Un 19 de marzo pero de 1984, horas después de ser liberado por el régimen cívico-militar, el general Líber Seregni salió al balcón de su apartamento de Bulevar Artigas y Bulevar España y, ante una multitud deseosa de verle la cara tras diez años de arresto, recitó las palabras que se grabarían a fuego en la liturgia frenteamplista. “Fuimos, somos y seremos una fuerza constructora, obreros de la construcción de la patria del futuro que soñamos”, aclamó el líder de la coalición a través de un megáfono.
Esta nota es exclusiva para suscriptores.
Accedé ahora y sin límites a toda la información.
¿Ya sos suscriptor?
iniciá sesión aquí
Inicio de sesión
¿Todavía no tenés cuenta? Registrate ahora.
Para continuar con tu compra,
es necesario loguearse.
o iniciá sesión con tu cuenta de:
Disfrutá El Observador. Accedé a noticias desde cualquier dispositivo y recibí titulares por e-mail según los intereses que elijas.
Crear Cuenta
¿Ya tenés una cuenta? Iniciá sesión.
Gracias por registrarte.
Nombre
Contenido exclusivo de
Sé parte, pasá de informarte a formar tu opinión.
Si ya sos suscriptor Member, iniciá sesión acá