Roy Raymond quiso comprar un conjunto de ropa interior para su esposa, pero su mala experiencia en un shopping de Stanford, EEUU, disparó un negocio millonario y, también, su propia desgracia.
Corría 1977 y Raymond decidió convertir esa mala experiencia en una tienda propia. Así creó Victoria's Secret, un negocio para que los hombres puedan comprarle lencería a sus esposas sin pasar la vergüenza que le hacían sentir los empleados de los otros locales.
Recibido de la escuela de negocios de Stanford, cambió la forma en comprar ropa interior. Las vidrieras, la manera de mostrar los conjuntos y hasta el trato de los empleados, que preguntaban a los compradores por los talles y asesoraban.
Roy consiguió US$ 80.000 de inversión, US$ 4000 fueron un crédito bancario y el resto dinero de sus familiares. El primer local, ubicado en Palo Alto, ya contaba con la decoración estilo inglés antiguo, que a su vez fue lo que inspiró el nombre. Sillones de terciopelo, ambientación relajada y muebles oscuros hacían del lugar un sitio cómodo para comprar.
Todo era un éxito rotundo. Raymond ganó US$ 500.000 el primer año y dio otro paso: abrió tres locales más en San Francisco. A eso le sumó venta por catálogo. Mientras tanto, el boca a boca llevaba su negocio más allá de lo que él había imaginado.
A los cinco años, en 1982, el negocio no paraba de crecer y ya tenía cinco locales. Facturaba US$ 6 millones al año y Raymond tomó la decisión que, sin saberlo, le costaría la vida: vendió la empresa. Fuentes del mercado hablan de un contrato de venta de US$ 4 millones a Leslie Wexner, propietario de la firma The Limited.
Raymond tomó ese dinero y quiso incursionar en el mercado de ropa para chicos, pero fracasó. Mientras tanto, Wexner le dio a Victoria's Secret un impulso mundial. Llegó a abrir 600 locales en todo el mundo, posicionarla a nivel mundial y llegar a facturar US$ 1000 millones.
Su histórico fundador, por su parte, estaba en la quiebra. Raymond estaba en bancarrota, se divorció de su mujer en 1992 y cayó en una depresión. Su mala situación lo llevó a tomar la peor decisión: saltó del puente Golden Gate. Encontraron su cuerpo en la Bahía de San Francisco unos días después.
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