se le podía señalar un solo defecto. A pesar de ello, la directiva de Peñarol prefirió volverlo al tercer equipo a pretexto de su maduración, y fue a buscar a Antonio Marques Castro con buenos antecedentes en la campaña de Dublín en la divisional Intermedia. Así le fue. (...) (Con Chery) el balance clásico resultó tan favorable que, aunque demasiado tarde, la gente de Peñarol resolvió incluirlo definitivamente en su primer equipo. El final está ya en la historia triste del fútbol local. (...) Si tuviéramos que elegir al hombre que hasta el advenimiento del régimen profesional nos hubiera impresionado como el mejor arquero surgido en el país en esos 32 años –desde 1900–, indicaríamos sin vacilar a Roberto Chery”.
Con Peñarol disputó 10 clásicos, ganó cinco, empató cuatro y perdió uno, 1-0 y de penal.
Este jueves se cumplen 100 años de su muerte y en el Museo de Peñarol se realizará un homenaje, volviendo a mostrar luego de mucho tiempo la Copa “Roberto Chery”.
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