El ciervo axis, una especie "exótica, invasora y destructiva".

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Caza: un uso “legítimo” de los recursos naturales que genera US$ 20 millones al año

Cazadores defendieron el reciente decreto del gobierno afirman que no hay nadie "más ambientalista" que ellos
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16 de agosto de 2022 a las 18:00

Unos 4.000 uruguayos se dedican legalmente a la caza. Además, unos 2.000 visitantes llegan por año al país para desarrollar una actividad que, en firma directa e indirecta, el 10% de la población uruguaya está vinculada (unas 300 mil personas) y genera unos US$ 20 millones anuales, según la última estimación de la Dirección Nacional de Medio Ambiente.

Así lo indicaron en el Parlamento los representantes de varias asociaciones que agrupan a cazadores profesionales. Se trata de personas que, en general, mantienen un “perfil bajo” pero que en los últimos meses adquirieron una mayor notoriedad a partir de un polémico decreto del Poder Ejecutivo. 

Ese decreto fue firmado el pasado 26 de abril por el presidente Luis Lacalle Pou. Allí se establecen una serie de modificaciones que habilitan la práctica deportiva en todo el país, a excepción de Montevideo. También se autoriza la caza nocturna de determinadas especies exóticas y la posibilidad de que los permisos que obtengan los cazadores sean independientes del tipo de arma que utilicen. 

A ojos de organizaciones ambientalistas, la nueva normativa resulta muy perjudicial para la conservación de especies nativas, del ambiente en general y para otros intereses nacionales como la seguridad rural y la seguridad pública. La polémica generó que los cazadores estimaran conveniente concurrir, la semana pasada, a la Comisión de Ambiente del Senado, para dar su punto de vista sobre el tema.

Según indicó Bernardo Barrán, presidente de la Asociación Profauna Cinegética del Uruguay, este tipo de caza es una manera legítima de uso de los recursos naturales, siempre que sea realizada de forma sustentable. “Probablemente, los cazadores sean los más dispuestos a invertir dinero en la preservación de los ambientes en los cuales vive y se reproduce la fauna silvestre”, aseguró. De allí que, indicó, la necesidad de “aventar un poco” ese criterio de que los cazadores son “depredadores” que matan animales sin control. 

“Nadie más ambientalista que los cazadores”, dijo. “Aman ingresar a la naturaleza, desafiar a la presa, atraparla o perderla y, si la atrapan, comérsela”. Barrán ahondó en ese concepto. “Muchas de las personas que critican a los cazadores comen asados, chorizos y morcillas”, señaló. “Pero hay otra persona que tiene que matar al animal por ellas”. 

Durante la sesión, los cazadores mencionaron el caso del ciervo axis, que junto a la liebre, “son un problema”. Antes del decreto vigente, se recordó que solo se podían cazar machos adultos. Según dijeron, eso “complicaba a la especial”. Hoy, también se pueden cazar hembras. 

Una especie, al igual que el jabalí, fue descrita como exótica, invasora y destructiva. “La imagen que se ven del axis es de Bambi, pero en realidad no lo es”, apuntó. Como el “cérvido más agresivo del mundo”, dijo, ha llegado a desplazar a ejemplares nativos. 

Por ejemplo, en las sierras de Minas, donde en dos décadas desplazaron al guazubirá, el ciervo autóctono. “Si no existe un control sobre esa especie, peligraría la fauna nativa”, aseguró. Ni el axis ni el jabalí, informó, tienen depredadores en Uruguay. “El único depredador que hay, que puede controlarlo, somos los cazadores”, dijo. 

Los recursos que se mueven en el país en torno a esta actividad exceden a los cazadores deportivos. Según las asociaciones, se debe contar a los guías y a toda la gente que se dedica al turismo de caza. A esto se le debe agregar la gente que se dedica a la caza de subsistencia. En la lista incluyen muchas otras cosas que “mueven en el interior”. Por ejemplo, el alimento y la veterinaria para los sus perros, o los gastos en las armerías, en combustible y en mecánicos. 

El presidente de la Asociación de Cazadores del Uruguay, Pablo Borrazás, justificó además las disposiciones referentes a la caza nocturna. La única vía, dijo, para controlar a este tipo de especiales, ya que de día se ocultan en lugares impenetrables en el monte. También que ahora se permita la caza deportiva en Canelones. “Vivo en la parte rural y puedo decir que existía un problema”, aseguró. La proliferación de axis en esa zona, señaló, generaba muchos inconvenientes a los productores. 

El lagarto y la gallina

Barrán presentó una propuesta a los legisladores. “Pagamos mucho dinero en permiso de caza y en guías de armas”, aseguró. “Nos gustaría que todo eso fuera para preservación, para que el Ministerio de Ambiente controle la caza deportiva”. 

A su entender, la actividad desarrollada de esa forma no constituye un problema ético. Es, explicó, un animal comiéndose a otro. “Es tan ético que un humano atrape a un animal y se lo coma, como que un zorro se coma un apereá, o que un lagarto se coma una gallina”, dijo. 

Barrán apeló a ejemplos internacionales para demostrar el “espíritu conservacionista” de los cazadores regulados. Según dijo, en Estados Unidos una organización colega mantiene 5 millones de hectáreas de reserva para la cría de patos, siendo uno de los propietarios de tierra más grandes de ese país. Todo fue comprado, indicó, con el aporte de los cazadores, que lograron fondos suficientes para invertir en la preservación de esos animales como para que, después, cacen algunos. En Uruguay, la asociación que preside desarrolla en una estancia, ubicada en Isla Patrulla, en Treinta y Tres, una criadero de perdices y martinetas. 

Borrazás, en tanto, sostuvo que los cazadores colaboran con las autoridades en el control de especies tóxicas. Por ejemplo, a través de un proyecto del Ministerio de Ganadora que recolecta sangre y tejidos de más de treinta especies transmisoras de enfermedades, para prevenir su contagio al ganado y los seres humanos. 

“Vemos que a veces una minoría animalista nos ve como violentos y asesinos”, protestó. “La caza es nuestra forma de vida, llevamos la carne a la mesa porque somos productores y, muchas veces, la única forma de llevar el alimento a la caza es por la caza, pero siempre buscamos que sea responsable”, concluyó. 

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