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El chancho les gana: ¿por qué hay cada vez más productores?

Mientras desaparecen tambos y granjas, cada vez hay más productores de cerdos en Uruguay
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24 de agosto de 2019 a las 09:49

Los productores de cerdos van a contramano. En un país con menos tamberos, menos granjeros y menos en otros rubros, cada vez son más. Ellos dicen que “el chancho está despegando”, pero para potenciar su progreso necesitan que la gente pueda distinguir en los comercios la carne porcina fresca nacional y, dadas sus ventajas en calidad y sabor, priorizar su compra a la que ingresa congelada desde Brasil.

En 2004 se creó la Asociación Uruguaya de Productores de Cerdos (AUPC) y en 2012 nació la Cooperativa Agraria Limitada Uruguaya de Productores de Cerdos (Caluprocerd), el brazo comercial de la asociación, que por estatutos ella no puede realizar esa gestión.

En 15 años se pasó de 150 a 382 productores, están en 14 departamentos, sobre todo concentrados en Canelones y esos son casi todos los activos en el país, hay muy poquitos sin integrar y una meta es vincularlos. Y entre los objetivos está lograr que en el norte haya algún engordador, como hay en Rocha por ejemplo, presencia clave para que entorno a ellos sean viables los productores de lechones.

Desde 2004 se promovieron emprendimientos para elevar la cantidad y calidad de la producción, con una doble misión: instaurar una mejor calidad de vida para los productores y sus familias y abastecer al mercado con un alimento nutritivo, rico y sano.

Ese concepto fue trasladado a El Observador en el criadero del presidente de la AUPC y de la cooperativa, Fernando Andrade –sobre la ruta 7, en San Jacinto, en Canelones–, quien interrumpió sus labores de alimentación a lechones, cerdos en engorde, madres y reproductores para charlar sobre el Uruguay chanchero.

 

 

Carne para presos y la tropa

Hay cooperativistas que solo crían y derivan sus lechones a alguno de los que hacen todo el ciclo y engordan lo propio y lo ajeno. El producto final, cerdos de 100 kilos, se destina a tres industrias que trabajan a façon para la cooperativa. “Faenamos en La Constancia, despostamos y congelamos en Camposur y en Gerascoff se procesa una línea de diferenciados (chorizo artesanal, morcillas y queso de cerdo, por ejemplo), apostando al valor agregado en carnes con el plus sobre lo importado de no haberse logrado con uso de antibióticos ni promotores de crecimiento”, mencionó.

En el marco de un convenio, Caluprocerd vende 45 toneladas al Ministerio del Interior que utiliza ese alimento en las cárceles. Y licitación mediante, coloca 60 toneladas por semestre al Ministerio de Defensa, que las utiliza para alimentar a la tropa. Además, por semana se destinan unas 3,5 toneladas a la industria.

“En la última licitación del Ministerio de Defensa fuimos competitivos para vender cuarto trasero y paleta, pero porque no se importa, si eso se importa quedamos fuera del mercado, como pasó con la bondiola donde perdimos la licitación porque no nos dieron los números. Entra a $ 110 el kilo y yo para cubrir los costos (genética, mano de obra, insumos como medicamentos, impuestos, infraestructuras, raciones, transporte y otros) debo vender a $ 188”, detalló.

Porteras adentro, no todos logran una rentabilidad en un mercado donde se consume más carne de cerdo, pero donde ese crecimiento lo explica básicamente la mayor cantidad de carne congelada que ingresa principalmente desde Brasil. Y de esa realidad lo único positivo, sostienen, es que eso sucede a un precio bajo que propicia un mayor consumo.

Los productores locales se sienten en desventaja. Dicen que en Brasil el gobierno estimula la producción ayudando a los productores en la compra de granos, para obras de infraestructura productiva y hasta con un subsidio por kilo de carne que se faena.

Y denuncian la competencia desleal de operadores en el mercado que importan carne de cerdo congelada y la venden como fresca, algo no permitido, “pero pasa”, afirmó. Asimismo, detalló que del total del consumo local el 80% es esa carne brasileña “y con eso hay que convivir, no lo podemos frenar, porque hay que venderle a ellos arroz y lácteos, por ejemplo”.

 

 

Chanchos “pichicateados”

Anadrade destacó la bondiola uruguaya, por cómo se produce y por su sabor. “No hay riesgos con la del exterior, pero ellos usan hormonas, cuando llega a 80 kilos pichicatean al chancho. Nuestro sistema productivo es más sano”, enfatizó.

Como se indicó, no se oponen a la importación, la entienden necesaria porque la producción nacional no da para abastecer la demanda interna, “pero pedimos que se controle que lo que entre se venda congelado y no fresco”.

También anhelan regular que los chacineros les compren un 3% o 5% del total de lo que necesitan, “para proteger al productor local”.

El productor recibe $ 54 por kilo en pie, cuando el costo productivo se acerca mucho a eso 

($ 28 son solo de ración). El margen es muy apretado. La ganancia es $ 500 por un animal que demandó mucho trabajo alistarlo para enviarlo a la industria y eso se consigue si se hacen las cosas con mucha eficiencia, por ejemplo avanzando hacia que cada madre tenga 2,5 pariciones al año, es decir 24 lechones, cuando el promedio hoy no llega a 20.

Uno de los motivos para que la carne fresca nacional sea de mejor sabor es que si bien se mantiene en la alimentación el uso controlado de subproductos de la industria alimenticia (pan, por ejemplo), creció el uso de ración balanceada –es el 50% del total–.

La cooperativa posee un molino con capacidad para elaborar 3.000 kilos por hora y que funciona dos días a la semana, en un gran galpón donde se hace el stock y están las oficinas, todo en un comodato por 20 años de ese local acordado con el Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca (MGAP). “Que el gobierno haya confiado en nosotros es un síntoma de que vamos por el buen camino”, puntualizó Andrade. El MGAP invirtió para acondicionar todo US$ 50 mil y los productores US$ 20 mil.

Allí dos integrantes del equipo técnico (Andrea González y Bariña Figueroa) formulan las raciones con base en maíz que se trae de Paraguay, soja que se le compra a ALUR y sorgo y trigo más un complejo vitamínico que se adquieren a una empresa local, pero está el objetivo de comprar todo nacional y en la chacra, a productores o cooperativas.

Para promover el uso de esa ración y homogeneizar la calidad de la carne, hace un año y medio se dio otro paso clave: se paga según la calidad de lo producido, con base en una tabla de precios.

Y a propósito de técnicos, a los mencionados se les añaden Karina Cabrera como veterinaria y Florentino Barboza y William Martínez recorriendo los predios. El costo de esos técnicos se cubre en un 50% con aportes de los productores y otro 50% con aportes de la cooperativa.

 

 

Se puede vivir del chancho

Andrade indicó que los productores son pequeños, de escala familiar, con 10 a 50 madres. La mayoría es dueño de sus predios, pero hay arrendatarios. Y son poquitos los que solo se dedican al cerdo. La mayoría lo tienen como rubro complementario y hay de todo: Andrade, con 28 años criando chanchos, trabaja en el Codicen y hay gente de otros rubros del agro, mecánicos, docentes, comerciantes, asalariados rurales y oficinistas, por ejemplo. 

“Se puede vivir del chancho solo si se trabaja con esfuerzo y eficiencia, con buena genética y buena ración, afinando el lápiz”, dijo Andrade. Arrancar de cero no es fácil, admitió, porque la inversión no es menor, “pero de a poquito muchos pudieron y a la vez los que ya estaban casi todos duplicaron la cantidad de madres”.

 

 

Crece el consumo 
La de cerdo es la carne más consumida en el mundo. En Uruguay hace 10 años el consumo per cápita anual estaba en 7 kilos y en 2018 ya fueron 18,3 kilos, lejos del consumo de la vacuna (59,2 kilos), cada vez más cerca de la aviar (20,4 kilos) y muy por encima de la ovina (3 kilos), según el Instituto Nacional de Carnes (INAC). En ese marco, Fernando Andrade destacó que se trabaja con el INAC para que el consumidor “elija comer algo fresco, natural, como nuestras bondiolas”, para lo cual es clave que en el comercio esté identificada la carne nacional. Y eso, lamentó, “pasa solo en algunos comercios”.

 

 

En la Expo Prado 

Los directivos de la AUPC y de Caluprocerd anhelan crecer no solo dentro de los predios. Por eso se presentan en cada Expo Melilla y Expo Prado (estarán en la que comenzará el 4 de setiembre) para que la gente “valore la sacrificada tarea del productor y que se sume al consumo para ayudarnos”, dijo Fernando Andrade. Y mencionó otras dos herramientas: el portal aupcerdo.com y “El evento de la carne de cerdo”, una gran feria temática anual que se hará en noviembre en el complejo turístico La Higuera (km 57 de la ruta 11), un espacio de camaradería, con diversas actividades, “otra plataforma para hacernos conocer”, mencionó.

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