Amado, Valenti, Mujica y Juan Raúl: ¿pases que suman o restan?

En los últimos meses hubo al menos cuatro cambios de partido. El primero fue el de Gonzalo Mujica, que hasta hace algunos meses era diputado por el Frente Amplio (FA) y pasó al Partido Nacional. Luego llegó el de Juan Raúl Ferreira, que ya había abandonado el Partido Nacional y se integró al Movimiento de Participación Popular (MPP) en el FA. Pero en las últimas dos semanas Esteban Valenti y Fernando Amado abandonaron el FA y el Partido Colorado y están a un paso de acordar con el Partido Independiente.

¿Qué suma un pase?

Hay diversas opciones.

1- Un pase puede servir para atraer votos. Son esos dirigentes que por su peso político, su imagen pública y sobre todo su estructura, tienen votos propios que pueden irse con él.

2- Otra opción es de imagen: serían aquellos pases que ayudan a formar opinión. Dirigentes que puede aportar a la sensación de que el partido que lo recibe está dando espacio a electores con su misma forma de pensar. Dos ejemplos de este estilo son los pases de Hugo Batalla, cuando en 1994, luego de un camino intermedio, pasó del  Frente Amplio al Partido Colorado y Rodolfo Nin Novoa al Frente Amplio desde el Partido Nacional. Ambos fueron, con diez años de distancia, electos vicepresidentes.

3- Un ejemplo menos habitual, pero que puede sumar a quien lo reciba, son los dirigentes que se especializan en conseguir financiamento para su partido o su lista.

Pases tan pesados como los de Nin o Batalla no se ven hace décadas.

Tal vez el período de menos movilidad fue el de la elección del 2014, donde el escenario era casi idéntico al del 2009. Pero ahora, camino a 2019 y con la sensación latente del fin de una época política de mayoría parlamentaria para el FA, todo se empieza a mover.

Así como hay algunos que suman, también hay pases que restan. Son esos dirigentes que no aportan por ninguna de las tres opciones anteriores, pero a la vez generan problemas o ahuyentan a algún tipo de electorado de la lista que los recibe.

¿Qué hay detrás de cada pase?

La llegada de Gonzalo Mujica al Partido Nacional va en busca de fortalecer un objetivo central de la estrategia de Luis Lacalle Pou hacia 2019: mostrarse como alguien que puede captar el voto de algunos desencantados frenteamplistas. Es algo que su rival en la interna, Jorge Larrañaga, no ha conseguido pese a que -previo a las propuestas de seguridad- intentaba posicionarse como el líder más a la izquierda del partido.

El pase de Mujica es de la opción 2: alguien que puede aportar a un mensaje concreto. No tiene ni votos propios ni estructura para conseguirlo. Además a Aire Fresco del senador Álvaro Delgado, le sirve para mostrarse también como el grupo dentro del lacallismo que está más a la izquierda.

Juan Raúl Ferreira no tiene votos, estructura ni tampoco mueve grandes inversores. El MPP al capturarlo intentó asociarlo a la figura de su padre y también dar un mensaje político de que acepta raíces wilsonistas. Pero es difícil que el hijo de Wilson Ferreira Aldunate pueda aportar mucho más que problemas. Los últimos años de este dirigente han estado pautados por líos y disputas personales, ni siquiera ideológicas o programáticas.

Camilo dos Santos

El Partido Independiente coquetea con dos figuras de izquierda. El excolorado Amado y el exfrenteamplista Valenti.

Ambos son dirigentes sin votos propios. En 2014 Pedro Bordaberry ordenó a sus dirigentes marcar votos en la interna y Amado logró pocas adhesiones. Si corría solo, en octubre tenía que multiplicar al menos por 10 esos votos para conseguir una banca y por eso -como se expresa en la jerga política- se dice que logró ser diputado “aúpa” de Bordaberry.

La estructura en ambos casos es débil o nula. Amado sí tiene un grupo político con varios dirigentes, sobre todo en la capital. Valenti lo está creando.

Si ambos suman o restan lo dirán las urnas en 2019. Pero el Partido Independiente asume un riesgo alto al incorporarlos a sus filas.

Como cada apuesta, la movida tiene factores potencialmente positivos y otros potencialmente negativos. El asunto para el PI encontrar una fórmula que potencie los más favorables y disminuya los riesgos.

Lo positivo de incorporarlos está en que finalmente Mieres lograría consolidar algo parecido a una “coalición”, idea en la que insiste desde hace años. Otro mensaje que pasaría el PI, es que allí los “desencantados” del Frente Amplio tienen un lugar. Valenti encarna a muchos de ellos y Amado tiene mejor imagen entre frenteamplistas que entre colorados. De la imagen al voto hay un largo trecho.

Un factor potencialmente negativo de incorporarlos es que ambos, por sus actitudes pasadas y sus personalidades fuertes, generan también un alto nivel de rechazo en algunos sectores del electorado. Por tanto, pueden ser factores que ahuyenten a ciudadanos que coqueteaban con la idea de votar a Pablo Mieres, pero no quieran darle votos para que Valenti o Amado ingresen al Parlamento.

Una fórmula que tiene el PI para minimizar esos riesgos es incorporarlos a un lema amplio, pero que los dos dirigentes tengan sus listas en las que marquen votos en solitario. Si llegan a la banca sería por sus propios esfuerzos y no a caballito de Mieres.