Mirá cuántas veces fue inscripto tu nombre este año en Uruguay

Las mayúsculas en algunas palabras del párrafo anterior no son antojadizas. Son nombres propios registrados en Uruguay en los primeros nueve meses de este año (¡Sí! Génesis, Consolación, Alegría…). Son algunas de las “rarezas” inscriptas en la Dirección Nacional de Identificación Civil (DNIC), dentro de un ranking que siguen gobernando los Juan, las María e Isabella, aunque Felipe desplazó a Catalina y se coló en el top 10.

En lo que dura un embarazo, la DNIC anotó a 44.734 personas. Casi la mitad de ellas tenían un solo nombre, mientras que la otra se registró con dos (lo máximo permitido en la cédula de identidad, pese a que el país es gobernado por un presidente con cuatro nombres: Luis Alberto Aparicio Alejandro Lacalle Pou).

Hubo 28 inscriptos como Luis Alberto. Pero algunos padres, sin embargo, se las ingeniaron para sortear esta limitación y conjugaron dos nombres en uno. Fue el caso de Lorenzohantonio, que con 15 letras es junto a Gredhleangellis el nombre con más caracteres (y tal vez con más posibilidades de complicarse al deletrear su casilla de correo electrónico).

Otros eligieron hacer de la originalidad un tributo. Está Napoleón y Antonietta, Dulce, Sim como las tarjetas de los celulares, Katiuska como las botas rusas, Disney, el Mesías, Heber como el apellido del ministro del Interior, Galeano como el apellido de uno de los escritores más populares del país, Francescoly como el exfutbolista pero con la “y” errada, y en fechas en que se agotan las entradas para ver Macondo no podía faltar Aureliano como el personaje de Cien años de soledad.

Los nombres cargan tradiciones y visiones. Entre los 5.474 nombre que obtuvieron un único registro entre enero y fin de setiembre, hay varios que combinan las primeras letras del nombre paterno con las primeras del materno: Nelsmar o Danysley, una herencia característica de los países caribeños como manera de homenajear a sus familiares. Tampoco faltan los nombres bíblicos (Isaac en cualquiera de sus variantes), Teófilo, Jacobo y su versión inclusiva Jacoba.

Hasta figura un nombre tan religioso como Ifeanychukwu (“para Dios nada es imposible”). Un nombre que el artista James Numbere convirtió en canción:

Mohammed —como el profeta del islam— es el nombre más repetido en el mundo: se estima que supera los 150 millones de registros. En Uruguay, donde la comunidad musulmana es pequeña, este nombre no se ha popularizado aún, pero ya existen 12 de registros en lo que va del año en sus diversas formas (con “h” y sin ella, con doble “m” o una sola…).

Más allá de cosmovisiones y tradiciones, los nombres dan cuenta, a la vez, del pasaje de las modas y las influencias. Este año fueron inscriptos 31 Kylian, como el goleador francés Mbappé. También 14 Lionel, tal cual el nombre del astro del fútbol argentino. Hubo 130 Aitana, como la cantante española. Y cuatro Taylor, como la estadounidense Swift. Son solo algunos pocos ejemplos.

Es así que en Uruguay, un país cuyo nombre no está del todo claro el significado —si es el país del río de los pájaros pintados, el río del pájaro urú, o el río de los caracoles— los nombres son, además de la carta de presentación en sociedad, una muestra de identidad. Como recitaba la poetiza Zelda Mishovsky: “Todo hombre tiene un nombre que Dios le dio, que sus padres le dieron. Todo hombre tiene un nombre que su altura y su sonrisa le dieron, que sus vestiduras le dieron…”.