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El empuje de pequeños productores que ayuda a que el rubro ovino siga vivo
La expansión de la Asociación Nacional de Pequeños Criadores Ovinos (ANPCO) es una buena noticia en un sector tradicional de la agropecuaria nacional, afectado por las dificultades para comercializar la lana, lo que junto a otros factores –sobre todo los ataques de perros a las majadas– determinó un ajuste en el stock que cayó 4,6% y quedó en 5,85 millones.
Luis Piccone, directivo de la asociación y productor en Las Brujas, Canelones, explicó a El Observador que esa asociación, creada en 2019, la integran más de 350 socios de todo el país, pero sobre todo del sur, Canelones, Florida y Lavalleja, departamentos donde se desarrolla un proyecto junto con el Movimiento de la Juventud Agraria (MJA) clave para que ANPCO crezca.
Aproximadamente la mitad de los socios no eran productores de ovinos hasta que se integraron. En general los productores integrados suelen tener de 30 a 80 ovinos, en una asociación abierta a que se integren productores de majadas mayores: “Necesitamos de todos para dar y para recibir”, mencionó.
Los productores de esta asociación son además granjeros o tamberos, o tienen vacunos, “y la oveja es ideal para diversificar en predios chicos y sumarle un ingreso fundamental a esos otros rubros”.
Sobre el mencionado proyecto, durante dos años transcurrió con el respaldo de la Agencia Nacional de Desarrollo (ANDE) “y permitió invertir en técnicos, agrónomos y veterinarios, para asistencia gratuita a los socios”.
Se dispone de un campo de 550 hectáreas en San Gabriel, Florida, manejado junto con la Asociación Rural de Reboledo. Con su producción se paga la renta y hay una majada cooperaria que es la base para un aporte social fundamental (además de las visitas técnicas que se hacen): los fondos rotarios, un aporte genético, con animales, a nuevos socios de ANPCO.
ANPCO tiene socios que utilizan distintas razas y cruzas, pero es muy fuerte el uso de la raza Frisona Milchschaf, introducida al país por el Instituto Nacional de Investigación Agropecuaria (INIA), que no tiene una sociedad de criadores propia, pero es la raza con la cual se iniciaron los fondos rotatorios y según destacó Piccone la que mejor se adapta a pequeños predios de productores por su versatilidad.
Recientemente se firmó un convenio entre el Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca (MGAP), MJA y ANPCO, del que se informa más adelante, que se añade a otros.
Uno de alto valor se firmó en la Expo Melilla, con el Movimiento de Erradicación de la Vivienda Insalubre Rural (Mevir), con el objetivo de obtener del MGAP y de Mevir fondos para construcción de pequeños tambos, con un aporte mínimo del productor, para producir leche ovina para quesos.
“Hay mucha gente ávida por fondos rotatorios, para aprovechar convenios, asistencias técnicas, por sumar al ovino y eso en estos momentos es muy valioso”, mencionó Piccone, destacando que el fondo rotario, la entrega de animales inicial, no es a quien ya tiene una majada, es a quienes desean ingresar al rubro, para lo cual hay un detallado estudio de cada propuesta para que el fondo llegue a quien realmente lo valore y aproveche del modo adecuado.
Firma de convenio
A propósito del convenio entre MGAP, MJA y ANPCO, el objetivo es promover el apoyo de jóvenes vinculados al MJA al egresar de dicha organización, aportar para la mejora de la producción ovina que desarrollan y que puedan incorporarse a ANPCO.
Los apoyos serán efectivizados desde el MGAP a través de la Dirección General de Desarrollo Rural (DGDR), para financiar el Encuentro de la Frisona Milchschaf en Castellanos, Canelones.
Carlos Rydström, director de Desarrollo Rural, dijo: “Estamos ante un convenio que se respalda en el MJA, con tantos años de experiencia y trabajo a la hora de ser un receptor de las necesidades en territorio, a la vez de ser un canal para la ejecución del aterrizaje de las políticas públicas”.
Destacó que ANPCO tiene un público objetivo similar a la DGDR que los emparenta, los pequeños productores, en este caso que desarrollan este rubro.
“El ovino ha demostrado ser una fuente de oportunidad para lograr competitividad, rentabilidad, prosperidad en la calidad de vida, de familias que a lo largo del tiempo persisten en la ruralidad (…) de la mano del ovino intentan apostar a vivir de y en el campo”, reflexionó.
Destacó que con el convenio se logran dos cosas, una de ellas apoyar el encuentro de la raza ovina Frisona Milchschaf en Castellanos, en una zona afectada por los cambios de la ruralidad y que ha encontrado este rubro para desarrollarse, de la mano de técnicos visionarios que lo fomentan, el segundo encuentro se realizará el 2 y 3 de diciembre próximo y vaticinó “será tan o más exitoso que el anterior, que fomenta una raza, pero también una cultura y un estilo de vida”.
Además, se logra apoyar y fortalecer a ANPCO y a otras instituciones que están hace más tiempo en el medio, como MJA, que tienden puentes para acercar las políticas públicas a los lugares y las personas que están más alejadas en el medio rural.
Andrés Ganzábal, presidente de ANPCO, dijo que la asociación está cumpliendo cinco años y que el acto de la firma del convenio “es una buena oportunidad para celebrar el vínculo con el MJA, que lo hemos tenido desde nuestro nacimiento, y también con el ministerio, con la DGDR, que han sido las instituciones que más nos han apoyado”.
Destacó el rol de los extensionistas del MJA que llegan al ruralismo tradicional y profundo, al que el gobierno y las instituciones muchas veces no llegan, y que han recibido apoyo financiero de instituciones para proyectos de desarrollo en Florida, Canelones y Lavalleja.
Comentó, además, que se pretende seguir con esos proyectos teniendo el mayor apoyo de otras instituciones, con el interés de seguir creciendo, y afirmó que “Uruguay es y seguirá siendo un país agropecuario, y para serlo se sustenta en tres pilares que son la tierra, en el clima que no siempre es favorable y principalmente en el trabajador rural”.
Oscar García, del MJA, adhirió al reconocimiento de la larga trayectoria de apoyos que desde el MGAP y la DGDR se han recibido desde estas instituciones para solventar proyectos productivos vinculados a la familia rural y su desarrollo.
Contó que “la experiencia ovina en el MJA arrancó hace unos años como pequeña introducción, como complemento productivo, hoy es una realidad que es ser parte de este proyecto en tres departamentos, y la intención de crecer a más departamentos… este rubro hoy está en manos de pequeñas familias que les permite están llevando adelante una actividad y mantenerse en el medio rural, están produciendo alimentos para todo el país y parte del mundo”.
