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23 de diciembre 2023 - 5:02hs

Unos 216 narcos del Clan del Golfo fueron capturados en Colombia luego de dos meses de operaciones contra el mayor cartel de la cocaína del mundo, informó la Fiscalía el pasado martes. 

Los detenidos en 17 de los 32 departamentos del país deberán responder por "homicidios, tráfico de estupefacientes y otras actividades delictivas", indicó el ente investigador en un boletín.

De origen paramilitar, la organización es también conocida como Autodefensas Gaitanistas de Colombia, el nombre que reivindican sus más de 4.000 combatientes.

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Los capturados están "involucrados en, por lo menos, 95 homicidios perpetrados en 29 municipios del país", indicó la Fiscalía.

Según las autoridades, la megaoperación permitirá esclarecer "asesinatos selectivos relacionados con violentas disputas con otras organizaciones delictivas por el control de las rentas criminales, retaliaciones por pérdida de estupefacientes o dinero en algunas estructuras" y ataques a la población civil que "se negaba a atender las directrices de la organización”.

Este último golpe a la actividad del narcotráfico colombiano y otros elementos más generales provenientes de distintos escenarios mundiales estarían indicando que el mercado de la cocaína está cambiando.

Aunque Colombia sigue siendo el mayor productor de esta droga, otros actores internacionales comienzan a ganar protagonismo en la fabricación y distribución, asegura un trabajo periodístico basado en miles de archivos de la Fiscalía colombiana filtrados por piratas cibernéticos.

Colombia alcanzó un récord de cultivos de hoja de coca en 2022, con 230.000 hectáreas sembradas y una producción de 1.738 toneladas de cocaína, según la ONU, pero grupos mexicanos, albaneses, brasileños, ecuatorianos e israelíes comienzan a tener más poder en el narcotráfico mundial, aseguran Nathan Jaccard y otros cien periodistas que publicaron el informe.

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Los periodistas tardaron meses en descifrar siete millones de correos electrónicos y 38.000 archivos filtrados por el grupo Guacamaya, los piratas informáticos que en 2022 hackearon agencias de seguridad y ejércitos de México, Chile, Colombia, Perú y El Salvador.

Así nació "Narcofiles", un trabajo que revela las redes de producción y tráfico de la cocaína.

Nueva situación

"El mercado está mutando", le dijo a la agencia de noticias AFP Jaccard, editor en español del Proyecto de Reportería del Crimen Organizado y Corrupción.

En agosto de 2022, Jaccard y periodistas de 23 países accedieron a los archivos filtrados de la fiscalía que dan cuenta del rol de la industria bananera en la exportación de cocaína y del aumento del tráfico en rutas como la del río Amazonas, por donde cada vez salen más submarinos cargados de cocaína al océano Atlántico.

Las autoridades españolas apresaron el primer batiscafo de este tipo en Europa en 2019. En su interior había tres toneladas de polvo blanco proveniente de Colombia.

Según los expertos citados, la caída de los precios de la hoja de coca en Colombia y el auge de nuevas drogas sintéticas en el mundo golpearon el negocio de la cocaína en el país.

"Colombia ahora no tiene un rol protagónico en la cadena internacional" de narcotráfico, dijo Elizabeth Dickinson, analista de Crisis Group Colombia, una organización independiente que estudia temas vinculados con la violencia, el narcotráfico y la guerra.

Las filtraciones revelan, por ejemplo, que se multiplicaron las plantaciones de coca en Centroamérica y México, mientras la pasta base se procesa cada vez más en laboratorios de Europa.

"Los narcotraficantes están tomando decisiones de acercarse a los mercados" para reducir costos y riesgos, mientras maximizan ganancias, explicó Jaccard.

Es una suerte de "tercerización" de servicios criminales especializados, añadió.

Los cambios señalados provocaron que los cárteles de Colombia, otrora cuna de grandes capos como Pablo Escobar, ya no sean los que toman "las decisiones" del mercado, según Dickinson.

Aunque en el país siguen operando grandes estructuras criminales, como el Clan del Golfo, el principal productor mundial de cocaína, "hay un proceso de atomización de los grupos" que reducen su poder.

El desarme del grueso de la guerrilla de las FARC, con la firma del acuerdo de paz en 2016, "abrió muchos espacios" y dio paso a liderazgos locales con "alianzas más flexibles", añadió Jaccard.

Nuevos jugadores

Otro cambio en el mercado es el ascenso de grupos mexicanos, albaneses, brasileños, ecuatorianos e israelíes.

"Se están desarrollando otros actores que en el futuro podrían entrar a competir con Colombia en el mercado", aseguró Ana María Rueda, investigadora de la Fundación Ideas para la Paz.

Un memorando entre Colombia e Israel, conseguido en los “Narcofiles”, describe un "aumento significativo" de delitos cometidos en el país sudamericano por israelíes que llegan atraídos por el turismo sexual y fueron vinculados por las autoridades a casos de tráfico internacional de cocaína.

Bananas y barcos

"Narcofiles" revela también el creciente rol de la industria bananera en la exportación de la cocaína.

El 70% de los decomisos de droga en Europa ocurren en los puertos, según la Comisión Europea. Los narcotraficantes usan los bananos, ya que los productos frescos pasan más rápido los controles de aduanas porque corren riesgo de llegar en mal estado.

También se benefician de este negocio algunos grupos paramilitares, históricamente vinculados a los grandes cultivos de esa fruta. "Las bananeras estuvieron asociadas, incluso condenadas por su cercanía" y financiación de los escuadrones de derecha, recordó Jaccard.

Varios de esos casos ocurrieron en el municipio de Urabá, en el noroeste colombiano, donde se encuentra el 60% de los sembradíos de banano.

Triple frontera

Otro de los nuevos puntos calientes del mercado de la cocaína es la triple frontera entre Colombia, Perú y Brasil, en la Amazonía, un lugar que "hasta hace 15 años era relativamente tranquilo", dijo Jaccard.

Desde entonces se convirtió en puerta de entrada de la droga a Brasil, se multiplicaron los cultivos de coca y aumentaron los delitos ambientales.

Grupos criminales brasileños como el PCC (Primer Comando de la Capital) y el Comando Vermelho "tejieron alianzas con los grupos colombianos" en territorios "sin ley" donde hay "poco control estatal", según lo consignado en los “Narcofiles”.

Estos grupos ya tenían alianzas "con las FARC y siguieron ahora con las disidencias" de esa guerrilla que no firmaron los acuerdos de paz con el gobierno colombiano, añadió Jaccard.

 

(Con información de AFP)

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