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Desvalijaron centro educativo del sindicato de la bebida cuando no había nadie por medidas sanitarias
Un grupo de delincuentes aprovecharon el cierre del Club Cervecerías del Uruguay debido a las restricciones sanitarias para prevenir la propagación del coronavirus, y entraron al centro educativo y social del sindicato de la bebida que funciona al lado, en la esquina de Ayabuá y Grito de Asencio, en el barrio montevideano del Reducto.
Según informó en su cuenta de Twitter Richard Read, histórico líder del sindicato de la Federación de Obreros y Empleados de la Bebida (FOEB) y propulsor de los cinco centros educativos que tiene el gremio en el país, los delincuentes hicieron varios daños para ingresar, y se llevaron dos guitarras, un órgano eléctrico, cuatro kits de robótica, un proyector, una televisión, parlantes y "varias cosas más".
Nos tocó!! Este es 1 d los chorros q anoche nos entró al Centro Educativo FOEB en Cerveceros, además del destrozo nos robaron 2 Guitarras , órgano eléctrico , 4 kits de robótica , proyector , 1TV, audio y parlantes y varias cosas más pic.twitter.com/HDfL2HcpJp
— Unidad y Solidaridad (@RichardRead2014) March 18, 2020
En diálogo con El Observador, el sindicalista dijo que el robo ocurrió en la noche de este martes y que la denuncia policial fue radicada en la Secciónalo 6ª. Read agregó que, de acuerdo al registro de las cámaras de seguridad de la institución, primero entró un hombre sobre las 20 horas, que estuvo durante unos pocos minutos, y luego se fue, para regresar con la ayuda de otros, quienes finalmente se llevaron gran parte del mobiliario.
Antes de la declaración de estado de emergencia decretado por el presidente Luis Lacalle Pou este viernes 13 de marzo debido a la propagación en Uruguay del coronaviorus, a esa hora el Club Cervecero solía estar con gente jugando en su cancha de fútbol 5. Pero desde que se dispuso la suspensión de las clases, ninguno de los centros permanece abierto.
"Son todas cosas que salen mucho dinero e implica un sacrificio muy grande comprarlo todo de nuevo", lamentó Read.
En este centro, como en los otros –en Casavalle, Pan de Azúcar, Minas y Paysandú– se dictan clases de ajedrez, robótica, música, comprensión lectora, idioma español y matemáticas, además de instancias para hacer los deberes de la escuela. En doble turno, los educadores ofrecen asimismo alimentación para los niños y aseo. La única condición para asistir es el que el menor esté cursando Primaria.
En una entrevista que concedió Read en agosto de 2019 a El Observador, el sindicalista sostuvo que quería combatir un "contrapeso en la sociedad" en zonas periféricas o marginadas.
"Si vos ves las estadísticas de las encuestas a niños menores de edad y de barrios periféricos, donde el 79% dice que cuando sean grandes quieren ser narcos, ahí tenés un contrapeso en la sociedad. Eso son encuestas reales y verificables. Ahí tenés un problema grande. Estos chiquilines no ven como alternativa el estudio o el trabajo. Ven el delito, porque es fácil, porque es rápido, porque no te obliga a pensar ni a leer ni estudiar ni a hacer una cuenta y te pagan mucho más que el que se levanta a las seis de la mañana con un jornal de $800. Esta es la otra cara", afirmo en aquella oportunidad.
La financiación de este proyecto está establecida en los Consejos de Salarios.
En febrero de 2019, por ejemplo, las empresas de más de 330 empleados debían aportar $13.860.000 por tres años.
“Es plata de los consejos salarios que, en vez de ir a un salario, a una partida fija, al doble aguinaldo, va destinada a los centros educativos”, explicó Read en aquel momento.
Tanto es así, que desde el sindicato solicitaron los servicios de la empresa CPA Ferrere para que auditara el dinero que circula con este fin. “Nadie puede decir que esto es 'todo joda o curro'. Esto también es una forma de educar, es decirle a todos que se pueden hacer las cosas con transparencia, honestamente”, afirmó.
