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Agotados físicamente, esta vez no hubo hazaña para Los Teros

Uruguay jugó mal y Georgia lo venció 33-7, por lo que el sueño de clasificar directo al Mundial 2023 quedó atrás
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29 de septiembre de 2019 a las 06:07

Esta vez no hubo hazaña. Los Teros cayeron 33-7 con Georgia y con ello el sueño de ser terceros en el grupo y clasificar directo al Mundial de rugby 2023 quedó prácticamente de lado. Cuatro días después de una de las hazañas más impresionantes de los Mundiales ante Fiji, el equipo sintió el desgaste de ese encuentro y no hizo un buen partido. Fue dominado por el rival, que controló el ritmo del partido y con eso lastimó a Uruguay donde se sabía que más iba a doler.

El gran mérito ante Fiji había sido que se jugara a lo que Uruguay quería: excelentes kicks, presión defensiva, poco ritmo y buen uso de las pelotas propias. Ante Georgia, básicamente, se necesita la contrario: jugar en campo rival y meterle velocidad a la pelota, para evitar el juego de forwards, donde Georgia era superior y donde más se sentirían los cuatro días de descanso entre un partido y el otro.

Sin embargo, se jugó a lo que quería Georgia. El rival usó el pie mucho y muy bien, y ganó sobradamente ese duelo. Así, Uruguay siempre tuvo que arreglárselas para salir profundo de su propio campo y siempre con una tremenda presión física encima, en la que Georgia era superior y, de paso, desgastaba a un equipo que llegaba con la energía justa. Todo ese juego entreverado trajo, además, lo más complicado: 22 scrums, donde Georgia terminó de desestabilizar a un equipo que necesitaba que le saliera casi todo bien para volver a sorprender.

El tono del partido quedó planteado casi desde el inicio, cuando Civetta fue al contacto, se la robaron, y el medioscrum rival contraatacó y ganó muchos metros hasta generar un penal. Allí, los georgianos no dudaron, y establecieron una declaración de principios: decidieron ir al scrum, para generar tres penales y, en la tercera, el try en la bandera de Todua a los 8’.

El tackle no falló: Uruguay se bancó la diferencia física y defendió ordenadamente cuando el rival tuvo la pelota, al punto de desnudar su falta de imaginación con los backs rivales. Sin embargo, fue a partir de los errores uruguayos que Georgia logró estar en posesión del ritmo de juego: una desinteligencia entre Berechsi y Nieto que terminó en knock on, un buen kick al fondo georgiano para generar presión, una salida directo afuera de Dibu Silva luego de que Leindekar robara en el line out y Uruguay introdujera la pelota a 22. Incluso en el maul defensivo Uruguay se la bancó relativamente bien, pero toda esa presión, todo ese merodear en 22 propias, terminó en otro scrum y otro try georgiano desde la presión en esa formación fija. Hasta Wayne Barnes fue un poco contemplativo y evitó una tarjeta que hubiese complicado más. Pero la clave fueron los errores no forzados uruguayos, muestras de un equipo cansado física y mentalmente.
 
Pero entre los 32 y los 40, se prendió una lucecita de esperanza. Bastó con que Uruguay obtuviera limpio en el line (hasta allí se había hecho pero entreverado) para que una jugada simple de backs -pase de Arata al interno con Silva, y apoyo de Vilaseca para irse al ingoal- trajera el try y el mensaje: si Uruguay lograba tener posesión y mover a la defensa georgiana, el partido podía venir. Incluso Berchesi tuvo una opción de penal, pero se fue ancha, por lo que el primer tiempo terminó 12-7. Para lo que había sido ese primer tiempo, era un enorme negocio, si en el complemento se lograba cambiar la historia.

Sin embargo, el arranque de la segunda parte trajo la misma historia, agravada. Salida, presión, kick,ataque georgiano, kick del hooker y Silva que presionado, tuvo que entrar al ingoal y apoyar. Scrum 5 y try tras dos fases: 19-7.

La estantería física y de cabeza se terminó de caer a los 51’, con otro try nacido de la misma historia de presión y desesperación por salir como se pudiera: Silva toma un kick sobre 5 yardas, intenta salir jugando para evitar otro line put complicado en defensa, pero es tackleado. El apoyo llega tarde, se la roban, y try del 26-7 para liquidar el partido. Y unos pocos minutos después, el quinto try, nacido también de la presión defensiva, para el 33-7 a los 59’

Si hay un mérito es que el equipo no se dejó ir en ese momento de frustración y dolor, y siguió batallando en los 20 minutos finales. Dominado, sí, sin poder nunca largarse a jugar, también, pero nunca negociando el esfuerzo extremo a pesar de estar extenuado. La mancha fue la roja a Facundo Gattas por un tackle al cuello -sin intención pero peligroso e ilegal) para que Los Teros terminaran jugando con 14.

El sueño de las dos victorias y la clasificación directa quedo por el camino. Ahora vendrán dos duros desafíos ante Australia y Gales, con objetivos diferentes -la victoria parece imposible- pero con una buena oportunidad para seguir mostrando el gigantesco crecimiento que han tenido Los Teros, la notable evolución respecto a cuatro años atrás. Queda la frustración y el dolor de la derrota, de un equipo maniatado y que sintió demasiado los cuatro días de descanso. Eso no quita, sin embargo, el enorme trabajo hecho, que llevó hace cuatro días a shockear al mundo. Trabajando en este camino, Los Teros volverán a shockear al mundo muy pronto.

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