“Cultura tóxica” en la aviación aerocomercial aumenta los riesgos de seguridad de vuelo

Esta semana, Lufthansa canceló todos sus vuelos en Frankfurt y Munich, dejando varados 130.000 pasajeros por una huelga con retiro de sus lugares de trabajo de todo su personal motivada por reclamos salariales.

Los aeropuertos de Heathrow en Londres y Schiphol en Amsterdam redujeron su capacidad operativa y les pidieron a las líneas aéreas que cancelaran vuelos, despertando el enojo de pasajeros y empleados de las empresas.

En Estados Unidos también se han cancelado decenas de miles de vuelos por falta de personal o causas atribuidas a la meteorología.

Las empresas aerocomerciales culpan a los aeropuertos y a los gobiernos por la situación, aunque quienes trabajan en la industria dicen que las aerolíneas tienen en parte la culpa por la carencia de personal y que la evolución de la situación empeora a tal punto que podría significar una amenaza para la seguridad.

Muchos pilotos que vuelan en importantes aerolíneas describieron a CNBC un panorama en donde la fatiga por largas horas de vuelo y lo que describen como la ansiedad de las compañías por disminuir costos como parte de una cultura tóxica de “carrera hacia abajo”, está penetrando la industria y empeorando día a día la realidad que con que se enfrentan los pasajeros.

Un piloto de una low cost expresó que, desde el punto de vista de los pasajeros, lo que se vive “es una pesadilla, el comienzo del verano fue una carnicería porque nadie sabía qué hacer. Las compañías no tenían planes y lo único que atinaban a hacer es intentar volar lo máximo humanamente posible, como si la pandemia nunca hubiera existido, olvidando que habían recortado los recursos”.

El desbalance generado por las políticas empresarias, según el piloto entrevistado, transformó en un desorden absoluto, desde los despidos durante la pandemia, la vida de tripulaciones, personal de cabina, trabajadores de rampa, encargados de check-in y seguridad, creando un efecto dominó que alteró los programas de vuelo.

Los obstáculos que se presentan a la actividad aerocomercial tienen varios orígenes: la falta de recursos suficientes para el reentrenamiento de personal, resistencia o negativa de personal despedido a reincorporarse a trabajar, y un bajo nivel de retribución salarial debido al virtual congelamiento de sueldos durante los meses de pandemia, pese que las aerolíneas han mejorado sustancialmente sus ingresos.

Según un piloto de British Airways, la empresa les ha comunicado que no habría aumentos para el personal de vuelo por lo menos hasta 2030, pero los gerentes están recibiendo aumentos de sueldos por encima de la inflación.

“Algunos gobiernos con sus restricciones y la falta de apoyo a la actividad y las empresas aeroportuarias son también en parte responsables por la situación, pero algunas aerolíneas se aprovecharon de la situación para bajar salarios y despedir gente y ahora que las cosas se normalizan no pueden sobrellevar la situación”, agregó el piloto de la aerolínea británica.

Aunque algunas empresas aeroportuarias y aerolíneas están volviendo a tomar gente y ofreciendo mejores salarios, los programas de entrenamiento y de calificación en seguridad necesarios están sobrecargados debido a los recortes previos, lo que atrasa la incorporación de nuevo personal y por lo tanto, la normalización de las actividades de la industria.

El personal de British Airways planeaba realizar huelga en agosto, por el hecho de que aún no se ha reinstalado el pago completo de sus salarios prepandemia, algo especialmente urticante cuando el director ejecutivo de la compañía controladora de la aerolínea recibió US$ 303.00 como pago anual por costo de vida.

A raíz de la amenaza de huelga, la compañía accedió ante el sindicato del sector a un aumento salarial, aunque el incremento -según lo expresado por miembros del personal- no alcanza aún el nivel de retribución prepandemia.

Un piloto de Emirates Airlines dijo que una mentalidad cortoplacista de las empresas que consideran a los empleados como un bien que les ha sido otorgado, es lo que estado yacente por años y es el fundamento de la situación actual.

“Las compañías estaban felices de bajar salarios en el convencimiento de que nadie tenía otro lugar donde ir y ahora que la gente está ejerciendo su derecho a ir donde quiera, las compañías se sorprenden. Es sorprendente que se sorprendan”, agregó.

Todos los pilotos entrevistados por CNBC expresaron que las presiones de las compañías sobre el staff de vuelo recaen especialmente sobre la habitualmente ignorada fatiga de vuelo.

Aunque el límite legal máximo de horas de vuelo es de 900 horas por años, muchas compañías no lo ven como un límite absoluto sino como un objetivo a cumplir e intentan extraer del trabajo de cada piloto la máxima eficiencia posible, dijo un piloto de la aerolínea easyJet.

“El gran problema es que tenemos una cultura altamente tóxica y un desordenado aumento de trabajo, esto aumenta la potencial reducción del margen de seguridad que es nuestra gran preocupación”, agregó el comandante de Emirates.