Acuerdo en educación no despeja el horizonte de paros

Pero en estos dos aspectos no todo es triunfo para el gobierno. Los sindicatos también pueden sentirse triunfadores. La cláusula de paz incluida en el convenio deja en libertad de acción a los sindicatos para tomar medidas por cualquier otro motivo ajeno al salarial. Por lo tanto, la firma del convenio no implica que durante el período mencionado la educación vaya a estar ajena a las medidas de fuerza de los sindicatos.

De hecho, en los últimos años los gremios no han tenido pudor a la hora de realizar paros y por esto se han ganado la antipatía de parte de la sociedad. Los motivos fueron varios, desde las malas condiciones de infraestructura de los centros educativos y la falta de seguridad en torno a los mismos, hasta cuestiones de presupuesto más allá del salario y el rechazo al programa Promejora. También fueron causa de movilizaciones la posible firma por parte del gobierno del Tratado sobre Comercio de Servicios (TISA), el no a la baja de la edad de imputabilidad, los procesamientos por la asonada a la Suprema Corte de Justicia y los procesamientos luego de los incidentes en el desalojo del Codicen, además de lo que consideraron violación a la autonomía de la ANEP por parte del Ministerio de Educación.

En lo que tiene que ver con el salario, el gobierno logró imponer su visión de la economía y los sindicatos debieron contentarse con llegar a 2020 con un salario mínimo de $ 25.000 para los docentes grado 1 por 20 horas semanales, cuando pedían llegar al final del quinquenio con un salario mínimo de $ 30.000. Pero también es cierto que los sindicatos de la educación lograron el mayor aumento concedido dentro de la administración central, con un incremento anual de 3,5% durante el bienio.

A favor de los docentes

Ayer la Asociación de Funcionarios de UTU (Afutu), la única que quedaba por decidir, resolvió con peleada votación –se retiraron seis filiales de 22 que estaban presentes– firmar el convenio, que el lunes firmaron la Federación Uruguaya de Magisterio (FUM), la Federación Nacional de Profesores de Enseñanza Secundaria (Fenapes) y la Intergremial de Formación Docente.

Tanto Afutu como Fenapes llegan a la firma luego de someter el convenio a varias instancias decisión, donde se imponía la visión contraria a firmar el convenio. Ya en la cuenta regresiva –tenían tiempo para firmarlo hasta el 31 de diciembre o se quedaban sin aumento salarial– resolvieron en tensas asambleas aprobarlo.

El lunes en la firma del acuerdo el secretario general de Fenapes, José Olivera dijo que la mayoría de los profesores "están convencidos de que el convenio conduce a ir dando pasos en el camino del objetivo que se trazaron". A su vez, la secretaria general de la FUM, Elbia Pereira señaló que entre el texto firmado y la primera propuesta que presentó el gobierno, cuando se inició la negociación, que fue la desencadenante de la etapa más dura del conflicto, "se ha avanzado mucho".

Es que el convenio firmado no solo deja en libertad de acción a los sindicatos para tomar medidas sindicales ajenas al salario, sino que además dejó por fuera las metas para mejorar la gestión, que el gobierno había propuesto en primera instancia. De hecho el Poder Ejecutivo había propuesto que 180 días antes de vencerse el convenio, las partes debían presentar un informe con las propuestas alcanzadas. Esto en el convenio firmado se reduce a la creación de una comisión entre ANEP y los sindicatos para "buscar fórmulas y mecanismos que posibiliten continuar con la mejora de gestión".

A su vez, el gobierno también tuvo que ajustar al requerimiento de los docentes el artículo que hace referencia al cumplimiento de planes y cronogramas. En el convenio firmado se deja claro que los docentes solo se comprometen a cumplir con los programas "actuales" de ANEP. De esta manera, los sindicatos atan al gobierno a no introducir ningún tipo de reforma.