Helicópteros, hidroaviones, aviones pulverizadores para agricultura, todo vale para combatir la inédita ola de incendios forestales que azota al hemisferio norte en un verano de fuertes sequías y vientos.
Pero nada iguala a los viejos aviones hidrantes, que pese a su antigüedad siguen siendo las estrellas a la hora de combatir los fuegos que este año asolaron desde Canadá a Grecia y desde Francia y España a los bosques californianos.
Los aparatos especialmente diseñados para luchar contra el fuego, como los bombarderos de agua, se reducen a los CL-215 y CL-415, los famosos Canadair, con una capacidad de 6.000 litros de carga; el hidroavión ruso Beriev Be-200, y el chino AG-600, que todavía no está en servicio.
Los otros modelos son aviones de transporte transformados para expulsar agua o productos retardantes, que tienen que posarse para repostar su cisterna. Es el caso del Dash-8, convertido en bombardero de agua con capacidad de 10.000 litros.
Los aviones de transporte militar, como el C-130 estadounidense (con cisterna de 15.000 litros) o el Airbus A400M, que de momento está en fase de pruebas, también se pueden utilizar contra el fuego.
También comenzaron a usarse aviones de línea Boeing 737 o 747, capaces de expulsar 74.000 litros en cada intervención.
Aviones “muy manejables”, como los Canadair, pueden recoger agua en puntos cercanos y volver a expulsarla rápidamente en espacios muy reducidos, explica a la agencia de noticias AFP John Gradek, especialista en aeronáutica en la Universidad McGill, de Montreal.
“Este avión se utiliza mejor cerca de infraestructuras que necesitan una extinción inmediata de los incendios. En cambio, si se está lejos de la civilización y de las infraestructuras, puede ser reemplazado por un avión de reacción con un radio de acción más amplio”, dice.
Otros modelos más pequeños sirven para detectar el origen del fuego o apagar los focos antes de que se extiendan, como el Air Tractor AT-802, que tiene una cisterna de 3.000 litros. En un principio, fue diseñado para labores de pulverización agrícola.
Se suman a la lista de los bombarderos de agua algunos helicópteros, como el Kamov ruso, el Chinook estadounidense o el Super Puma europeo.
Algunos países cuentan con su propia flota, como Francia o España, pero también recurren al alquiler en la época estival.
Francia posee una flota de 23 aparatos, de unos 25 años de antigüedad de media, y suele alquilar helicópteros y Air Tractor durante el verano.
España, que tiene 11 Canadair, alquila helicópteros y Air Tractor, según el ministerio español de Transición Ecológica.
Italia subcontrata al británico Babcock la gestión de sus Canadair y de otros aparatos, mientras que Grecia completa su flota de siete Canadair CL-415 y varios CL-215 más viejos con aeronaves de alquiler.
Recurriendo al alquiler, “los gobiernos pueden depender menos del mantenimiento de grandes flotas de aviones” que durante el inverno no se utilizan, y “disponer de aviones más modernos”, explica Rafael Selma, jefe de Titan Firefight Services, a la revista especializada AirMed Rescue.
La proliferación de los incendios provocada por el cambio climático llevó a los países a querer reforzar su arsenal.
La Unión Europea duplicó este año las capacidades de su flota, que tiene ahora 28 naves (10 Canadair, 14 Air Tractor y 4 helicópteros).
Esos aparatos se usan para ayudar a países cuando estos se ven desbordados, un mecanismo que ya se puso en práctica siete veces en lo que va del año.
Turquía, que en 2021 se vio azotada por unos violentos incendios, decidió comprar el año pasado 55 helicópteros y 20 aviones bombarderos de agua de diferentes tamaños. Grecia, en tanto, anunció en noviembre del año pasado que deseaba adquirir 36 Air Tractor.
Y en los Estados Unidos, la agencia californiana de lucha contra incendios CalFire anunció que su flota pasará de 65 a 80 aviones y helicópteros.
Pero las necesidades son inmensas.
Canadá es uno de los países más experimentados en la lucha contra el fuego. Posee en la actualidad 55 Canadair pero necesitaría “como mínimo 100 para proteger las infraestructuras humanas de todo el país”, dice John Gradek.
“Aunque para proteger a Canadá de los incendios forestales, no alcanzaría ni un millar de aviones”, advierte el experto.
(Con información de AFP)
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