El precio del biodiésel se ubicó en US$ 1.500 por metro cúbico en agosto, lo que implicó un aumento del 14% respecto a igual mes del año pasado.

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El fin del biodiésel en el gasoil: qué menú baraja Ancap para no bajar la cortina a producción de ALUR

La exportación o producir otros aceites en sociedad con privados son algunas de las opciones que están sobre la mesa
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12 de octubre de 2021 a las 05:03

Si bien en un principio Cabildo Abierto planteó reparos en acompañar un artículo de la Rendición de Cuentas que elimina la obligatoriedad de mezclar en un 5% cada litro de gasoil con biodiésel, ese cambio contará con los votos de la coalición en el Parlamento y ahora el Poder Ejecutivo se encuentra abocado en buscar alternativas que permitan mantener la producción de ese biocombustible u otros negocios a manos de ALUR, la subsidiaria de Ancap. 

El compromiso de las autoridades es que a partir del próximo 1º de enero Ancap no debería trasladar a la tarifa final del gasoil el sobrecosto de $ 1,5 por litro que implica la mezcla con el biodiésel que produce ALUR. Dependiendo de la solución que pueda encontrar el gobierno de aquí a fin de año, dependerá si Ancap está en condiciones de directamente eliminar la mezcla del biodiésel o de, por ejemplo, ir a un porcentaje de mezcla inferior (2%) desde enero próximo. 

De acuerdo a información de Ancap, el precio del biodiésel se ubicó en US$ 1.500 por metro cúbico en agosto, lo que implicó un aumento del 14% respecto a igual mes del año pasado. Esto se explica por el comportamiento alcista en los precios internacionales de las materias primas. 

Fuentes oficiales revelaron a El Observador que actualmente están en marcha dos negociaciones con privados atadas al negocio de exportación de biodiésel. Por un lado, ya hubo contactos e intercambios con un trader holandés que está interesado en vender toda la producción de biodiésel de ALUR al mercado de EEUU. “Incluso podría llegar a aumentar la propia producción de biodiésel”, reveló el informante. 

En paralelo, hay otra negociación con una multinacional -que está radicada en Uruguay- que tiene interés en llevar biodiésel uruguayo al mercado europeo, con la cual hay un pacto de confidencialidad. 

Esto porque en Europa la normativa sobre el uso de biocombustibles se volvió más exigente y ahora el foco es el uso de biocombustibles de segunda generación o materias primas de avanzada, es decir, no directamente con granos que pueden tener uso como alimento sino con desechos como el cebo vacuno, oleína o glicerina, que son subproductos de la elaboración de biodiésel. Esta alternativa comercial implicaría que ALUR deba continuar con la producción tradicional de biodiésel en base a granos (soja, canola), algo que ese privado no descartó. Además, esa empresa ve con buenos ojos la posibilidad de asociarse con ALUR directamente para la producción de biodiésel, para luego llevarse el producto de segunda generación con destino a Europa. 

Las fuentes del gobierno indicaron que el sindicato de ALUR está al tanto de todo este proceso que se está llevando a cabo para la planta industrial de Capurro. 

¿Bajar la cortina?

Una alternativa que también está en el menú es directamente bajar la cortina a la producción de biodiésel en ALUR, mandar -en un principio- a los 40 trabajadores que trabajan directamente a seguro de paro y luego ver dónde podrían reubicarse dentro de la estructura de Ancap. Sin embargo, hoy esa opción está un poco más relegada ya que se está apostando a que algunas de las opciones comerciales para colocar el biodiésel en el exterior tenga éxito. 

El cierre definitivo de la división biodiésel de ALUR implicaría pasar a pérdidas unos US$ 11,5 millones en el balance de esa subsidiaria, que es lo que resta amortizar aún de las inversiones a 20 años que se realizaron en esa unidad de negocio, explicaron las fuentes. Además, hay un contrato take or pay (hay que pagar aunque no se use la molienda ) de molienda vigente con Cousa (ver aparte) que también es un escollo. 

Las complejidades del contrato con Cousa 

El contrato de molienda que ALUR tiene con la aceitera Cousa está vigente hasta 2029, y debe notificar tres años antes (2026) que no lo seguiría utilizando. Las fuentes admitieron que la forma en cómo se estructuró ese contrato dejó en una posición de debilidad a la estatal uruguaya. 

El contrato establece el pago de casi US$ 10 millones por la molienda de 170 mil toneladas (base soja) a Cousa. En un régimen normal, la producción de ALUR alcanza un volumen que está entre las 150 mil y 155 mil toneladas, pero está habilitada la posibilidad de llegar a moler 260 mil toneladas anuales pagando un adicional variable en caso que surjan nuevos destinos para la exportación de biodiésel. 

En caso que ALUR deje de producir biodiésel, la empresa pretende aprovechar esa contrato de molienda para poder producir otros aceites con destino a la exportación, aunque Cousa tiene reparos sobre esa interpretación del contrato y argumenta que tiene que destinarse solamente a biodiésel. Los jerarcas del gobierno están analizando legalmente qué caminos se pueden tomar para aprovechar el acuerdo con Cousa. 
 

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