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Dinámica, intensidad y protagonismo: el sello de Gustavo Munúa
Gustavo Munúa regresa a Nacional después de tres años y medio de su partida. En aquel momento renunció al cargo, si bien aún tenía seis meses más de contrato. Pega la vuelta con mayor recorrido en su trayectoria como entrenador y con la esperanza de coronar el trabajo con títulos, que es lo que al fin y al cabo los hinchas van a recordar. Este sábado dirigirá su último partido al frente del Cartagena, club del que se despidió el viernes lagrimeando en la conferencia de prensa.
La tarea de Munúa en Nacional durante la temporada 2015/2016 dejó muchos aspectos positivos (también algunos negativos) y eso es lo que rescata ahora la actual comisión directiva tricolor, presidida por José Decurnex, para brindarle la posibilidad de una revancha.
Que haya sido el mánager general del club Iván Alonso, el que puso el nombre de Munúa sobre la mesa para reemplazar a Álvaro Gutiérrez, es todo un síntoma de madurez y de que Nacional está por encima de las rencillas personales.
Alonso y Munúa no terminaron en buenas relaciones cuando el técnico tomó a su cargo el plantel albo y decidió dejar afuera del equipo a Alonso que era capitán y figura. Pero que ahora éste haya dejado de lado aquella controversia y propuesto su nombre, habla de ambos.
“Iván fue quien puso su nombre (el de Munúa) en la mesa como primera opción. (En su momento) hubo diferencias de vestuario, lo hablé con Iván, lo hablamos con Gustavo y no hay nada del pasado que tengan que poner encima de la mesa ahora”, reconoció Decurnex el jueves a la salida de la reunión de comisión directiva que resolvió la contratación de Munúa.
Al cabo de la temporada 2014/2015 Munúa dejó el arco de Nacional y se puso el buzo de entrenador. Tanto en aquella oportunidad como en la actual el reemplazado es Álvaro Gutiérrez, quien se retira campeón. La diferencia es que en 2015 era la primera experiencia del entrenador que hizo el curso en España. Ahora vuelve con otro recorrido: dirigió en 2017 a Liga de Quito, en 2017/2018 a Deportivo Fabril -filial de Deportivo la Coruña- y desde 2018 estuvo en Cartagena, club que deja primero en la tabla de posiciones de la Segunda B española y clasificado a una nueva ronda de la Copa del Rey.
Nacional busca con la contratación de Munúa –firmará un contrato por dos años, hasta el final del actual mandato- lo que intentó con Eduardo Domínguez al principio del año y que no pudo concretar porque los resultados mandan más que los proyectos y el argentino tuvo que irse después del noveno partido. Un técnico moderno, que se identifique con un sistema de juego y que priorice a los juveniles del club. Así lo explicó el presidente el jueves: “Buscamos lo mismo que buscamos este año, afianzar el mundo de formativas de Nacional, tener un plantel basado en un equipo joven, formado en el club y que sea la base fundacional para futuras ventas. Los candidatos con los que hablamos tienen ese perfil, conocen el club y están de acuerdo en nuestro plan estratégico y deportivo, que es tener tres o cuatro referentes en cancha y el resto jóvenes”.
En definitiva, Decurnex demanda ese plus europeo, con un equipo dinámico, intenso y protagonista que Munúa intentó darle al equipo desde el miércoles 1° de julio de 2015, el primer día que trabajó en Los Céspedes como director técnico. En aquel primer entrenamiento abundaron frases como: "¡Muchachos, vamos a trabajar con intensidad!", "¡buen pase, buena, eso es lo que estamos buscando!", “intentamos darle circulación al balón y si nos presionan, cambiamos de frente”.
“Tengo en mente poder implementar la metodología europea, pero hablar se puede hablar mucho, lo que quiero es trabajar y que se refleje en los partidos. Me gustaría un equipo protagonista, dinámico”, dijo Munúa en 2015 cuando fue presentado en la sede de 8 de Octubre. Y en el primer partido, un amistoso contra Estudiantes de La Plata en Paysandú, ya se notó esa intención: salida con pelota jugada desde el golero, la búsqueda de los extremos y la dinámica que pregonaba. En aquella oportunidad utilizó el sistema 4-2-3-1, que era el mismo que había dejado Gutiérrez como sello ganador.
Un guión que también tiene sus riesgos y aún se recuerdan los “¡ay!” del público en el Gran Parque Central cuando Esteban Conde salía jugando con Gonzalo Porras y los rivales corrían en bandada a presionarlo. Más de una vez perdió Nacional la pelota en las cercanías del área.
Con Munúa DT llegaron a Nacional Esteban Conde y Luis Mejía. El Coco fue recomendado especialmente por el técnico para que ocupara el lugar que él dejaba en el arco y con el tiempo se constituyó en el capitán del equipo. Este año se marchó a Argentina, tras perder el puesto con el panameño. Mejía, en cambio, disputó apenas dos partidos oficiales durante aquella temporada. Ahora es el golero titular y una de las figuras de Nacional. Además de atajar con las manos tendrá que adaptarse a ser mucho más protagonista con los pies, de acuerdo al estilo del entrenador.
En el comienzo de la actividad el equipo de Munúa contó con la personalidad de Diego Polenta en el fondo –jugador que puede volver en 2020-; Santiago Romero que con Gutiérrez jugó en el lateral derecho regresó al mediocampo para ocupar el puesto que dejó Diego Arismendi y Rodrigo Amaral fue el 10 en lugar de Gastón Pereiro que había sido transferido.
Munúa fue el entrenador que hizo debutar en Primera a Amaral. Lo ascendió desde el primer día. Le transmitió confianza y apostó por él. Empezó el semestre de 2014 como suplente, pero a partir de la sexta fecha del Apertura le dio la titularidad y lo mantuvo hasta el final del torneo aunque había aumentado varios kilos. En 2015 Amaral regresó a Tercera división y volvió a jugar unos pocos minutos en mayo, aunque continuaba con el sobrepeso. Ahora, Munúa encontrará a un Amaral totalmente diferente: recuperado de una lesión, en su peso ideal, maduro y habiendo alcanzado un excelente rendimiento en el momento de la lesión.
La apuesta a las divisiones juveniles es la prioridad de la actual directiva. En aquel momento debutaron siete jugadores de la cantera: Amaral, Leandro Otormín, Damián Eroza, Mathías Olivera, Felipe Carballo, Alejandro Cavanna y Marcio Benítez. Salvo Amaral –este año- y Carballo, los demás no tuvieron un gran destaque en Nacional. Olivera, que pudo haberlo tenido, tomó la decisión junto a su representante Daniel Fonseca de irse del club.
Durante la estancia de Munúa como entrenador albo hubo momentos de fuerte crítica. Cuando cambió todo el equipo –solo permaneció Alfonso Espino- para enfrentar a Plaza Colonia en el Clausura entre dos partidos de Copa Libertadores y perdió 2-0; el cierre del Clausura 2016 con tres derrotas seguidas por 2-0 frente a Danubio, Rentistas y Liverpool, y la contratación de jugadores que rindieron poco, como por ejemplo el brasileño Leo Gamalho que llegó para reemplazar la baja de Iván Alonso y marcó apenas dos goles.
Positiva fue la campaña en la Copa Libertadores. Nacional alcanzó los cuartos de final y fue eliminado por Boca Juniors en La Bombonera mediante tiros penales. En ese partido no pudo contar en su esplendor con Nicolás López que tenía una lesión en la rodilla, ni con Kevin Ramírez –desgarrado- uno de los jugadores que llegaron ese año y que Munúa adaptó a la banda izquierda con buen rendimiento, después de un año jugando como punta en Wanderers.
En total Munúa dirigió a Nacional durante 44 partidos oficiales, de los que ganó 20, empató 14 y perdió 10. Obtuvo el 56% de los puntos en disputa. En el rubro clásicos no perdió: ganó un amistoso de verano por 3-1 y empató los tres restantes, otro de verano 1-1, por el Apertura 1-1 y por el Clausura 2-2, el día que Marcel Novick marcó un gol de nuca en el minuto 94. En 2020 tendrá una segunda oportunidad en el club que lo vio nacer, como futbolista y como entrenador.
