El discurso del presidente en la CELAC recogió múltiples apoyos y seguramente aumentó un par de puntos su popularidad, por su coraje y su defensa de la democracia. Aunque la espectacularidad del retruécano presidencial esconde otro mérito superior de mayor envergadura: la decisión de posicionar geopolíticamente a Uruguay en el complicado marco global. (Otro paso contundente sería irse de la CELAC, ente de la burocracia latinosocialista que intenta crear un gobierno virtual supranacional en manos de unos ganapanes inútiles, factor común de las orgas que pululan bajo siglas diversas).
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