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Arabia Saudita amenaza con guerra a Irán; Trump rebaja y habla de sanciones
El tablero geopolítico se mueve de Washington a Teherán, pasando por Riad y Londres.
En un miércoles frenético, el secretario de Estado Mike Pompeo, enviado de urgencia el martes a Arabia Saudita, anuncia lo previsible: que los ataques a las instalaciones petroleras del gigante Aramco constituyen un "acto de guerra" y tiene "las huellas del ayatolá" Alí Jamenei, guía supremo de Irán.
Pompeo viajó con el encargo del presidente Trump de determinar con certeza quién es el responsable de los ataques. Y lo cumplió con rapidez y eficiencia.
Al unísono, Arabia Saudita y Estados Unidos acusaron sin titubear a Irán de los ataques del fin de semana.
Aunque se desconoce la localización exacta de los puntos de despegue, se señala que 18 drones y siete misiles de crucero golpearon los sitios petroleros desde un lugar que no es Yemen, ubicado al sur de Arabia Saudita.
"El ataque fue lanzado desde el norte e incuestionablemente fue responsabilidad de Irán", aseguró el portavoz del ministerio de Defensa saudita, Turki Al Maliki, quien mostró en rueda de prensa restos de drones y misiles que presuntamente fueron recogidos por los servicios de investigación.
Los rebeldes yemenitas revindicaron los ataques desde el principio e Irán, también desde el principio, negó cualquier implicación en los mismos.
Ese miércoles los yemenitas se sumaron a los movimientos o, al menos, a las amenazas al advertir que estaban dispuestos a lanzar ahora sus ataques contra "decenas de objetivos" en Emiratos Árabes Unidos.
Si en Ríad se hablaba de guerra, en Washington se rebajaba la carga: sanciones. Eso sí endurecidas. En un tuit, el presidente estadounidense lanzó un misil a su secretario del Tesoro: "Le acabo de ordenar endurecer sustancialmente las sanciones contra el estado iraní".
Desde mayo de 2018, recuerda la agencia AFP, tras retirarse unilateralmente de un acuerdo internacional de 2015 destinado a restringir la industria nuclear iraní a fines civiles, Trump intenta frenar el poder de Teherán en la región a través de una campaña de "máxima presión" de sanciones económicas.
A un misil, otro misil. El ministro de Relaciones Exteriores iraní, Mohamad Javad Zarif, disparó un tuit de respuesta a Trump en el que acusa a Estados Unidos de "atacar deliberadamente a civiles corrientes" con nuevas sanciones.
Por ahora, es una guerra incruenta. Una suerte de tanteo de intenciones, sobre todo porque ese es el escenario que todos quieren evitar.
Preguntas y advertencias
Ya sea por sus autores, el lugar desde el que se llevó a cabo o el armamento utilizado, el ataque del sábado pasado suscita hasta ahora muchas más preguntas que respuestas.
En una nota transmitida el lunes a la embajada de Suiza en Teherán, que representa los intereses estadounidenses en Irán, la República Islámica "insiste en que no desempeñó ningún papel en el ataque", publicó la agencia de prensa oficial iraní Irna.
El mensaje advierte a los funcionarios estadounidenses de que "si se adopta alguna medida contra Irán, se dará una respuesta inmediata de un alcance mucho mayor que una simple amenaza".
El presidente Hasan Rohani había afirmado anteriormente que los ataques del sábado eran una "advertencia" lanzada por los rebeldes yemenitas a Riad, que debería "aprender la lección".
"Los yemenitas no atacaron un hospital, ni una escuela, atacaron un centro industrial como advertencia", dijo Rohani en el consejo de ministros, según un video de su discurso emitido por la televisión estatal.
Riad asiste militarmente al gobierno de Yemen desde 2015 en el combate contra los rebeldes hutíes, apoyados por Irán, que se han apoderado de vastos sectores del territorio, entre ellos la capital Saná.
Tensiones in crescendo
Los ataques contra Arabia Saudita despertaron el temor de una confrontación militar con Irán. En junio, Trump afirmó haber cancelado "in extremis" ataques contra objetivos iraníes, después de que la República Islámica derribase un dron estadounidense.
Teherán ya había descartado todas las negociaciones con Estados Unidos en la ONU, a menos que "se arrepienta de haberse retirado en 2018 del acuerdo nuclear", según las palabras del ayatolá Alí Jamenei, guía supremo iraní.
El presidente Rohani podría ausentarse de la Asamblea general de la ONU este mes en Nueva York, ante la falta de visados concedidos por Estados Unidos a sus funcionarios, advirtió la agencia oficial Irna.
El tablero también registra un anuncio, sin confirmación oficial, de que expertos de la ONU viajarían a Arabia Saudita para una investigación internacional.
48 horas
A mitad de la tarde de este miércoles de tuits y hallazgos, Trump rebajó en alguna medida ese tambor de la guerra que volvía a retumbar, cuando aseguró tener "muchas opciones" contra Irán, como corresponde al hombre más poderoso del planeta.
El mandatario que había hablado por teléfono con Boris Johnson para dar una "respuesta diplomática unida", según informó Downing Street- abrió un compás de 48 horas para detallar las nuevas sanciones.
La prensa insistió sobre la posibilidad de un ataque contra Irán y Trump dijo que "hay muchas opciones". "Está la última opción, y hay opciones mucho menores que esa". Y precisó que con "última opción" se refería "a la guerra".
Entre tanto ajetreo, el presidente Trump tuvo tiempo para designar a Robert O'Brien en reemplazo del viejo halcón John Bolton en la secreataría de Seguridad Nacional.
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