Tiene 19 años y jugó el pasado 24 de enero su único partido con la camiseta de Peñarol en Primera. Agustín Alaniz fue contra Santiago Wanderers, ganaron 2-0 y allí estuvo acompañado de varios juveniles. Tuvo el gusto de jugar en el Estadio Campeón del Siglo.
“Fue un sueño porque desde que llegué a Peñarol imaginé ese día. Fue una jornada especial para mí. Un día soñado, mismo con la hinchada, y con la familia viéndome allí”, explicó Agustín a Referí.
Pero pocos días después de eso y tras alguna reunión, Peñarol entendió que era mejor cederlo a préstamo a un club para que se fuera fogueando y así llegó a Miramar Misiones, recientemente ascendido a la Segunda división.
Entonces, el pasado sábado pudo disputar su primer encuentro oficial y no solo eso, fue campeón de la Supercopa de Clubes, título oficial de la Asociación Uruguaya de Fútbol (AUF), tras golear 5-0 a Central de San José. Allí hizo tres goles.
Jugó al baby fútbol todas las categorías en Stockolmo, desde los cuatro a los 12 años y siempre como delantero.
“(Diego) Forlán en el Mundial 2010 que la rompió y Cristiano Ronaldo, que me gusta mucho, fueron mis ídolos de niño. Pedía la camiseta número 7 por Cristiano. De alguna forma, me marcó en mi carrera”, cuenta Alaniz.
Llegó a Peñarol a través de Juan Gandolfo. “Me descubrió Gandolfo y yo estaba en la selección uruguaya de baby fútbol y me dirigió Alfredo Pintos”, agrega.
Llegó a Peñarol con 11 años, a la escuelita del club, mientras seguía en Stockolmo. “Entrenaba dos veces por semana con Peñarol. A los 13, terminé el baby y pasé derecho al club, a Séptima división y estaba el Tato Martín García. Fue el primero que tuve y salimos campeones uruguayos con 14 años”.
Entrenaban en Blandengues con los aurinegros y por la noche lo hacía en el Prado con Stockolmo. “Iba en el ómnibus con túnica, pero luego pasamos a entrenar en el Centro de Alto Rendimiento (CAR) de Solymar. Entonces, me trasladaba al Palacio Peñarol y salía un ómnibus hacia el CAR. Cuando salía apretado de tiempo por el liceo, mi madre me hacía la comida”.
Sus padres, Claudia y Daniel, “siempre estuvieron presentes. Con sol o con lluvia, en las prácticas y en los partidos. Mi viejo me llevaba en la moto a Blandengues y a algún partido, si no podía, me iba en ómnibus a jugar”.
En las inferiores aurinegras convirtió más de 40 goles. Otros técnicos que tuvo fueron Enrique De los Santos, Adrián Colombo, el Bola Lima, Álvaro Prezza y Raúl Salazar.
“Aprendí de todos los técnicos, pero el que más me marcó fue el Tato (Martín García) por la forma en que se identificaba con los jugadores y cómo vivía los partidos”, explica.
El técnico, desde Honduras, lo recordó así para Referí: “Tiene un físico privilegiado, puede jugar en las dos bandas, de media punta o de punta. Define notablemente, y posee mucha calidad técnica. Cuenta con muchas condiciones y es un definidor veloz”.
Y añade: “Conmigo jugaba como extremo por derecha, porque aprovechaba que tenía desborde y metía buenos centros. Terminaba jugando como un doble ‘9’”.
En la Tercera de Peñarol contra Nacional, el año pasado anotó un gol en el Capurro y empataron 1-1. “Son partidos aparte, te lo enseñan desde que llegás al club: los sentimientos y lo que es la historia”.
Agustín aprobó cuarto de liceo y se quedó en quinto, pero tiene pensado terminarlo pronto. Es de la misma generación y fue compañero de los recientes campeones de la Copa Libertadores sub 20 con el club, entre ellos, Máximo Alonso y Óscar Cruz. “Matías González es un amigo, iba con él al CAR; a él lo iban a buscar y me dejaba de paso en casa”.
Pero hace seis meses la vida le cambió por completo. Junto a su pareja Florencia, se transformaron en padres de Giovanni.
“El hecho de ser papá, me cambió la vida. Te ayuda a madurar un poco más rápido. Lo disfruto mucho”, dice orgulloso.
Y añade: “Cuando se ríe es algo indescriptible. Ahora empezó a comer –más allá del pecho de la mamá–. Son todas cosas nuevas que hay que disfrutarlas al máximo, porque el tiempo pasa y no me puedo perder el crecimiento de mi hijo”.
Pasó a Miramar Misiones luego de hablar el tema con su representante y de pensar la propuesta, hasta decidir que era lo mejor para ir afiatándose en un torneo que no es sencillo. Se quedará hasta fin de año.
Y de entrada ya ganó un título. “En mi debut oficial fueron sensaciones lindas. No tenía nervios, pensaba estar lo más tranquilo posible, anoté tres goles, me llevé la pelota y celebramos el título”.
Además de él, Peñarol también cedió a préstamo al arquero Martín Correa, en tanto que Matías Rodríguez, quien tuvo un pasaje por la Tercera aurinegra, pero ya no pertenece más al club, es otro que viste la camiseta de Miramar.
El pasado domingo no pudo ver el clásico que ganó Peñarol porque estaba en un cumpleaños. Luego vio el resumen y dice que le gustó lo que mostró el equipo.
Le gusta leer, pero sobre todo, libros que tengan que ver con el fútbol.
“Hace poco terminé un libro de la biografía de Luis Suárez y hace un tiempo, leí el de Forlán”, dice.
También, cuando puede, juega al Play y le gusta escuchar plena y reggaetón con Anuel como uno de sus cantantes preferidos.
Su intención es volver a Peñarol lo antes posible, pero su pensamiento “es aprovechar 100% en Miramar”.
Agustín sigue creciendo y lo hace a dos frentes: en casa, junto a Florencia y Giovanni, mientras que en la cancha, espera dejarlo todo por su actual club, para volver con las pilas recargadas a Peñarol y dejar de ser promesa.
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