La piel de Luis Suárez debe estar curtida. La vida de un deportista es así. Altos y bajos. Alegrías y sufrimientos. Solo al final, cuando se apaguen las luces y se pase raya, se podrá analizar el resultado.
A Suárez le tocó marrar el penal que significó la eliminación de Uruguay de la Copa América. Fue el primer remate. Difícil imaginar en ese momento que esa acción significaría la eliminación del combinado celeste del torneo que se disputa en Brasil. Pero lo fue.
La primera reacción del salteño fue largarse a llorar sin consuelo. Los hinchas uruguayos que estaban en el Fonte Nova de Bahía lo primero a lo que atinaron fue a corear su nombre.
Luego, todos los jugadores intentaron contener a Suárez, que se quebró en la cancha. Incluso los peruanos se arrimaron a darle ánimo. El delantero de Barcelona no tenía consuelo.
Cuando el equipo dejó la cancha, aplaudiendo a los hinchas, bajó un “¡Lucho, Lucho!” en señal de apoyo para el goleador celeste.
A la hora de buscar explicaciones de la reacción de la gente habrá que analizar la cantidad de veces que Suárez los hizo felices. No en vano es el máximo goleador de la historia de la selección.
El salteño, tantas veces vestido con el traje de héroe, le tocó ponerse la ropa que nadie quiere.
La señal de agradecimiento de los hinchas se puede encontrar por la cantidad de goles marcados con la celeste en las Eliminatorias que sirvieron para llevar a Uruguay al Mundial.
En 2014 fue autor de dos goles memorables que significaron la eliminación de Inglaterra del Mundial de Brasil. Aquella tarde fue épica.
Hasta acá todo lo que le reconoce la gente al salteño. Pero del otro lado están también las situaciones en las que el 9 no estuvo a la altura de sus antecedentes.
Por distintas circunstancias en los últimos campeonatos que le tocó defender a la celeste le pasaron cosas.
Luego de la Copa América de 2011 padeció todo tipo de problemas en los siguientes torneos.
A saber: en el Mundial de Brasil 2014 el salteño tuvo el conocido incidente contra el defensa italiano Giorgi Chiellini al que mordió y fue expulsado del torneo.
Suárez recibió la pena más grande de la historia del fútbol mundial. La mayoría de la gente, lejos de darle la espalda, se embanderó con el 9. Lo fueron a recibir al aeropuerto y se organizó una caravana hasta su casa. Luego, cuando quedó habilitado, la AUF organizó un amistoso que sirvió para homenajearlo.
La sanción le impidió jugar la Copa América de 2015 en Chile donde Uruguay se vino temprano del torneo, en cuartos de final.
De cara a la Copa América Centenario de 2016 el delantero uruguayo no fue de la partida debido a que estaba lesionado. Pretendió jugar el crucial encuentro contra Venezuela pero el técnico no lo puso priorizando su estado de salud. Suárez se enojó y terminó golpeando el banco.
En el Mundial de Rusia 2018 fue figura ante Arabia Saudita y Rusia, pero él mismo dijo que no tuvo un buen torneo.
Y se llega a la actual instancia de esta Copa. Con Uruguay en cuartos de final jugando ante Perú. En el partido metió un par de asistencias de gol, una muy clara para Godín.
Pero en la mente de la gente quedará para siempre el penal que le tocó marrar en la definición por un lugar en las semifinales del campeonato. Uruguay quedó eliminado y Suárez sintió en carne propia el dolor de ya no ser.
Hay quienes piensan que Suárez no es el mismo de 2011. Y sería lógico pensarlo si se toma en cuenta el desgaste de todos estos años en los cuales fue intervenido dos veces. Pero darlo por muerto puede ser un pecado. El salteño ha brindado innumerable muestras de levantarse de sus cenizas.
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