La hinchada de Perú puso la fiesta. Pero la alegría fue uruguaya. Contradicciones futboleras, pero bien podría quedar así para la memoria el partido que este jueves disputaron Uruguay y Perú por la penúltima fecha para las Eliminatorias para el Mundial de Catar 2022.
La hinchada de Perú se presentó en el Estadio Centenario con un imponente clima festivo.
Llevaron bombos, banderas, vientos, globos de color rojo y blanco y mucha camiseta número 9 de Paolo Guerrero, a pesar de que brilló por su ausencia en Montevideo.
Se apostaron en la América contra la Colombes y no pararon de cantar durante toda la previa y el partido, incljuso luego de que el gol de Giorgian De Arrascaeta les cayó encima como un piano de noveno piso.
Dos horas antes del partido un grupo grande llegó en malón bajando por Avenida Italia y cortando el cruce con Albo bajo el bocinazo de varios conductores.
En las afueras del Centenario se entremezclaron con los uruguayos en un clima totalmente ajeno a las hostilidades que predominan en el ámbito local del fútból uruguayo.
Un hincha blandió en un mástil la bandera de los dos países cuando la selección uruguaya llegó en dos ómnibus pasada la hora 19.00.
No hubo vallados para separar hinchadas ni policías para custodiar hinchas de posibles agresiones.
Todo transcurrió bajo un clima de fraternidad. Sin agravios, sin pedradas, sin insultos, sin golpes. Porque es posible -y así debe ser- vivir el fútbol de esta manera.
Una larga fila tuvieron que hacer los hinchas peruanos para entrar por la puerta 24 de la tribuna América, mismo punto de ingreso de la prensa acreditada.
A los gritos, un funcionario les iba indicando "documento y entrada en mano" y los hacía pasar de a tramos de diez hinchas.
En determinado momento se generó un hecho de tensión. Un hincha rebotó pot tener una entrada falsa y fue retirado por los encargados de seguridad. El hombre agachó la cabeza y se fue sin decir ni mu,
Ya puertas adentro Perú fue dueño de la fiesta.
Y eso que en la previa el Gran Gustaf y DJ Vala le metieron onda. La DJ paseó al público por todos los ritmos musicales posibles para hacer entrar a la gente en calor.
Pero andá a hacer bailar al uruguayo. El uruguayo no te baila. Es frío por naturaleza, apático, por no decir aburrido. ¿Baile? ¿Qué es el baile? Es un lugar donde se apoya el codo en una tabla de madera llamada barra mientras al lado pasan música fuerte.
La ola y prender los celulares para una versión remixada de Lloviendo estrellas de Cristian Castro te la llevo, pero una vez que Anderson Daronco pitó, aquella mole de cemento y carne se enmudeció como por acto de magia.
Ni un "soy celeste", ni un tímido "Uruguay, Uruguay". Aquello fue como encontrarte de frente con la que te gusta y que las palabras se te atraganten en un torpe balbuceo.
Perú mientras tocó el bombo, cantó, sacudió los globos y se hizo locatario. Con cantitos más del Río de La Plata que carnavalitos. Con ritmo futbolero.
Para colmo de males, el equipo uruguayo transmitía poco de adentro para afuera.
Rochet se llevó todas las palmas con dos atajadones iniciales. Facundo Pellistri, Valverde y Mathías Olivera fueron los que más contagiaron cuando pisaron campo rival.
Pero hasta el inesperado gol de Giorgian de Arrascaeta, Perú mandó en la tribuna.
El gol fue una explosión en las tribunas que luego, rápida y ordenadamente, volvió a los suyo: el silencio. Que cante Perú, que total el gol lo festejamos nosotros. Y ni te digo la clasificaciòn a un Mundial...
Inicio de sesión
¿Todavía no tenés cuenta? Registrate ahora.
Para continuar con tu compra,
es necesario loguearse.
o iniciá sesión con tu cuenta de:
Disfrutá El Observador. Accedé a noticias desde cualquier dispositivo y recibí titulares por e-mail según los intereses que elijas.
Crear Cuenta
¿Ya tenés una cuenta? Iniciá sesión.
Gracias por registrarte.
Nombre
Contenido exclusivo de
Sé parte, pasá de informarte a formar tu opinión.
Si ya sos suscriptor Member, iniciá sesión acá