AMLO pedirá a Biden 300.000 visas mientras se conocen detalles sobre el tráfico de personas

Se supo, según la agencia EFE y El País de Madrid que el responsable de la tragedia de San Antonio, Anthony Boring, había realizado en abril pasado un viaje similar al de la semana anterior, solo que en aquella oportunidad no murió ninguna de las 105 personas que fueron transportadas como ganado en un camión.

Los investigadores afirman que el descubrimiento del camión que llevaba una carga humana en una carretera el lunes pasado por la noche, con 40 grados de temperatura, se dio de forma eventual. Es decir, no hubo un dato de inteligencia previo sino que se trató de un control de rutina. Tras la inspección, la policía encontró una escena dantesca.

Al rato, los socorristas y la policía encontraron 46 cadáveres más heridos graves. Al día siguiente la cantidad de muertos ascendió a 53. Por la patente del vehículo, la investigación llevó a dos ciudadanos mexicanos con permiso de migración vencido y también detuvieron a Anthony Boring, ciudadano norteamericano, que habría sido el conductor del camión.

La reconstrucción del hecho permitió rastrear otro similar ocurrido en abril pasado.

La noche del 3 de julio y un caso anterior

Cuando la policía fronteriza detuvo el camión y le preguntó a Boring que llevaba en el acoplado respondió “no sé” pero los perros que husmeaban la carrocería se mostraron nerviosos. El camión fue sometido a una inspección donde se verificó que la carga eran seres humanos. Al final de la revisión fueron hallados 145 migrantes a punto de la asfixia en la parte trasera del tráiler.

Al día siguiente Boring se declaró culpable de tráfico de personas. Fue coincidente con el informe forense: 53 muertos abandonados en las afueras de la ciudad de San Antonio. Ya había pasado por un control de seguridad estadounidense. Ahora Boring enfrenta una pena mayúscula.

En la noche del 15 de abril otro camión llevaba en el acoplado a 148 personas, de las cuales 86 eran mexicanos, 49 guatemaltecos, cinco hondureños, tres salvadoreños y dos ecuatorianos. Proporciones similares a las de la tragedia que sucedería dos meses después aunque en esa oportunidad no hubo víctimas fatales.

Caitlyn Yates, del Centro Strauss para la Ley y la Seguridad Internacional, señala que conforme México endureció durante la última década los operativos para detectar migrantes en su frontera sur, los flujos desde Centro y Sudamérica se mudaron de los trenes a los camiones con acoplado, de los buses a los autos. En 2017 Yates ya alertaba que uno de cada diez migrantes viajaba en transporte de carga. “Lo que vimos en San Antonio era predecible”, sentencia la investigadora.

En su estudio, Yates identificaba, a partir de un seguimiento de notas periodísticas y entrevistas a sobrevivientes, que hubo 179 incidentes entre 2003 y 2017 en los que se hallaron más de 11.500 migrantes dentro de acoplados en México y Estados Unidos. Otro dato de ese estudio: entre 2015 y 2017 hubo más de cuatro veces más incidentes de migración ilegal que en los 10 años precedentes.

Entre 60 y 200 personas pueden ser llevadas en un acoplado. Personas que pagan miles de dólares para ir a trabajar por menos que el salario de un ciudadano con papeles.

AMLO y Biden

En ese contexto es que el presidente mexicano le pedirá a Biden que amplíen, no los controles, necesarios de por sí, sino el cupo para trabajar en suelo estadounidense. La agenda de la cumbre fue preparada por una reunión entre Anthony Blinken, secretario de Estado de Estados Unidos, y Marcelo Ebrard, canciller de México. Se sabe que López Obrador y Biden hablarán sobre el conflicto de Ucrania y fuentes de Estados Unidos aseguran que el presidente mexicano dirá que se mantiene “neutral”, algo que inquieta a la Casa Blanca, que espera una condena a Rusia.

El tema energético y la inflación estarán sin duda presentes en el encuentro que será transmitido por televisión según anunciaron los jefes de prensa de ambos mandatarios.

Lo que formará parte del encuentro, a una semana de la tragedia de San Antonio será el de las mafias y la lógica que domina hasta ahora: las ganancias exceden las probabilidades de ser atrapado.

Volviendo a Yates, que se especializó en estos grupos criminales que trafican personas, “por lo general, los conductores no pertenece a organizaciones criminales, son simples transportistas”.

Sin embargo aclara que su inocencia no es tanta ya que “a menudo hay que pagar por transitar por ciertos territorios dominados por los carteles, por ejemplo, o son reclutados por estas organizaciones”.

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