Cambiar la Constitución fue la gran reivindicación que unió a los chilenos durante la revuelta social que empezó hace un año. Este domingo podrán votar en un plebiscito para enterrar o no la Carta Magna heredada de la dictadura, percibida como la base de la desigualdad.
El camino a este 25 de octubre se inició exactamente hace un año y una semana atrás, el 18 de octubre de 2019, cuando el rechazo al aumento de la tarifa del transporte subterráneo en Santiago de Chile disparó lo que ahora se denomina estallido social, que puso en evidencia según muchas voces las profundas desigualdades de una sociedad casi modélica en el concierto latinoamericano.
Ahí, al fragor de las protestas, se acuñó el lema de "no son 30 pesos (el incremento tarifario del Metro, que equivalía a 0,03 dólares) sino 30 años", por la Constitución promulgada en 1980. Son entonces 40 años de un instrumento legal de cuestionado origen.
El plebiscito para cambiar la Constitución creada durante la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990), y que tuvo reformas en democracia, fue un hito alcanzado entre la mayoría de los partidos políticos (y sin el apoyo del Partido Comunista), en noviembre pasado, cuando todavía humeaban las barricadas encendidas desde el "estallido" del 18 de octubre.
Los chilenos deberán responder dos preguntas en el plebiscito del domingo:
Si se impone el Apruebo, y cualquiera de las dos opciones para la redacción del nuevo texto constitucional, se realizará otro plebiscito en abril de 2021 para la elección de los constituyentes, que dispondrán luego de hasta un año para acordar la nueva Constitución, que será sometida a un nuevo proceso plebiscitario hacia fines de 2022.
Los partidarios del Apruebo al cambio constitucional, principalmente en la oposición de izquierda, sostienen que una nueva Constitución eliminaría el freno fundamental a las reformas sociales profundas, en uno de los países más desiguales de América Latina, que, sin embargo, en los últimos 30 años fue uno de los más estables y con mayor prosperidad económica de la región.
Los defensores del Rechazo, que comparten parte de los partidos de la coalición conservadora gobernante, creen que es posible introducir cambios en el texto básico, pero no redactar una nueva Constitución. Para ellos, la estabilidad de Chile está en juego.
Los que defienden el Rechazo el gran temor es que "Chile pierda su posición de privilegio en América Latina", ganada en los 30 años de democracia, y se convierta en "una nueva Venezuela".
Para ellos, no es necesario cambiar una Constitución que le ha dado estabilidad a Chile aunque sí introducirle reformas.
Los episodios de violencia que han acompañado las multitudinarias marchas callejeras que emergieron a partir del 18 de octubre del año pasado, y que volvieron a repetirse el domingo previo a las votaciones para celebrar el aniversartio del estadillo social con la quema de dos iglesias, sustentan estos temores.
En ese contexto de esperanza y temor, de cambio de fondo y reformas paulatinas, llama la atención que el Fondo Monetario Internacional (FMI) exprese una visión de optimismo y tranquilidad sobre el horizontes que se asoma para este país austral.
"Este proceso constitucional abre la puerta a que Chile siga siendo un líder en la región en el ámbito económico", dijo el director del Departamento del Hemisferio Occidental del FMI, Alejandro Werner.
El plebiscito podría lograr que Chile "comience una nueva etapa en la cual se mantengan los principales elementos que generaron el éxito chileno en términos de crecimiento económico de las últimas décadas, pero que también esto se complemente con una agenda de cobertura social, con unas finanzas públicas más progresivas", declaró.
Chile tiene hoy uno de los mayores ingresos per cápita en América Latina (20.000 dólares) y se prevé que sea uno de los países que logre recuperarse más rápido de los efectos económicos de la pandemia. El FMI estima que tras una caída del PIB del 6% este año, en 2021 alcanzaría una expansión de 4,5%.
Pero no todas son flores al plebiscito. La editorialista del Wall Street Journal, Mary Anastasia O´Grady, publicó esta semana una seria advertencia sobre el riesgo que corre Chile con el proceso constitucional bajo el título de "Misión suicida de Chile".
"El 25 de octubre, los chilenos votarán si el país necesita una nueva Constitución. Las encuestas indican que el voto por el 'sí' prevalecerá incluso cuando el proceso de reescribir la ley más alta del país se perfila como un desastre", reproduce el diario La Tercera.
"Una nueva Constitución es probable que ponga en riesgo el modelo de capitalismo democrático que llevó a la pobreza chilena al 10% en 2018, de casi 70% en 1990. Chile también tuvo la mayor movilidad social en 2018 en un estudio de la Organización de la Cooperación y el Desarrollo Económico de 16 países miembros. Es difícil entender por qué existe un respaldo popular para hacer estallar un sistema que ha tenido tanto éxito", escribe O'Grady.
En medio de la pandemia, que en Chile ha contagiado a casi 500.000 personas y provocado la muerte de más de 13.000, la participación electoral del domingo aparece como un dato clave. De hecho la consulta estaba prevista para el 26 de abril de ese año, pero fue postergada por la propagación del virus.
"Para votar tenemos que llegar sanos", fue un lema que corrió por redes sociales en los últimos meses, en los que se ha logrado mantener a raya los casos de covid-19, con un promedio de 1.500 contagios y menos de 50 fallecidos diarios en las última semanas.
Más de 14,1 millones de chilenos están habilitados para votar en estos comicios bajo sufragio voluntario. El funcionamiento de las mesas fue extendido por dos horas para disminuir las aglomeraciones y se fijó un horario especial para los mayores de 60 años. En total, los centros de votación abrirán durante 12 horas desde las 08H00 locales (11H00 GMT).
Desde que se instauró el voto voluntario en 2013 aumentó el nivel de abstención en Chile, sobre todo entre los más jóvenes. En las últimas elecciones de 2017, cuando resultó electo presidente el conservador Sebastián Piñera, la abstención fue de casi 50%.
Desde hace meses este referéndum es considerado la consulta más importante desde la recuperación de la democracia en 1990. El último sondeo de la encuestadora Criteria de octubre reveló que 74% apoya el Apruebo y un 17% el Rechazo.
(Con información de AFP)
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