Por Mariano Arana
Compañeras y compañeros:
Es habitual afirmar que en Uruguay, las instancias electorales constituyen verdaderas fiestas cívicas. Y en efecto, esta última instancia se transformó, en una auténtica lección de conciencia democrática.
• Hay circunstancias en que no alcanzar el triunfo electoral puede constituirse paradojalmente en una victoria. Tal es el caso de lo ocurrido el domingo 24 de noviembre; y es por ello que numerosos llamados y mensajes provenientes de los más diversos rincones de la república y de varios países latinoamericanos y europeos, nos hicieron llegar sus fervorosas felicitaciones.
• En las últimas semanas fue absolutamente trascendente –y tal vez determinante– el compromiso de la militancia espontánea y masiva que recorrió barrio a barrio y pueblo a pueblo, informando y reflexionando sobre los trascendentes avances obtenidos en las administraciones frenteamplistas en lo nacional y en lo departamental. En especial, es de destacar que esa militancia no solo estuvo constituida por los más experimentados adherentes sino también por un elevado porcentaje de jóvenes que aún no contaban con su credencial cívica.
• Ello significó, sin duda, la necesidad de superar no pocos desencantos motivados por conductas inconsecuentes y apartamientos de algunos de los lineamientos de las bases programáticas de nuestra fuerza política, y por errores señalados, cuando no magnificados y aun tergiversados por la oposición y por los medios masivos de difusión pública.
• Pero sería inadmisible no reconocer nuestras fallas e inconductas, afectando normas éticas básicas. Momentos como el presente nos obligan pues a una autocrítica serena pero firme para soslayar la inercia y la autocomplacencia.
• Para ello, resulta imprescindible una revisión de nuestra orgánica que facilite la consolidación de la unidad de acción, compatible con la pluralidad de perfiles pero evitando la desmesurada dispersión sectorial e ideológica.
• Personalmente, siento como un imperativo reivindicar la perdurable vigencia de la figura del Gral. Liber Seregni, por su inquebrantable compromiso democrático, por su excepcional legado ético y por su profunda sensibilidad social.
• El sorpresivo y formidable resultado de la reciente convocatoria a la ciudadanía uruguaya supone para nuestro Frente Amplio un incrementado desafío que no podemos ni debemos soslayar: el de seguir trabajando tenaz y solidariamente en defensa de los sectores menos favorecidos de nuestra gente.
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