El cabo que iba a ascender a sargento pero cayó en un forcejeo con un delincuente

Antes de estar en la Dirección de Investigaciones y en la Unidad de Respuesta Policial de Artigas (URPA), prestó servicios en la Seccional 9ª de Montevideo.

Sin embargo, el apego a su familia lo llevó a pedir un traslado hacia Artigas, donde trabajó hasta la madrugada de este jueves mientras patrullaba en el barrio Rampla. Lo hacía con su compañera Cristina, quien quedó en shock luego del crimen y debió ser atendida.

“Cristina está conmocionada”, dijeron compañeros de ambos. Ella pedía apoyo de forma desesperada mediante la radio policial mientras Pablo forcejeaba con el delincuente, próximo a las 2:30 horas. Habían recibido una llamada de que había una persona presuntamente armada. Y así fue.

Leonardo González, delegado del sindicato policial de Artigas (Sifpom), afirmó que la última vez que lo vio fue hace una semana. Si bien vivían en el mismo barrio, no se veían desde que su compañero pasó a la Dirección de Investigaciones, donde trabajó sus últimos cuatro meses de vida. Lo recuerda como un hombre “dedicado al trabajo, siempre pendiente y dispuesto”.

No pudo estar presente en su sepelio porque estaba de guardia en la URPA, donde García trabajaba junto a otras 40 personas. Allí cumplía ocho horas sin horarios fijos, pero eso no le molestaba porque “hacía lo que amaba” y era una “vocación” para él ser policía, según dijeron sus allegados. "Lo llevaba con orgullo", dijo otra de sus compañeras.

Sus familiares y amigos pasaron todo el jueves en el sepelio que terminó este jueves, a la hora 22, y luego trasladaron sus restos a Rivera, donde sería cremado.  

Previo al sepelio, la Policía Nacional rindió homenaje en la plaza de Armas de la ciudad y la ceremonia fue encabezada por el jefe de Policía del departamento, Adolgo Cuello, y el director nacional de Educación Policial, Washington Curbelo, quien dijo que García es el nuevo “ángel azul” que “pasó a integrar la patrulla celestial”.

El grupo de WhatsApp

El cabo García se despertaba y le deseaba un buen día a la “Barra del curso”, el grupo de WhatsApp que compartía con los compañeros del curso de pasaje de grado y con algunos otros policías que se fueron sumando por trabajar juntos en la jefatura.

Era “el chistoso del grupo”, dijo una de las compañeras que pidió no ser identificada. Agregó que solía enviar fotos desde el gimnasio o cuando tomaba mate en su casa (ver foto principal). También publicaba con frecuencia fotos de sus actividades en las redes sociales.

González vivía solo en el barrio Zorrilla de Artigas, porque su hijo –que cumpliría 15 años este mes– vive con su madre. Sus compañeros destacaron que era un padre presente, siempre estaba pendiente de su hijo y se comunicaba diariamente con él. “Por más que estaba separado de la mujer, con el hijo siempre estaba”, dijo otro policía que compartió varios meses de trabajo con el cabo.

Su hijo y su compañera recibirán apoyo psicológico que será proporcionado por el sindicato policial, informó Quevedo.

Sepelio con protocolo

Los amigos y compañeros de García vistieron, este jueves, el uniforme con orgullo. Ingresaron a la sala velatoria en grupos de seis y siete personas, cumpliendo con el protocolo debido a la pandemia del coronavirus.

Afuera, los otros 50 a 60 policías le rendían homenaje en silencio y también un grupo de vecinos que se acercó a la sala velatoria.

Cuello y Curbelo saludaron a cada efectivo con un choque de puños y con la venia policial.