La niña está embarazada de tres meses (foto archivo)

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Brasil: una niña de 11 años afronta un segundo embarazo tras ser violada nuevamente

El dramático caso pone el foco en los extendidos abusos a menores y las dificultades para acceder al aborto legal. Esta niña, tras la primera violación dejó la escuela y su vínculo con los padres se degradó. La madre se opuso al aborto
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12 de septiembre de 2022 a las 09:11

La Interrupción Voluntaria del Embarazo (IVE) es ilegal según el Código Penal brasileño. No es punible si no hay otra forma de salvar la vida de la gestante, y también cuando si el embarazo es fruto de violación. Sin embargo, en estos casos, resulta muy difícil que las víctimas lleguen a ser atendidas en tiempo y forma. Entre otras cosas porque la ley ampara que al menos uno de los padres se oponga.

Este es un caso de dramático de esa situación. Una niña brasileña de 11 años está embarazada de tres meses después de ser violada. Se ha convertido en noticia porque no es un caso más de abusos sexuales contra menores. Es la segunda vez que esta chica queda embarazada tras ser forzada sexualmente. Tanto en aquella ocasión como ahora, su madre, de 29 años, se ha negado a que su hija sea sometida a un aborto, informa la Folha de Sao Paulo. Cabe aclarar que este es uno de los casos que ampara la ley.

Y por la Convención Internacional de los Derechos de los Niños, Niñas y Adolescentes, es algo que no deciden los padres. Son derechos adquiridos por las personas, más allá de tener una edad en que sus padres deben protegerlos, en cambio de someterlos a una nueva degradación como es el caso de ser madre tras ser violada y sin deseo ni de serlo ni mucho menos de tener sexo a la fuerza.

La identidad de la menor no ha sido difundida. Lo que se sabe de ella es que dio a luz al primer bebé hace ahora un año y que vivía en la zona rural de Teresina, la capital del Estado de Piauí, en el nordeste de Brasil, la zona más empobrecida del país. Desde hace un mes está en un centro de acogida tras romper la relación con sus padres.

En las estadísticas que cuenta el país, cada hora, cuatro niñas brasileñas son violadas. Su dramático caso pone el foco en los abusos sexuales de menores, sobre todo de niñas, pero también de niños.

Durante 2021 hubo más de 66.000 violaciones, en casi siete de cada diez casos, la víctima era menor de 13 años. Son datos proporcionados por el Anuario Brasileño de Seguridad Pública, una ONG que toma los temas de violencia institucional, derechos humanos y sociales. En ocho de cada diez casos, el agresor era alguien conocido, según surge de los casos auditados.

Además, en Brasil la ley permite interrumpir los embarazos que son fruto de una violación pero sea por la oposición familiar —algo que se choca con la Convención Internacional antes mencionada—, como en el caso de Piauí, por desconocimiento de este derecho o por falta de acceso a servicios médicos es muy frecuente que esas gestaciones lleguen a término tanto en el caso de víctimas menores como adultas.

Otra cifra muestra el vacío legal que provoca la prohibición: en Brasil se practican cada año unos 2.000 abortos legales mientras los ilegales se estiman en torno a un millón.

Según publica la Folha de Sao Paulo, la investigadora y activista a favor del derecho al aborto Debora Diniz tuiteó tras conocer el caso: “Solo de pensar en la niña de Piauí de 11 años, violada dos veces y embarazada, estoy segura de que la criminalización del aborto es la tortura en formato de ley”.

Cuando tuvo el primer bebé, la anónima niña dejó la escuela, se niega a recibir tratamiento psicológico y la relación con sus padres se ha degradado.

Internada en un centro de acogida en Teresina, una prueba médica confirmó el embarazo este viernes. “No estaba menstruando, se comportaba de manera sospechosa y estaba retraída, así que la llevamos a una revisión y de descubrió que estaba embazada. Fue un susto, un shock”, declaró una representante del consejo tutelar.

El padre de la víctima era esta vez partidario de que la niña abortara pero la madre ha logrado que prevaleciera su oposición a que la gestación sea interrumpida. La primera vez también se opuso, como la propia niña, cuando el médico le dijo que la vida de la menor podía correr peligro. El autor de la primera violación, según el diario paulista, fue un primo de 25 años. Poco después apareció asesinado. En esta segunda vez, se desconoce quién fue el agresor sexual.

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