Ajuste y tijera en 2020
La modificación que está más fresca data de marzo de 2020, cuando apenas comenzaba la gestión del presidente Luis Lacalle Pou. Por ese entonces, en una situación compleja para las finanzas públicas con el déficit fiscal orillando el 5%, el gobierno anunció un ajuste de tarifas públicas, un plan de ahorro en el Estado por US$ 900 millones, y el aumento de IVA para las compras con tarjetas de débito. Así para este último instrumento el descuento de IVA pasó de cuatro a dos puntos.
Por ese entonces la ministra de Economía y Finanzas, Azucena Arbeleche, argumentó que en su momento –durante los dos últimos gobiernos del Frente Amplio– hubo una renuncia fiscal para incentivar el uso de ese medio de pago, que finalmente se expandió de manera significativa. Cumplido ese objetivo, se consideró que no era necesario seguir contando con ese incentivo, y los recursos resignados (unos US$ 45 millones) se podía reasignar en otras áreas. También economistas privados se habían expresado en esa dirección.
Clases “medias” y “altas”
Esta semana el presidente Luis Lacalle Pou volvió a defender la medida adoptada en 2020, y por primera vez utilizó números de manera pública para hacerlo. Su argumento principal fue que ese medio de pago era usado principalmente por clases “medias altas” y “altas”.
“Cuando uno ve quién utiliza la tarjeta de débito y quién es el mayor beneficiario, son las clases altas, medias altas o altas. Cuando tú te fijas en alimentación, en productos de limpieza, ¿sabes cuánto lo utiliza el quintil más bajo? Un 3,81%, o un 4%. Si estamos hablando de justicia, de los que menos tienen, te puedo asegurar que ese 2% (descuento adicional), el que lo utilizaba era la gente que más tenía”, afirmó en una entrevista con Subrayado.
El argumento del presidente se basó en un documento elaborado por la Asesoría Tributaria del Ministerio de Economía y Finanzas (MEF) que aborda distintos aspectos del llamado “alivio tributario” conocido la semana pasada.
En un capítulo que aborda “el fin de la devolución de 2 puntos porcentuales de IVA por pago con tarjeta de débito”, se señala que esto no implicó “un aumento de impuestos, sino una reducción de gasto tributario, que se debe comprender como algo similar a un subsidio”.
Otra parte del texto al que accedió El Observador, dice que “es importante considerar que la penetración del uso de tarjetas de débito es muy profunda en la población con mayores ingresos, pero no así en los niveles más bajos. Por lo tanto, era un beneficio concentrado en los quintiles más altos”, se afirma.
En el documento se mencionan que si bien la puesta en marcha de la ley de Inclusión Financiera “fomentó la penetración” de los instrumentos de pago electrónicos a toda la población, “no ha logrado su generalización en los quintiles de menores ingresos”.
Los números del gobierno
El trabajo utiliza datos de la “última encuesta Financiera de Hogares del BCU", aunque no precisa la fecha, y afirma que “para los hogares pertenecientes al primer quintil de ingresos solo un 39% tiene alguna tarjeta de débito, prepaga o de dinero electrónico”.
En ese sentido y a modo de ejemplo, señala que si se analiza el uso mayoritario de tarjeta de débito para compras cotidianas, como alimentos, artículos de limpieza y tocador, vestimenta y calzados se observa que: en el primer quintil de ingresos la utilizan el 4,81% de los hogares relevados por la encuesta, en el segundo quintil el 9,41%, en el tercer quintil el 15,89%, en el cuarto 22,54%, y en el quinto 36,76%.
Con respecto al uso mayoritario de la tarjeta de débito para pagos mensuales como agua, luz, teléfono, salud y educación, en el primer quintil se da en el 3,15% y en el segundo quintil 8,96%. En los siguientes tres quintiles los porcentajes de uso son de 14,63%, 21,42% y 27,59%, según el documento. “Este beneficio es claramente aprovechado por los quintiles de mayores ingresos”, concluye.
¿Qué dice la ley?
La ley de Inclusión Financiera aprobada en 2014 contempla el descuento permanente de dos puntos de IVA para las ventas que se cobren con tarjetas de débito o instrumentos de dineros electrónicos que funcionan de manera similar al pago contado (tickets de alimentación o tarjetas prepagas).
Los otros dos puntos adicionales son una facultad del Poder Ejecutivo que se puede cambiar por decreto.
BCU
El subibaja
En 2014 durante el primer año de implementación de la ley el beneficio era de cuatro puntos, en 2015 pasó a tres puntos, y en 2016 bajó a dos puntos.
En enero de 2017 se volvió al descuento de cuatro puntos de IVA. Esa decisión se adoptó conjuntamente con el aumento de tasas en las franjas superiores del Impuesto a las Rentas de las Personas Físicas (IRPF), una de las primeras medidas del ajuste fiscal que debió tomar Danilo Astori al arranque de su segundo mandato como ministro de Economía y Finanzas. En marzo de 2020 el descuento retornó a dos puntos porcentuales que es lo hoy vigente.
Por su parte, la rebaja de IVA para las operaciones con tarjeta de crédito rigió hasta el 31 de julio de 2016. Actualmente no hay rebaja de IVA para los pagos con este instrumento, con excepción del régimen de descuento de 9 puntos de IVA en restaurantes que es previo a la ley de Inclusión Financiera.
IVA focalizado
El documento del Poder Ejecutivo añade que “se ha avanzado” en la implementación del IVA “focalizado”. En este sentido, explica que las personas beneficiarias de Asignaciones Familiares – Plan de Equidad, que cobran la asignación mediante la plataforma “Tuapp”, BPS prestaciones o “Tarjeta Uruguay Social” (TUS) y pagan sus compras mediante estos instrumentos, acceden al descuento total del IVA en compras de bienes y servicios. Asimismo, quienes utilizan la aplicación “Tuapp” tienen la opción de recargar hasta $ 2.000 mensuales, provenientes de sus ingresos personales, y también acceden a la devolución de IVA.
