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Drogas sintéticas en fiestas de Punta del Este: la dificultad de la policía para controlar y el "mensaje confuso" de ofrecer agua
El jefe de Policía de Maldonado, Julio Pioli, tiene una visión crítica sobre la dinámica de las grandes fiestas en los balnearios como Punta del Este, La Barra o El Chorro, donde el consumo de drogas sintéticas es un clásico asumido por las autoridades. Allí, las autoridades de la Junta Nacional de Drogas han intentado desde hace varios años incentivar la oferta de agua para evitar –o mitigar– las intoxicaciones.
En entrevista con El Observador, al ser consultado sobre cómo ve la situación con respecto a esas sustancias en los eventos que marcan la temporada, cuestionó: “¿Ahí donde están pidiendo que vendan más agua así consumen tranquilos? Es un mensaje confuso. No queremos que haya tráfico pero les decimos que vendan agua mineral así pueden consumir con seguridad", ironizó.
Ante la repregunta de a qué se refería y si estaba insinuando que había que cortar la venta de agua en esos bailes, Pioli se limitó a decir que era una "opinión personal" y que no haría más declaraciones al respecto.
Pese a que en las fiestas el consumo de cristales MDMA, LSD y otras sustancias es una realidad, la policía tiene pocas potestades para cortar con la comercialización en el sitio. Parte de eso responde a que un funcionario policial no puede establecer el límite entre qué persona llevó pastillas para su propio consumo y cuál puede estar vendiendo en el entorno.
La incautación sí se hace posible a nivel del proveedor –o al ingreso al país, por ser productos elaborados a menudo en laboratorios de otros países–. Un ejemplo en Maldonado tuvo lugar con la llamada Operación Arpa, cuando a raíz de un homicidio en La Capuera en la noche del 7 de mayo, la policía incautó en una casa 2.486 sellos de LSD, 8.820 kilogramos de cocaína, 63 gramos de cristales MDMA y 567 gramos de cogollo de marihuana.
La necesidad del agua para compensar los efectos de las drogas y el precio al que se vende en los bailes es un tema de larga data que no escapa a las administraciones. Este martes, por ejemplo, la fiesta Music On en Punta del Este comercializaba las botellas a $ 400, según confirmó El Observador con sus asistentes.
Meses atrás, el titular de la Junta Nacional de Drogas, Daniel Radío, anunció que el organismo llevaría al Congreso de Intendentes un protocolo claro para que las intendencias exigieran a los organizadores la incorporación de "carpas de achique", que refiere a zonas libres de venta y consumo, con primeros auxilios e identificación de intoxicaciones y puestos de hidratación gratuita, entre otros.
"Tiene que ser obligatorio que haya agua para todos y no solamente botellas que se venden a $ 400”, volvió a insistir Radío a finales de diciembre en diálogo con El País, después de la batalla campal en el baile La China, en Montevideo, y a semanas de la muerte de un hombre de 28 años por el consumo de una pastilla de éxtasis con diseño de EA Sports.
En 2018 después de la muerte por sobredosis de una joven de 22 años en una fiesta en el country de Atlántida, el entonces titular de la JND, Diego Olivera, reconoció que pese a los protocolos “no existe la obligación explícita de acceso gratuito a agua potable”. El jerarca frenteamplista ya entonces lo anunciaba como medida a incluir en un proyecto de ley tratado por la Comisión de Salud de la Cámara de Representantes.
Antes de eso, en abril 2016, la muerte de ocho jóvenes –uno de ellos uruguayo– por “policonsumo de drogas” en la fiesta Time Warp en Argentina desató la polémica y llevó a los organizadores del evento a los juzgados. En ese entonces la defensa ponía el foco en que la responsabilidad debía recaer en el narcotráfico.
Las diferencias de las bocas de drogas en Maldonado respecto a Montevideo
El jefe de Policía de Maldonado destacó que año a año han ido aumentando la cantidad de personas imputadas y condenadas por tráfico de drogas.
“Maldonado no escapa a la realidad urbana del Uruguay”, dijo Pioli a El Observador respecto al consumo de pasta base en los barrios. Sin embargo, el jerarca policial marcó diferencias entre las bocas de drogas fernandinas y las de Montevideo, dado que la capital “tiene otra realidad arquitectónica y urbana” que la jurisdicción que él tiene a cargo.
“En determinados barrios de la ciudad de Montevideo tenés muchas fincas abandonadas, donde a veces es más fácil actuar”, sostuvo. “La conformación de la ciudad es diferente en Maldonado, es mucho más residencial, tenés a los hijos que edifican en el fondo, los primos enfrente, hay barrios que se han construido así. Siempre queda alguien en la casa”, analizó.
“No es como en Montevideo, que se muere un propietario sin herederos, el edificio queda sin nadie, se meten cuatro o cinco y se transforma en una boca cuando deciden vender. Se quedan sin luz, se quedan sin agua, ahora hay un decreto que habilita a Bomberos a decretar inhabitable a la vivienda. Ese tipo de situaciones en Maldonado son muy escasas, porque generalmente el tipo de construcción es familiar”, afirmó Pioli, designado durante la administración de Jorge Larrañaga y con quien era cercano.
“Acá siempre queda alguien. Queda una mujer, el hijo, el primo que vive al lado. Y desalojarlo para la calle... hay que darle una vivienda. Y el Mides (Ministerio de Desarrollo Social) de acá es una de las instituciones que la va corriendo desde atrás”, concluyó.
