República Democrática del Congo, país rico en recursos naturales y en el que dos tercios de la población viven bajo la línea de pobreza, comenzó a votar en unas elecciones generales de alto riesgo, en las que el actual presidente, Félix Tshisekedi, enfrenta a una oposición fragmentada que denunció "irregularidades".
En algunos lugares hubo "problemas" con las "máquinas" de votación y con las "baterías", declaró a la prensa el arzobispo de Kinshasa, monseñor Fridolin Ambongo. "Habrá que encontrar soluciones rápidamente, caso contrario las elecciones se alargarán varios días", agregó el prelado.
Según la información brindada por el gobierno, 44 millones de personas, sobre un total de 100 millones de habitantes, están habilitados para concurrir a las urnas y los resultados recién se conocerán dentro de unos días.
Varias misiones desplegaron observadores para supervisar el proceso de votación. La más importante, dirigida por un grupo de las iglesias católica y protestante, movilizó a 25.000 agentes y sus líderes se comprometieron a realizar un "recuento paralelo" para los comicios presidenciales.
En esta oportunidad, y en el marco de una elección de una sola vuelta, el presidente Tshisekedi, de 60 años, en el poder desde inicios de 2019, aspira a un segundo mandato frente a otros 18 candidatos para, según pidió en la campaña electoral, "consolidar los logros" de su gestión, que según los observadores han sido dispares.
Durante la campaña, Tshisekedi también criticó a sus oponentes calificándolos de "candidatos extranjeros", sugiriendo que sus oponentes obedecerían a intereses del exterior y que carecerían del valor suficiente para enfrentarse a Ruanda, a la que República Democrática del Congo acusa de financiar a grupos rebeldes presentes en su territorio.
Moise Katumbi, un empresario de 58 años y exgobernador de la provincia de Katanga, rica en recursos minerales, es el principal blanco de esos ataques. También se presentó a las elecciones Martin Fayulu, un exejecutivo petrolero de 67 años, que asegura que haber sido el verdadero ganador de las elecciones de 2018, en las que Tshisekedi alcanzó el poder.
En la oferta electoral se destaca el médico Denis Mukwege, premio Nobel de la Paz en 2018 por su compromiso en favor de las mujeres violadas, la salud y los derechos sexuales y reproductivos, actividad que lo ha convertido en un portavoz emblemático en un país atravesado por los conflictos armados entre grupos étnicos y políticos, que han derivados en atroces violaciones de los derechos humanos.
Los tres opositores denunciaron situaciones de "caos" e "irregularidades". "Es un caos total", lanzó Fayulu, acusando a la Comisión Electoral de querer "hacer ganar" a Tshisekedi. Katumbi, por su parte, pidió a los electores que "vigilen" el escrutinio de los votos "hasta el final".
Por la mañana se registraron incidentes en Mbandaka, en el noroeste del país, donde según un funcionario una "máquina para votar" fue incendiada y la población lanzó piedras a la policía, que respondió con disparos.
El proceso electoral también se vio sacudido por la precaria seguridad que se vive en el este del país, donde la violencia armada en curso desde mediados de los años 1990 alcanzó un punto álgido de tensión en los dos últimos años, con el resurgimiento de la rebelión del grupo M23, apoyado por Ruanda.
En la provincia de Ituri, también presa de la violencia de grupos armados, varios manifestantes vandalizaron un centro de votación. "Lo saquearon todo", dijo un responsable de la Comisión Electoral.
(Con información de AFP)
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