Una nota mía titulada ”A Concordia en vapor”, me llevó a contarles los viajes en tren. Los saben que el escollo, del río Paraná fue salvado por el impresionante puente que permite la circulación de trenes, automóviles y camiones. Concordia y Salto están también unidas.
No obstante como historiador, he dejado para cerrar esta nota, la presencia aérea para el transporte de personas y carga. Como les relaté anteriormente, Concordia y Salto estaban comunicadas con Montevideo y Buenos Aires por carreteras, barco y tren.
En 1949, Concordia y Buenos Aires, con sus trenes y los buques eran los principales medios de unión. Pero la presencia del hidroavión con sus motores capaces de transportar pasajeros y carga.
El “hidro” como lo llamábamos familiarmente, tenía tres vuelos semanales a Concordia. Después se hizo popular y en un decir hispánico, siempre estaba “hasta la bandera”. Tenía compartimentos con asientos adheridos a las paredes. Todo estaba pensado para la comodidad de los viajeros. No eran tiempos de parlantes y el comandante tenía la amabilidad de redactar al dorso de una la postal unas palabras: ”Llegaremos a destino a las12.30”.
El primer viaje dejó para mi hermana y para mí, unos deseos grandes de volver a volar. Sin embargo, la noche de nuestra llegada, falleció nuestro abuelo paterno. El no alcanzó a viajar en avión.
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